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[...]
En una ordenada y silenciosa habitación, una pelinegra soltó un lento suspiro mientras abrazaba fuertemente una almohada amarilla con dibujos de pollitos amarillos.
─No sé por qué puse eso. ─ Habló en voz alta, refiriéndose al mensaje que anteriormente le envió a esa chica Lisa. Se arrepintió al momento de haberlo hecho, pero en el fondo sabía que eso era cierto, puesto que según recordaba, Lalisa Manoban siempre había sido muy linda, aunque no por eso debía de decirlo. Al menos no de esa manera.
Ella tenía novia.
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