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Las elecciones presidenciales de karmaland dieron su climax al momento que Samuel, más conocido como vegetta, anunció el porcentaje de votos, teniendo como ganador a Lolito. Los gritos de alborozo se hicieron presentes en la mayoría de los habitantes de karmaland, al fin tenían un alcalde que podría regirlos de la manera correcta, o bueno eso es lo que ellos esperaban.

Por otro lado se encontraban algunos héroes angustiados, entre ellos, vegetta, rubius y sobre todo Willy, al ver cómo su compañero Borja se alejaba de todo el festejo, cabizbajo y con las manos en sus bolsillos se dirigía a su morada. Mangel percibió esto, decidió seguirlo y con ello todos los héroes fueron tras de el. ¿Pero acaso iban a consolar a su amable compañero? No. Solo trajeron burlas absurdas y poco maduras tras de sí.

Mientras luzu se hallaba quitando todos los carteles de su partido, oyó cómo la burlesca voz de lolito se acercaba a su parámetro. Pero el que más se adelantó fue su "novio" Mangel.

Luzu, ya harto de la burla que se le era dada, con agilidad saco su arco infinito, empezando a disparar a todo aquel que se le acercara, por consecuencia tanto como, Mangel, Alexby, Fargan e incluso el alcalde, ardieron en llamas, literal, era un lío completo. Sin querer Luzu gozaba de los gritos de agonía de sus compañeros, algo nuevo estaba despertando en su corazón, algo oscuro.

¿Quién fue el responsable de todo este lío?

— Auron — susurró con asco, al recordar que el fue el voto decisivo. — ¿cómo pudiste, Auron?, creí que podía confiar en ti, creí que me amabas. — sus lágrimas fueron cayendo lentamente por sus mejillas, sentía como su propia saliva lo ahogaba, su nariz no respondía como debía, dejándolo sin aire. Luzu ahora era un mar de lagrimas.

Cabizbajo, su cabello cubrió su ojo izquierdo, se abrazó así mismo, recordando que estaba en medio de su campo, reaccionó alterando buscando con la mirada si alguien lo había visto llorar. Pero no vio a nadie, o bueno eso creía. Willy le seguía espiando a lo lejos.

Giro en su propio eje, comenzó a caminar lentamente, aún con los brazos alrededor de sí. Ya enfrente su puerta, con el ojo libre se acercó al escáner y con ello le dio acceso a su casa.

Con brusquedad se quitó su traje, dejándolo en el suelo. Con coraje aventó sus zapatos y su gorro, sentándose en el suelo, volvió a caer en lágrimas, de nuevo congestionado. Sintió cómo su fiel compañero se acercaba a él. Este se puso en medio de sus brazos, lamiendo sus lágrimas como consuelo. Luzu solo soltó una risa quebrada.

— Ay, Manolo, no debí ilusionarme, ni tampoco confiar en ellos, ahora solo estoy aquí, solo. — acarició a su lomo, pero este se alejó. — también tú. — susurró.

Pero el cerdito regresó, con su hoodie en el hocico, también con una zanahoria, dejándolas en los pies de su dueño.

— Gracias, Manolo. — se levantó, tomó sus cosas del suelo y se dirigió a su cama.
Ya en su habitación, se dejó caer sin preocuparse de lastimarse a sí mismo, su rostro chocó con la almohada, que por reacción inmediata hizo que este volviera a llorar. Y así estuvo, todo lo que restaba el día, hasta que sus ojos se sintieron pesados y consiguió cayó en brazos de morfeo. Muchos años uno cree, que el caer es levantarse y de repente, ya no te paras.

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Teeth ;; luzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora