Capitulo 2 - Fragil (borrador)

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"Mañana iremos al doctor"

"La situación se ve bien, si continúas con el tratamiento así, no habrá necesidad de medidas mayores"

"Todo va a estar bien"

V ya lo había escuchado todo de los doctores. Cansancio era lo que más sentía, tener que ir cada dos semanas al hospital a recibir tratamiento, lo hacia sentir como una carga.

Se miró en el espejo y tocó su cuello, por donde pasaba la marca que definía su habilidad. La marca que al parecer era lo único que lo hacia sentir normal.

V medía mucho por naturaleza pues era alto; casi tan alto como Yahel, y tenía una complexión delgada, mantenía su cabello corto y solía usar mayormente suéteres, sus ojos eran dorados, haciendo de ello usual que muchos se le quedarán viendo, aunque, siempre se volteaba en cuanto V les miraba o sonreía.

Nadie sabía realmente que pasaba por su cabeza, nadie más que Yahel. Claro, la querida YahYah vivía con ellos. Se conocían como hermanos. 

–V... ViVi... todo va a estar bien, es solo un chequeo más, has seguido el tratamiento al pie de la letra. –Yahel no era tan buena como ellos tratando con las palabras, pero le gustaba intentar de vez en cuando, como un gesto para devolverle el favor. –Vivs... Te parece si después de el chequeo... Vamos por helado? Se lo mucho que te gusta!

Yahel lo abrazó por la espalda haciendo que perdiera el equilibrio, V extendió su mano y se detuvo con el tocador soltando una pequeña risa. Yahel le alborotó el cabello aunque no había mucho que despeinar.

Yahel por alguna razón era lo que lo aferraba a la tierra. Lo que lo mantenía en pie, pues era lo único que podía proteger, lo único que quería tanto como a sus padres. De no ser por su pequeña familia, y lo mucho que la amaba, el no aguantaría el peso que es cargar con su delicada situación.

Yahel lo sabía.

V tomó una de las muñecas de Yahel, y con una mirada triste, pasó sus pulgares por la marca de su habilidad, delineando las tristes cicatrices que parecía nunca se borrarían de la muñeca de la albina.

–Pero... No quiero ir al doctor...

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Las personas se movían de un lado a otro, esquivando la pelota mientras la albina y el de pelo corto se encontraban sentados en las gradas. V tenía prohibida la participación en clase de deportes, mientras que Yahel quedó en bancas por no ser elegida.

La profesora levantó la mano para llamarla, V le dió una mirada de aprobación. Yahel se acerca.

–Eli... Brume –la profesora parecía haberse interrumpido a si misma, pero Yahel sabía por qué. –en la siguiente ronda entras tú y sale Jinx. De acuerdo?

Yahel asintió, suspiró, y dejó salir un quejido.

Jinx... Persephone Jinx, era nueva, por lo que se sabía, Persephone se cambiaba seguido de escuela. Era de estatura promedio, con orejas puntiagudas cómo las de un duende, rastas de un tono morado azulado y unos ojos del mismo color pero rojizos. Usaba lentes, y su marca de canalización se encontraba en la parte trasera de su cuello. Nadie sabía realmente cuál era su canalización, o como funcionaba. Realmente ella era un misterio.

V acarició la espalda de Yahel y en lenguaje de señas le indicó que todo estaba bien.

"No quiero ir al doctor"

Esas palabras que V pronunció seguían resonando en la cabeza de Yahel. Las repasaba, una y otra vez, analizando el tono de V, la mirada con la cual lo dijo, la textura de su voz. Ella solo quería quedarse a su lado. Sabía cuál era el miedo de V. El lenguaje de señas indicaba que su miedo era casa vez mayor. Y la mirada que le dio era triste y sin vida.

Sonó el silbato de cambio de ronda. Yahel se levantó con desgano y entro a la cancha y la de pelo morado salió de ella. Yahel estaba en modo alerta.

Veía como sus compañeros se movían, esquivando las pelotas del equipo opuesto. Ella se movió para atrás, se deslizó, tomó un balón y lo lanzó.

Falló.

Se movía con destreza. Apenas esquivaba los balones que iban en su dirección, llegaban más. Y más. Y más.

Escucho un leve murmullo a su izquierda. Un balón la golpeó en la cabeza. Ese sentimiento de ardor invadió su mejilla, y de forma involuntaria las lagrimas brotaron. V se levantó con desesperación y corrió hacia Yahel. Ella cayó al suelo en seco, dejándola aturdida, y confundida.

–Mierda...

Jinx se levantó al darse cuenta. Se quedó en su lugar, parada. Sus ojos rasgados no se decidían. Volteó a ver la puerta del gimnasio, luego a Yahel, y de nuevo al puerta del gimnasio. Que hacer, que hacer, que hacer...

Yahel se había desmayado.

Persephone salió corriendo en dirección a la puerta.

V lloraba y tocia. El susto aceleró demasiado su ritmo cardíaco. Aumento de forma brusca el como respiraba. Sentía miedo, uno irracional. ellos se conocían desde pequeños, y ella era como su hermana. Con trabajo y el tono rasposo y doloroso en su voz indicó que no la tocaran. 

V había aprendido a tomar medidas, había aprendido a cuidar. En su estado, ya era natural manejar las situaciones como aquella, lo que no podía manejar, era el como sus emociones salían a flote. 

"Mañana iremos al doctor"

"Su hijo tiene un problema en la garganta"

"Es un chico muy frágil"

"Frágil, eso es lo que soy Yahel"

"Frágil"

V se maldijo internamente, con esa palabra grabada en su pecho. No pudiendo olvidar. Las palabras del doctor, de sus padres, las palabras que el mismo pronunció alguna vez, cuando sus emociones no pudieron quedarse dentro de si. 

Al parecer... nadie podía olvidar.

A White BouquetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora