Capítulo 3

34 14 4
                                    

*Editado*

Mi cuerpo duele pero después de todo no logre librarme del sufrimiento que ese asqueroso ser humano me causo él día de ayer.

Claramente termine llena de heridas, de golpes, de moratones.

Pude haber muerto, tal vez constantemente pienso en que quiero morir pero antes deseo ver si tengo una pequeña oportunidad de ser feliz, los oficiales de Policía vinieron hace un rato para qué pusiera una denuncia en contra de mi agresor, me hicieron preguntas sobre lo sucedido pero claramente me quedé calladita, no quiero su falsa ayuda.

Dicen haberme encontrado tirada en el suelo del sótano en extremas condiciones, casi muerta.

Según se, si hubieran llegado unos minutos después hubiera muerto, cuando Ulises lo llama siempre terminó con riesgo de muerte.

No niego el hecho de que me gustaría que ese maldito policía estuviera tras las rejas por haberme lastimado tanto, cada azote, cada golpe, cada insulto, cada maltrato, cada herida me recuerda que perdí la niñez por su culpa, por mi culpa.

Es horrible que te arranquen la inocencia en unos minutos, de un momento a otro, que no te puedas defender porque tu madre está de acuerdo y eres muy pequeña como para defenderte.

Ese maldito policía no me ha violado pero ha estado muy cerca de hacerlo, el hecho de tener siempre miedo y la Guardia alta te roba la niñez.

Lo único que hice para merecerlo fue no morir pero no negare que también cause su muerte, él también era un ser inocente.

Una enfermera entra a la habitación con una bandeja que coloca sobre una pequeña mesa de madera, que después es puesta sobre mis piernas, encima hay una gelatina, un vaso de agua y lo que parece ser avena pero de solo verlo me provoca nauseas.

- Te están esperando- dice la enfermera mientras se sienta en el sofá y por inercia volteo a ver hacia la pared antes de responder.

- No quiero que vuelvan a entrar – le digo con brusquedad para que quede claro que no quiero a más policías en el mismo cuarto que yo – No quiero comer ¿Puedes llevarte esto por favor? – le digo mientras señalo la bandeja por lo que ella se levanta y la retira de donde está colocada.

- No pueden ayudarte si no les cuentas – me dice antes de dirigirse a la puerta y salir de la habitación.

No me había dado cuenta de que mi cuerpo estaba tan rígido hasta que salió por esa puerta y mi cuerpo se relajó.

Me invade la furia, el rencor, el dolor, rabia y tristeza porque sé que no hay nadie que quiera o pueda salvarme, salvo August, pero es mi vida, mis miedos, mis pesadillas, mis demonios, si nadie me salva sé que moriré o algo peor.

Paso el rato perdida en mi mente, casi no recuerdo cómo se siente que tu madre te levante con un beso en la cabeza o que tu padre te llame princesa, que aquel príncipe tuyo ya no este para limpiar tus lagrimas con sus diminutas manos, para acusarte de sus travesuras o mentirle a un adulto para protegerte.

Esos recuerdos ya casi no viven y ahora me doy cuenta de que mi familia no era perfecta ni solida pero había amor, un amor que se terminó en el momento en que cometí aquel error que desencadeno una tormenta llena de dolor y gotas de llanto, ¿cómo seguir luchando si tus pilares se destruyeron para volverse en tu contra y enterrar cada vez ese cuchillo que quedo en tu corazón y alma?

Soy débil y todo el mundo lo sabía pero el sacaba lo mejor de mí, me hacía sacar el lado más valiente de mi misma y no rendirme pero ahora que se ha ido ¿Quién me ayudara? E luchado y he querido hacerlo sola para que este orgullosos de mi pero simplemente una herida no puede sanar si constantemente le clavan el cuchillo y la abren más.

La chica de los ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora