reeditado
El sol comenzó a llegar a mi rostro, es tan cálido... era como un regalo. Aun así, tenía algo de sueño; me rehusaba a abrir los ojos y quise girar mi cuerpo. No fue posible, me tenía por la cintura y prácticamente parecía pegada a mí; él suave aire de sus labios entre abiertos hacían el choque excitante sobre mi cuello. Entonces sonreí recordando mi torpe confesión y mi desesperado arrebato de robarle un beso, "solo un beso" tenia tanto miedo anoche no creí que me detendría... no creí; que me devolvería un beso con mayor intensidad y me aferre a su cuello. Que importaba si fuera una noche con tal de ser de ella y aquel momento parecía tan corto volviéndose una noche larga llena de besos, caricias y palabras entrecortadas con el final en un casi amanecer... "probablemente ya es medio día". Se quedo dormida y solo me atreví a mirarla dormir mientras el tiempo pasaba llegando al amanecer donde al final yo quedé dormida.
No evite sonreír cuando menciono que no dejaría que me fuera, "¿Quién quiere separarse de ella?" yo no. Delinee su brazo que descansaba en mi cintura, poco a poco lo fui apartando de esta área necesitaba levantarme e ir hacia el cuarto de baño. "continúa dormida, esta rendida" es esa sensación de querer sonreír por todo, incluso si casi te gana esa necesidad fisiológica de orinar, rei antes de entrar al sanitario... simplemente no lo evite. Me libere en unos segundos, un poco de agua y jabón para las manos y volver a su lado, probablemente a admirarla de nueva cuenta.
Al abrir la puerta, ahí estaba frente de mí.
-¿pensabas retirarte?—negué – me parece bien – entonces sus brazos pasaron por debajo de mi talle, mientras besa mis labios en tanto sus senos desnudos rosaban un poco de los míos que cubiertos pasaron a estar en un instante en mismas condiciones. Me guio de vuelta a la cama, proporcionándome más de un beso; mis manos parecían moverse solas tras su nunca, su espalda y sus caderas; recostadas, ella sobre mi y la humedad de su lengua por mi cuello haciéndome suspirar aun controladamente ante el éxtasis que era sentirla de esta forma tan intima sobre mi piel, abandono mi cuello bajando hasta donde mis senos parecían ya alimentarla. Mis manos dejaron de tocarla y se aferraron un tanto a las sabanas que aún estaban desordenadas.
Los mordiscos elevaron mi voz, rogando por más... por una satisfacción mas intensa. Para que ella llegara a mi centro sin tanto titubeo, parecía gozarlo, me torturaba con sus labios... el roce se su lengua humedeciendo mi piel que parece pertenecerle y para que negarlo también es gozo mío el que ella tomara su tiempo, el calor en mi vientre fácilmente fue dominando. Con solo sobre tocar el borde con sus dedos parecía aun encenderme más.
-anda, me haces desearte – salió sin pensarlo, mire su sonrisa de deleite. Colocándose completamente sobre mi y sin abandonar su mano mi entrepierna devoro mis labios. El escalofrió me hacia temblar, sus movimientos fueron más rápidos y tuve necesidad de morder sus labios me aferré a ella; podía sentir su piel caliente rosándose sin miramientos sobre la mía que con sudor mesclado proporcionaba esa indescriptible llamarada que te quema, que te consume, pero te hace vivir. Enrede mis piernas a las suyas cuando sus dedos me abandonaron y nuestros centros se tocaban frenéticos.
Al instante mi visión se volvió nublada pero aun suave pude sentir como ella me acariciaba, el sabor de sus labios moviéndose con los míos indicándome que era suya y seria siempre suya. Después de unos instantes... en extremo cansadas y una batalla prolongada entre nuestros cuerpos nos quedamos recostadas; sobre las sabanas prácticamente enredadas entre nuestras piernas y brazos.
- no quiero salir—escuche. Reí un poco.
- no fui yo quien aceptó la invitación – reproche.
- lo sé, pero tenerte así – seguía besándome – besarte y verte en mis brazos—no podía dejar de verle y sonreír ante su ruego – que sea día de amor para nosotras y mañana amistad para ellas. – fue su definitiva petición.
- bien – cedi un poco, gire tan solo un poco el torso para alcanzar mi móvil – te toca avisarles – torció un poco los labios.
- ok, pero también pediré el desayuno, mejor dicho; la comida. Hoy no te dejare salir – solté una risa mas larga ante su encaprichado deseo. Solo la bese antes de que hiciera sus llamadas, "¿Cómo podía negarme a ella?"
-¿no te negaras cierto?-
-nunca escaparía de tus brazos- la retuve... "igual las llamadas pueden esperar"