¡San Valentin!

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El castaño acariciaba la cabellera de su esposo, cerrando sus ojos delicadamente, sus dedos deslizándose con cariño y dulzura por las hebras de su cabello.

Los niños se encontraban dormidos sobre su pecho, mientras sus labios entreabiertos dejaban salir suspiros y muy suaves ronquidos.

Jeon vio enternecido a los niños, cuidadosamente besando la frente de los menores, encargandose de no despertarlos.

Su mirada se desplazó hacia el techo, se sentía tranquilo, mucho y esa tranquilidad cosquilleaba en su pecho, le sorprendía lo mucho que habían pasado para llegar ahí, las cosas que habían hecho el uno por el otro.

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-Anda Jimin- murmuró, sus manos acariciando sus abultadas mejillas, haciendo lo posible para no hacerlo llorar.

Falló, definitivamente falló

-Es que no puedo- murmuró, pasando las mangas de su sudadera por sus ojos, mismos que se habían llenado de lágrimas- Solo de ver la comida me da asco, me dan nauseas- la comida se veía deliciosa, pero su estómago se revolvía ante la simple idea de ingerirla.

-Entiendo, no pasa nada amor- enredó su brazo en su cintura, paseando su mano libre en su espalda, dejando que el menos llorara en su pecho, apoyando su mentón en su coronilla

Jungkook haría todo por él.

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¡Taehyung!- exclamó el castaño, tomando de los hombros al pelirrojo, quien se sobresaltó al igual que su pareja- ¡Necesito tu ayuda! ¡Quiero pedirle matrimonio a tu hermano!-

-Jungkook, ¿no crees que vas demasiado rápido?-  dijo apartando las manos del chico de su cuerpo

-Cariño, creo que Jeon ya ha esperado demasiado- murmuró Hoseok hacia su novio, quien dejó salir un pesado suspiro

Jimin era su hermano, el menor de la familia, siempre habían estado el uno para el otro.

Examinó una vez más al castaño antes de asentir, con sus ojos sobre los del mismo

- De acuerdo, pero solo tengo una condición para que te cases con él- 

El más joven suspiró aliviado, observando como el de rojo cabello cruzaba sus brazos

-Quiero que lo ayudes Jungkook, que esté en su peso ideal para su edad y estatura, si no lo logras no se casará contigo-


Había visto a su hermanito luchas con desordenes alimenticios desde la escuela, en la secundaria cayó de las escaleras, y había sido un accidente grave, la falta de fuerza y alimento habían sido un factor importante.

- Te ruego que lo ayudes Jungkook-


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La promesa ya estaba hecha 

 -Pero seré un poco exigente, para casarnos, tenemos una única condición- Tu traje blanco está listo, la única condición para casarnos es que logres llenarlo-

En los siguientes meses logró observar como las mejillas de su prometido se inflaban adorablemente, su piel se veía brillante con suaves tonos rosados adornandola, increíblemente suave, su cabello era nuevamente sedoso y ligero.

Pero Jungkook estaba enamorado de él, estaba enamorado de todo Jimin, lo amó desde antes de ser un chico de preciosa figura, antes de que sus mejillas se pintaran de rosa y sus piernas se curvearan ante la dieta y el ejercicio moderado

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Después de casi dos años había conseguido su objetivo, y el ahora castaño se encontraba esperando de pie en el altar al menor.


Las lágrimas ya abarcaban los ojos de algunos invitados

Y no fue hasta que las campanas de la iglesia sonaron, el menor entró con un hermoso traje blanco ajustandose a su cuerpo

Cualquier persona que lo viera diría que está hecho a su medida.

Caminó con la elegancia que solo él podía tener, con su brazo entrelazado con el de su ya viejo padre, quien solo sonreía suavemente.

Al llegar al altar, se alejó de su padre, tomando las manos de su pareja, mirandole a los ojos con una sonrisa, y el castaño pudo respirar con tranquilidad nuevamente.

El alivio desbordó su cuerpo, tanto que casi no nota cuando el hombre canoso lo llamó

-Jeon Jungkook, ¿Aceptas a Park Jimin como tu futuro esposo? Para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas- ambos se miraron a los ojos, y el castaño sonrió

-Acepto-

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-¿Ggukie?- escuchó a su esposo a lo lejos- ¿Qué pasa cielo?

Sin notarlo, había comenzado a llorar, los brazos del pelinegro se enredaron en su cuello, suavemente dejando un beso sobre sus labios

-Jiminnie- murmuró, avergonzado, con las mejillas sonrosadas, él no lloraba, casi nunca lo hacía- Gracias por aceptar un futuro conmigo-

El día pasó entre risas y besos entre ambos padres y los dos niños

Como siempre lo hacían

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Ahora si, después de algunos meses ya corregí esta historia, tengan en cuenta que yo no vuelvo a leer mis historias, me da mucha verguenza, pero en general, la historia está terminada, este especial fue escrito hace más de un año, de igual forma tomenlo como regalo de san valentín de este año JWJSJS

Muchas gracias

Our future!-. KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora