Capitulo 1 - Ingenua (borrador)

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"Que se podía hacer, lo que hacía es ilegal"

"Ella se lo merecía, después de lo que pasó, era mejor que lo dejara"

"Que pasará con sus hijos?

"Cómo se le ocurre semejante idiotez"

Esas eran siempre las palabras que Yahel escuchaba, que venían a su mente, que se sentían como una estaca afilada y astillada, hecha para no solo matar sino hacer sufrir. La hacían enojar, y más que enojar, la invadían de ira pura. Había tenido que aprender a mantenerse calmada. Había tenido que aprender a aguantar aquellas palabras. 

Aunque no siempre se consigue lo que uno necesita.

Era algo a lo que se tuvo que acostumbrar. Los suaves murmullos descarados de la gente. Invadiendo sus oídos, las palabras vacías que intentaban hacer de amabilidad. Comentarios hipócritas. Creando una pequeña fuente de energía dentro de su estómago. Enfriando a poco su cuerpo.

Odiaba los murmullos. Eran molestos y casi inaudibles. No se podian entender, creando ligera molestia en su cabeza.

Para Yahel Brume, era común irse, perder la noción del tiempo. Perder conciencia, irse al limbo. Habiendo varias formas de describirlo, es imposible usar un solo término. 

-Brume! -un llamado de atención. -Próxima y mando nota a casa. Y estira esa hoja, que la vas a necesitar.

Volteó a ver lo que llevaba en su mano. Lo había hecho de nuevo. Una hoja blanca, originalmente en buen estado. Y todo por esa sensación en su estómago. El papel estaba arrugado y escarchado. Como si el invierno hubiera decidido atacar únicamente aquella hoja.

Yahel aún recordaba la primera vez que hizo una canalización. Terrorífica, pero de cierta forma especial. Todo niño la consideraba especial. Y como olvidar aquel momento, su madre estaba ahí. Su querida madre, con esa cálida sonrisa, que derretiría cualquier cosa que fuera congelada por su mano. Cálida, creando una hermosa sensación de que todo estaba bien.

Estiró aquel papel e intento concentrarse en lo que decía el profesor. Observó cómo se balanceaba al explicar. Se movió a la izquierda. Aquella clara explicación se volvió un susurro imposible de entender. La luz que entraba en las ventanas se reflejaba demasiado fuerte en el pintaron como para que ella pudiera entender solo viendo al frente.

Cerro los ojos e intento concentrarse, tal vez si ponía la suficiente atención lograría escuchar al profesor. Tal vez. Sus pensamientos lentamente se fueron disipando, convirtiéndose en memorias fugaces. Su vista se mostraba fuera de lugar.

-Brume! - una mano fue azotada frente a Yahel, ella volvió su mirada hacia arriba. - canalizaciones están prohibidas, deja de jugar y pon atención.

El profesor sacó un brazalete de su enorme maletín. Tomo a Yahel de la muñeca y se lo puso. Un bloqueador.

-¿¡Porque!? -Yahel protestó. -¡No es como que este lastimando a nadie!

No siempre se consigue lo que uno necesita.

Yahel no tenía cara que perder, pues a pesar de su enorme control emocional, su canalización, y esa sensación en su estómago eran consideradas peor que cero ante la mayoría. No tenia cara que perder, pues la mayoría la conocía desde al menos la primaria y sabia su pequeña situación.

-¿¡Quieres que llame a tus padres!? -la voz del profesor retumbó en el salón, lo que causó que la atención se amontonara en la situación actual. Los murmullos que Yahel tanto odiaba regresaron inundando su oído derecho.  -Aun no controlas tus canalizaciones, es peligroso, Brume, tendré que llamar a tus padres.

A White BouquetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora