"Aunque me aleje de ti" [Killugon]

I. Yo X Salvaré X A Gon

Estába sentado en una de las bancas en el pasillo fuera de la sala donde Gon se encontraba... Lleno de tubos y totalmente vendado.

Tan solo ver eso, me dolía.

¿Cómo llegamos a esto?

Mis manos entrelazadas entre sí, era el único allí donde podía verlo a través  de un cristal, la carpa  médica en la que estaba mi amigo, mí preciado amigo, luchando por su vida.

Me levanté de mi asiento en silencio, totalmente impotente por no poder hacer nada, porque no pude ayudarlo, no pude detenerlo.
Siempre pensé que mi deber era frenar a Gon, él mísmo lo dijo, cuando estuvimos en el partido de voleibol en Greed Island.

"¡Solo puede ser Killua!"

Escuchar aquéllo llenó de una manera mi corazón, que jamás pensé que podían ser tan calidas esas palabras.

No.

Las palabras no son cálidas.

Gon es cálido.

Siempre estuve ahí, al lado de él, apoyándolo, siguiéndolo, alentandolo... Protegiéndolo.

Entónces ¿Porqué? ¿Porqué no pude ayudarte esta vez?

Mis manos temblaban al pensar en lo que hubiera pasado si no hubiera llegado en ese momento. Un temblor pasó por mi espalda al imaginarlo.
Al final te encargaste de todo tú solo... Dijiste palabras que perforaron mi corazon en lo mas profundo ¿Desde cuándo comenzó a latir asi por ti? Ya no recuerdo.
Entiendo que Kaito no tuviera nada que ver conmigo, pese a que lo conocí poco, era una persona muy amable, nos ayudó... Pero... Esta vez no me llamaste... Quería... No, deseaba que me pidieras ayuda con esto, no estabas solo Gon... ¿Porqué?

Solo es otro de tus berrinches y otra de mis tantas dudas existenciales... Es igual que siempre.

Cierto.

Me paré de mi asiento y me apoyé en el marco del ventanal viendo tu camilla, dónde no te movias, escuchando las máquinas sonar con tranquilidad.

Es lo mismo de siempre... Ya entiendo. Incluso ahora mísmo estas luchando por tu vida, sigues corriendo a tu manera... Mientras que yo siempre limpio tú desastre.
Sonreí comprendiendo un poco más, no tenía por que darle tan vuelta a fín de cuenta.

Pensé en la solución.

—¡Esta bien Gon! — dije determinado— Limpiaré tu desastre ¡Lo arreglaré! —Mi mirada se quedó fija— pero esta vez no lo dejaré pasar... Deberás disculparte... Por que sin importar que yo te curaré — Silencio.

Dejé de apoyarme, sentía mis ojos arder aguantando las ganas que tenía de llorar.

—¡¿Asi que escuchaste Gon?! ¡Tienes que disculparte, no te puedes ir sin antes haberte disculpado conmigo!

Sentía que la garganta me quemaba al tratar de aguantar el llanto. Lamentablemente unas lágrimas traicioneras ignoraron mi fuerza de voluntad y salieron solas.
Me dolía toda la situación, seguía lamentandome lo que pasó, y estaba totalmente consciente de que no podía cambiar el pasado.. Pero si podía cambiar el futuro. Si Gon continuaba así, era claro su destino... Solo había una forma de curarlo, lo tenía claro.

Lo salvaría cueste lo que cueste.

Se escuchó la puerta abriéndose, luego unos pasos resonando por el pasillo desierto, seguía escuchando las máquinas que mantenían con vida a Gon. En ese momento realmente pensé que llegaría a tener pesadillas con ese sonido.

—Hay un equipo de especialistas que podrían ayudar a Gon, no podemos moverlo —Anunció Knov— ¿Vendras?

Me mantuve en silencio, suspiré y sequé mis lágrimas en un vano intento de esconder que había llorado.

—No, no iré.

Hubo un corto silencio de parte de Knov, pero poco le puse atención.

—Bien, tendré que traerlos aquí si queremos que vean a Gon.

Miré directamente a los ojos de Knov y decidido, realmente lo estaba, le dije.

—Yo salvaré a Gon.

Parecía no entender a que me refería, no lo culpaba, habíamos intentado con la mejor cazadora que se especializaba en nen y aun así no había podido ayudarlo.

—Me encargaré de eso, de todas formas trae a los especialista, aún serán necesarios... Hasta que yo regrese.

Comencé a caminar, mis piernas pesaban pese a todo, seguía con algunos tiritones, Knov pareció entender y solo asintió ante mi petición, se que confiaba en que yo me haría cargo, después de todo lo que habíamos pasado, podía encargarle esa tarea.

Salí del hospital, un viento fresco corrió, me herizó la piel, recorde el tiempo que pasamos juntos en Isla Ballena, fueron días mágicos para mi, ojalas núnca hubieran terminado.

Mis manos se hicieron puño.

El que salvara a Gon... ¡Seré yo!