❝ 𝐋𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚𝐧𝐨𝐢𝐚 𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐜𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚, 𝐲 𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐜𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫. ❞
—𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨 𝙈𝙖𝙣𝙨𝙤𝙣.
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El mejor asesino de todo el país, miró con una sonrisa burlona a la psiquiatra Hale de pies a cabeza, se notaba que ella estaba mucho mejor tras abandonar su terapia con él. Sus ojos ya no poseían aquellas ojeras, su rostro no estaba demacrado, y sus ojos se veían completamente sanos y tranquilos.
— ¿Qué la trae por aquí, doctora?, ¿quiere revivir los viejos tiempos o simplemente su obsesión por mí regresó? —el castaño preguntó con tranquilidad preocupante, tomando una silla, colocándola al revés y sentándose en ella mientras fumaba un cigarrillo. — ¿Cuánto me has extrañado, Lucy?
— No estoy aquí por ti, Jones. —la doctora Lucy se quejó, odiando la actitud tan narcisista que lo caracterizaba, mientras se sentaba frente a él, intentando ser lo más profesional que se podía. — Estoy aquí porque vine a tratar a tu mujer.
— Betty. —Jughead suspiró, con una expresión ilegible al escuchar el nombre de su esposa nuevamente. Pues, tenía tiempo sin saber nada de ella, y eso comenzaba a preocuparle por más que lo negara repetidas veces en su cabeza. — ¿Cómo está ella?, ¿en dónde está?
— ¿Ella te preocupa realmente, Jughead? —Lucy se burló con una risa breve, rodando los ojos ante su patética actuación del esposo preocupado. — No me hagas reír, si cuando te conocí me dijiste que no sentías amor por nadie, ¿qué cambió? ¿Ahora dices que amas a Betty?
— Yo no amo a Betty, no te confundas. —el hombre dijo burlón, pues si sintiera cosas como el amor, no podría dormir en la noche con todas las atrocidades que cometió. — La conozco desde hace mucho tiempo, ella está más loca que yo, es inteligente y fuerte, es hermosa y me satisface como mi mujer, pero ella es... Una más del montón. —se encogió de hombros. — Tal vez seamos esposos, pero yo puedo meterme con cualquier zorra que quiera, y ella puede hacer lo que quiera con cualquier cabrón que se le cruce. ¿Comprendes?
— No, la verdad no. —la pelinegra suspiró, intentando descifrar la mirada en su rostro que tenía cada que hablaba de la rubia. — Creo que su relación extraña es más lujuriosa y criminal, no entiendo por qué están juntos si ni siquiera se aman. Todo es sexo y matanza entre ustedes dos.
— Me importa una mierda lo que tú creas, Hale. —Jughead dijo usando un tono de voz más fuerte, acercándose un poco más y mirándola fijamente a los ojos. — Y creo que te hice una pregunta, ¿en dónde carajos está mi Betty?
— E-en el cuarto piso, habitación 312. —contestó, sin poner resistencia alguna, pues algo tenían los ojos azules de aquel asesino que la hacían caer a su merced en cuestión de segundos. — La rubia está aislada de los demás pacientes, atada a su cama, y cree como una tonta que tú irás por ella.
— Lo haré. —aseguró con una sonrisa ladina, comenzando a formurlar un plan en su mente para largarse de ahí. — No soporto la idea de que alguno de esos enfermeros y psiquiatras le ponga una sola mano encima a mi esposa y no me hables de "ética" porque los dos sabemos muy bien la verdad detrás de los hospitales, cárceles y psiquiátricos. —rechinó los dientes, con tan solo imaginarse aquella escena. — Y a menos que Betty lo quiera así, ninguno de ellos la tocara, y de eso me encargo yo.
— A mi parecer, tu esposa ya está más que familiarizada con el abuso. —Lucy dijo sin importarle la respuesta que le daría. — Después de todo, es la mujer de un psicópata, demente y sadomasoquista asesino.
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𝗗𝗘𝗟𝗜𝗥𝗜𝗨𝗠
Mystery / Thriller𝐃𝐞𝐥𝐢𝐫𝐢𝐮𝐦 | 𝒂𝒄𝒕𝒖𝒂𝒍𝒊𝒛𝒂𝒅𝒂 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒓𝒕𝒆𝒔 Jughead y Betty Jones. Los asesinos más fríos, temidos y dementes que Riverdale haya presenciado. Nadie ni nada podía con ellos, hasta aquel horrible accidente que los separó y terminó p...