Capitulo 3 - En Las Nubes (borrador)

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Una pequeña morena yacía sentada en el parque, viendo como todos los niños jugaban. Sus ojos miel seguían con atención todos los movimientos de los infantes. A ella le encantaban los niños.

Sus labios se curvaron al ver como un niño de no más de 5 años se acercó a una pequeña de su misma edad, con una diminuta flor de las cuales encuentran cerca de los árboles. Las acciones del niño eran delicadas, y la morena adoró cada momento de esa escena.

Theodosia Arend, africana, de ojos color miel, como los de un águila. Era baja de estatura, y con unos labios gruesos que la hacían ver adorable a cualquiera que le dirigiera la mirada. Su marca de canalización se encontraba en su espalda. En toda su espalda.

Ella se había mudado a aquella pequeña ciudad cuando era una beba apenas, aun así, siendo 100% africana tanto en nacionalidad como en sangre. El resto de sus hermanos si nacieron dentro de Annecy.

Muchos solían decirle que era muy peculiar y energética cuando era pequeña. Esto causo que al principio le costara hacer amigos, o alguna relación en general con los niños de su edad, al final esto de cierta forma ayudo a tener una relación mas fuerte con sus hermanos. Ya pasado eso, en la escuela primaria y secundaria pudo relacionarse un poquito mas con aquellos de su edad.

Sus amigos la llamaban Dodo.

Dodo cerro sus ojos y canalizó su energía. Visualizó la energía corriendo por su cuerpo, centrándose en su espalda. Unas enormes alas marrones con puntas blancas se desplegaron de su espalda.

La morena volteó a ver a ambos lados, queriendo estar segura de que nadie la viera, pues, se necesitaba un permiso para las canalizaciones en vía pública. Eran ilegales.

Agitó ligeramente sus alas, y con un movimiento brusco se desprendió del suelo. Aleteó de forma brusca, como una paloma cuando un niño golpea los pies contra el suelo. Se aseguró de estar lo suficientemente alto.

Respiró profundo, como si pudiera aspirar todas las nubes del cielo de una sola vez. Cerró los ojos, relajó sus músculos, como si no hubiera un solo problema en el universo que ella conociera. Como si aun fuera una niña. Imaginando que cuando se le cae un diente, el ratón y el hada vendrán. Aun, creyendo que el famoso Santa Claus existe, trayéndote regalos en Navidad. Aun creyendo que la luna te sigue cuando caminas. Como si aun tuviera permitido estar feliz y relajada como una niña. Como si aun tuviera permitido estar en las nubes. Sin preocupaciones.

Estar en las nubes.

Ella adoraba sentir el frígido aire correr por los rizos de su cabello. Era una sensación de intoxicación, adictiva, nostálgica, llevándola a los recuerdos que comparte con sus hermanos que aun no crecen, que aun no tienen ese sentimiento de responsabilidad.

Su mayor sueño se volvió ser una heroína que protegiera a todos aquel día, cuando vio a uno de aquellos, utilizando su habilidad de congelación para detener a un villano que atacaba una biblioteca. Siendo una de las primeras veces que ella fue espectadora.

Se volvió su aspiración cuando su primer hermano nació. El pequeño a la edad de 3 años quedo atrapado en la copa de un árbol, Aterrado y rehusándose a dejar que su hermana llamase a su mamá para pedir ayuda. Dodo tomo la responsabilidad en el acto, y escalo cuidadosamente el árbol. Pudo ver el terror en la cara de su pequeño hermano menor, tenia miedo de que su mamá supiera de lo que el pequeño hizo, pues se le habían dicho varias veces que no escalara aquel árbol tan alto que yacía en su jardín trasero.

Era solo un niño, un niño al cual lo inundaba la curiosidad. Pues al final todo aquello era algo desconocido, algo tentador. Dodo subió a la copa, y rodeó a su hermano menor con un brazo, lo que no se esperaba ese día era que su otro brazo se venciera con facilidad. En un momento de adrenalina Dodo activo lo que era su habilidad, abriendo sus enormes alas y aleteando como tantas veces había practicado en el suelo. Aferrando a su pequeño y delicado hermano en sus brazos, pudo ver su pequeña sonrisa y su mirada de seguridad, viendo esa cara que demostraba protección y seguridad.

Esa sensación que no todos los niños tenían la oportunidad de experimentar.

Y, aun así, cometía aquel pequeño acto ilegal de utilizar su habilidad en zona pública. Si las autoridades fueran a enterarse, sus oportunidades en la universidad serian reducidas a 0.

Aun así, quería seguir disfrutando de ser una niña, de recordar esos pequeños momentos de inocencia que le quedaban.

Decidió dar unas cuantas vueltas más, alrededor de aquel parque. Sobrevolando los canales que dividían la ciudad. Asegurándose de que no hubiera autoridades que la pudieran afectar a futuro. Y de aquella forma, descendió sin más.

Con cuidado de no hacer ruido, aterrizó. Sus alas desaparecieron como si fueran aire nada más. Thierry, su tercer hermano, se presentó frente a la puerta, dedicándole una mirada fría a Dodo.

- Espero que mamá no esté en casa, se volvería loca si se enterara de que salí de nuevo a volar- Dijo con una risa nerviosa, pasándose la mano por sus rizos gruesos y enmarañados.

- Entonces ya puedes darte por muerta, Dada – Una sonrisa malévola cruzó el rostro de su hermano.

- Thi... no seas malo cubre a tu Dada... Por Favor, te ayudo con tus tareas por un mes. – Dodo parecía tan preocupada que Thierry no pudo evitar soltar una carcajada, como si estuviera fuera de quicio.

Ahí es cuando Dodo cayó en la cuenta de que Thierre estaba jugando con ella y de que su madre no llegaba de trabajar aún. Un sentimiento de alivio envolvió a Dodo. Su tercer hermano era un actor casi impecable.

El poseía casualmente la habilidad de mímica. Podía transformarse e imitar a cualquier persona con la que haya tenido contacto alguna vez, utilizando esta habilidad mayormente para cubrir a su hermana mayor cuando salía a hacer sus "travesuras" como el las llamaba. Lo único que no podía era imitar sus habilidades especiales, sus canalizaciones. Podía crear la marca e imitar el cuerpo a la perfección, casi una copia perfecta, pero en cuanto a las habilidades especiales de la persona que imitaba, eso quedaba fuera de su rango.

Eso su madre no lo sabía así que Dodo se había salvado de muchas gracias a él.

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Dodo se fue a su habitación. Se tiró en su cama y dio un enorme suspiro. El usar su habilidad tal vez no la cansara, pero el terror de llegar a casa por el patio en vez de la puerta y que su madre ese ahí la aterraba y dejaba su energía por los suelos.

Volteo a ver el corcho que colgaba en su pared, fotos de ella con su familia, divirtiéndose, riendo y sonriendo. Su papa mostrándole amor incondicional a su madre en una de ellas. Al día siguiente era fin de mes, por fin podría verlo.

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⏰ Última actualización: Apr 04, 2020 ⏰

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