Al despertarse, Emma no se imaginaba que su día iba a adquirir una importancia capital. Como todas las mañanas, se levantó, preparó el desayuno de su hijo y el suyo. Se preocupó de que estuviera listo a tiempo, después lo acompañó a la escuela donde tenía que acabar con los últimos preparativos antes del desfilé del día siguiente.
Después, pasaba siempre a coger su chocolate caliente con canela en Granny's antes de instalarse en su mesa en la comisaría. A continuación, hojeaba algunos casos que tenía en la mesa: vecinos pocos respetuosos, accidentes de coche, deterioros debido a la intemperie. Pero para hoy lo que más prisa corría era la caída abundante de nieve en esos últimos días. Muchos temían que el desfile de carrozas no pudiera celebrarse, otros pedían ayudan para despejar sus jardines, las entradas a los garajes...
―Hey, qué madrugadora esta mañana...―dijo David mientras colgaba su chaqueta en el perchero.
―Ya, he tenido que llevar a Henry al cole...
―Ah, las carrozas...Hablando de eso, el tiempo parece que será clemente hasta el fin de semana...Deberíamos tener calma en el desfile. He cogido a Leroy y a sus hombres para que despejen de aquí a mañana el mayor número de calles.
―Eso evitará que se emborrache desde por la mañana―sonrió Emma
David rió antes de ocupar su sitio, los pies sobre la mesa, imitando a su hija.
―Por cierto...Esa periodista parece que se ha aclimatado bastante a las costumbres locales―sonrió ―Estoy contento de que se sienta bien aquí, tenía miedo de que apareciera con una maleta cargada de prejuicios y mal humor. Después de todo, no se puede decir que Maine sea el destino ideal para los de ciudad.
Emma lo miró, sonriendo
―Sí...Se acomoda bien
―Más de lo que crees
―¿De qué hablas?
David quitó los zapatos de su mesa y se inclinó hacia su hija, casi obligando a Emma a inclinarse a su vez y poner la oreja.
―Estaba haciendo mi ronda anoche como todas las noches...Y al pasar por delante del hostal, vi a Regina Mills
―¿Y qué? No es nada nuevo, se hospeda allí
―Lo que es sorprendente es que no estaba sola...
Ya prestando más atención, Emma se inclinó un poco más
―¿Y?
―Ruby estaba con ella y estaban...muy cerca...De verdad muy cerca, si ves por dónde van los tiros.
Emma se enderezó y desorbitó los ojos.
―¿Ah sí? Es...Bah...Está bien. En fin, creo...Mejor para ella, para ellas. Si es lo que quieren, ya son adultas, después de todo.
―Sí...Espero que Ruby sepa lo que está haciendo...Sería desafortunado que hablaran de Storybrooke por algo que no se atuviera a las fiestas de invierno.
Emma se incorporó, con aire pensativo...Sí, durante el resto de la mañana, no dijo nada más, hundiéndose en los expedientes que la esperaban, escrutando la hora para no hacer esperar a su hijo. Cuando finalmente llegó la hora, se puso su chaqueta y, sin esperar, se fue a esperar a su hijo a la puerta de la escuela.
―Hey, entonces, ¿todo acabado?
―Sí, casi
―¡Guay! ¡Debes estar más tranquilo!―Pero al ver la expresión de desilusión de su hijo, ella perdió su sonrisa ―O no. ¿Algún problema?
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El espíritu de la Navidad
RomantizmRegina Mills es una periodista neoyorkina para una cadena de televisión cuya una de sus emisiones más importantes es un concurso sobre la ciudad más hermosa en Navidad, un especie de tele realidad. Regina, para quien esta fiesta no es nada más que u...