Parte 6

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Bueno, chicas, llegamos al último capítulo de este mini fic navideño (tendría que haberlo traducido antes, pero no fue posible). Espero que os haya gustado.

Capítulo 6

Emma estaba estática en el sitio. Y solo cuando sintió que su hijo la empujaba, sacudió la cabeza antes de darse la vuelta hacia su madre e hijo

―¿Co...Cómo?

―¡Ve mamá!―ordenó el pequeño con una gran sonrisa

Emma tomó aire antes de girarse de nuevo y dirigirse lentamente hacia Regina, que estaba de quitar el aliento con su largo vestido negro con algunos adornos plateados que partían de su hombro izquierdo para pasar por la cintura y descender a lo largo de su pierna derecha.

―¿Re...Regina? Pero...¿Qué haces aquí?

―Yo...Si deseas que me vaya, lo haré

―Pero...Ruby me dijo que te habías negado

―¿Ruby? Ella nunca me ha llamado

―¿Qué? Pero, ¿quién entonces?

―Henry

―¿Henry? Pero...

―Me ha llamado esta mañana...

―Entonces, ¿has vuelto porque él te ha llamado?

―Adujo buenos argumentos―sonrió discretamente la bella morena ―Pero, te lo repito, si deseas que me vaya...

―No, no...Quédate

―¿De verdad?

―De verdad―sonrió Emma ―Creo que te debo unas disculpas

―No, tú tenías razón y...

―No, espera. Quizás...Quizás no es el mejor momento para hablar, pero...Creo que...Me sobrepasé. Quizás es porque es mi sistema de defensa...Siempre he tenido miedo a la traición, porque la he vivido demasiado...

―No tienes por qué justificarte, cometí mis errores.

Ellas se miraron entonces y sonrieron a la vez.

―Ok, un empate entonces

Se hizo un corto silencio antes de que Emma sonriera

―Estoy contenta de que estés aquí

―¿De verdad?

―Creo...Creo que lamento tu partida, aunque fuera yo la instigadora...Pero lo importante es que estás aquí, ¿no?

―Tenemos cosas de las que hablar, pero...Sí, también estoy feliz de estar aquí.

Emma le tendió la mano y su corazón estalló en su pecho cuando Regina deslizó la suya y entrelazó sus dedos a los suyos. Emma la condujo entonces cerca del buffet donde estaban Henry, David y Mary Margaret.

―¡Regina!―gritó el muchacho antes de correr hacia ella y abrazarla.

―Estamos felices de verla de nuevo, Regina―admitió David.

―Yo también

―Entonces, ¿has vuelto? ¿De verdad?

Regina sonrió y posó una rodilla en el suelo para estar a la altura del muchacho.

―No voy a mentirte...He vuelto porque tú me lo has pedido. Tengo que hablar con tu madre, pero...Por esta noche, me quedo.

―¡Guay!

Emma estaba feliz de ver el rostro de su hijo iluminarse de alegría. Ver a Regina en ese baile era algo que ella tampoco se lo esperaba. Pero antes de poder invitar a Regina a sentarse a la mesa, la bella morena fue acaparada por el gentío: algunos querían darle las gracias por el programa, otros para tener noticias de ella.

El espíritu de la NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora