Capítulo 4.

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14 de enero del 2001

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14 de enero del 2001.
9:36 a.m.

Louis -pronunció cierta voz, colándose en sus sueños.

Su cama se hundía. Los resortes del viejo colchón rechinando ruidosamente.

Aún así no se inmutó.

—Louis, levántate.

Más movimiento, más chirrido.

—Styles, no saltes en mi cama -regañó el aludido, con los ojos cerrados. O almenos esa fue su intención.

Si los garabatos tuvieran sonido, algo así habrían sonado sus palabras.

—¡DESPIERTA, BELLO DURMIENTE! -insistió en un tono de voz tan elevado, que debería ser ilegal usarse a las nueve de la mañana.

Louis promovería esa ley. Lo haría, pero en una hora o dos, cuando termine de dormir.

Aún no.

—¿Qué quieres? -gimió, dándose la vuelta y enterrando su rostro en la almohada.

Estaba muy cansado.

Su cerebro había quedado revuelto después del funeral, como si lo hubieran metido en una licuadora y hecho frappé con su sistema nervioso.

Anne le había mentido. Lo había engañado.

Aunque no lo había hecho con malas intenciones, siendo sinceros. Era una madre desconsolada tras el trágico accidente de su hijo, y no supo que más hacer.

Los doctores le habían dejado en claro que las posibilidades de recuperarse de un coma de esa magnitud eran de una en un millón; harían las terapias, lo internarían y lo cuidarían, pero no le prometían ningún resultado positivo.

Y dadas esas palabras, los padres no quisieron implantar falsas esperanzas en el único amigo de su hijo, ni en el resto de la familia, dando a su hijo menor por muerto para las demás personas.

Louis lloró lo que restó del funeral; sollozó, se lamentó y abrazó a los padres de Harry comos si fuesen los suyos.

Cuando llegó a casa, se encontró a una arreglada Rachel, entaconada y bien vestida, insistiendo en que salieran para que el chico se distrayera de todo el drama que conllevaba un funeral.

Aprovechando que ya estaba vestido de traje, lo llevó a cenar a un bonito restaurante italiano llamado La Romagnola -la comida muy sabrosa y económica-, dejando a Harry sólo en el departamento el resto de la noche.

Ella se pasó de copas y Louis tuvo que sostenerle su rojizo cabello toda la madrugada mientras la ebria chica vomitaba el platillo completo de pasta alla carbonara dentro del inodoro.

Y ahora, luego de todo el lío del día anterior, Louis sólo deseaba dormir.

Tócame -Harry pronunció, dejando de saltar.

El Chico de los CD's | Vol. IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora