Beber de tu sangre.

El gris de tu ojos.

 A la mañana siguiente en el hospital, Harry tuvo su primera visita. Ron entró por la puerta muy feliz y emocionado de poder ver a su amigo.
-¿Por qué estoy aquí? - pregunto Harry antes que cualquier cosa.
-¿Harry, en serio no lo recuerdas?
-No.
-Hace tres días que te trajeron. La noche que te lleve a casa, Sirius escuchó unos disparos desde la casa de Cho. Fue a revisar el lugar y te encontraron inconsciente. Todos creyeron que estabas infectado.
-¿Por qué pensaron eso?
-Por que a Cho la encontraron muerta en su habitación debido a la enfermedad.
Cierta parte de sus recuerdos de esa noche llegaron, no estaba claro lo que recordaba pero una imagen de Cho en la ventana era clara.
- Toma. -Dijo Ron interrumpiendo los pensamientos de su amigo. - Traje tu ropa. Los médicos ya te dieron de alta, estás bien.
En ese momento Harry entendió por qué aquel médico había hecho todo eso.
-¿Y Siryus?
-Está abajo firmando unos papeles, en un momento lo verás, pero hay otra cosa. El capitán Snape quiere hablar contigo, quiere interrogarte.
-¿Por qué?
-Supongo que quiere saber qué hacías ahí.
Harry se vistió de inmediato y al cabo de unos minutos Snape entró con varios agentes para interrogarlo. Harry dijo todo lo que podía recordar, le dijo que estaba preocupado por su amiga y por esa razón había ido a verla, por lo demás no supo explicar cómo había llegado al suelo de la estancia. Explicó por qué no recordaba haber disparado. No había motivo para seguir con la interrogación, no se había cometido ningún crimen y nadie había denunciado la visita de Harry como invasión, así que lo dejaron irse a casa. Llegando ahí, quiso ir a visitar a la madre de su amiga para darle el pésame pero Siryus, le explicó que su cuerpo de Cho, había sido incinerado inmediatamente y que su madre se había marchado de ahí, esa fue una noticia muy triste para él y toda la noche pensó en ella, habían vivido su infancia juntos y asistido al mismo colegio y no podía creer que ella ya no estuviera. Conforme avanzaba la noche pensaba en ella más y más, hasta el punto de necesitar desesperadamente saber que había pasado esa noche, pero solo se provocó dolores de cabeza.
Al siguiente día, Harry se presentó a trabajar y con la novedad de que seguiría en archivo. Ron trabajaba en acomodar los casos de violencia doméstica de todo un año, Neville se encargaba de los casos de asaltos, mientras que él se ocuparía de los casos de la extraña enfermedad, y satisfecho de por fin trabajar en el caso -de alguna forma- leyó muchos archivos. Tenía más de un año que se había presentado el primer caso, al menos el que se tenía registrado, en los informes no había nada de que él no supiera, El brote había comenzado en una barrio bajo al sur de Londres y quizá por eso no habían mostrado mucha preocupación, pero ya eran casi un centenar de muertes. Algo se les estaba pasando, pequeñas pistas que estaban ahí escondidas, pero él tendría que estar presente para descubrirlas y encerrado en ese lugar era imposible.
La falta de oficiales debido al brote se hizo presente al cabo de dos semanas, estaban ocupados deteniendo ataques de histeria y algunos presentaban bajas, todo para huir con sus familias lejos de Londres, así que Harry y Ron, tuvieron la oportunidad de salir a un caso, una posible invasión a propiedad ajena en una zona residencial. Ya había reportes de un intruso que acechaba a los propietarios dejando ya dos muertos, no sabían si era un ataque en serie, así que Harry y Ron tenían la oportunidad de demostrar ser competentes. No era lo que esperaban pero se morían de ganas de salir. Pero al leer a donde tenían que dirigiese Harry tomó una actitud desconcertante.

Draco había pasado la noche en casa de su amigo Vincent Crabbe, con quien había asistido a la cena de los accionistas, No supo cómo soportó tres horas en aquella cena tan aburrida, y a media noche desapareció junto con su acompañante para poder descansar. Al encontrarse lejos de su mansión decidió aceptar la invitación de su amigo y pasar la noche con él.
Era medio día y él apenas se había levantado, y aunque disfrutó dormir tanto tiempo lamentaba haber dejado sola a su madre, pensaba pasar a la pastelería y comprarle una tarta de fresa que tanto le gustaba. Se vistió nuevamente de manera impecable y buscó a su amigo para despedirse. Bajaba las escaleras cuando vio a su amigo Crabbe sentado en su gran comedor y con el desayuno puesto.
-Es tarde, ¿por qué me dejaste dormir tanto tiempo? -Reclamo Draco mientras se colocaba el saco su smoking.
-Draco, buenas tardes! creí que pasarías todo el día en la cama, realmente te veías cansado y no te quise despertar.
En ese momento el teléfono sonó. El mayordomo contestó y al escuchar quien era le paso la bocina a Draco.
-Es para usted señor Malfoy, es su mayordomo.
A Draco le pareció inusual pero recibió él teléfono. Cuando escuchó que alguien había invadido su propiedad tiró el teléfono y se retiró sin siquiera despedirse.
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Harry y Ron llegaron a la mansión Malfoy, donde los recibió el mayordomo al pie del puerto de hierro, mostraron sus placas para presentarse. Un camino recto de grava los llevó hasta la mansión, en el trayecto pudieron ver a algunos pavo reales recorriendo los jardines, dentro de la mansión se dirigieron al salón donde varios sirvientes acompañaban a la víctima. La señora Malfoy era una dama distinguida y elegante, con una increíble apariencia y un color platinado de cabello. Ella era miembro de una de las familias más ricas y poderosas de todo Inglaterra pero en esos momentos era solamente una mujer con los nervios desechos.
El sirviente se acercó a la señora Malfoy y le informó de la llegada de los detectives. La rubia mujer los recibió amablemente, les ofreció tomar asiento y una taza de té.