《Prólogo》El valor de una rosa y un niño inmundo

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-Más que ser extraño eres único, cuando seas grande marcarás una diferencia que atraerá la atención de todos, porque la humanidad ama las cosas extrañas, diferentes, brillantes, únicas. ¿Somos muy curiosos no lo crees?-

Recordaba claramente las palabras de su madre, consolándolo cada vez que volvía de la escuela del pequeño pueblo donde vivían.

Su familia había llegado a formar parte de la alta sociedad gracias al trabajo de su padre, un mercader de gran prestigio conocido en casi todos los reinos, un hombre con mucha sabiduría y un gran corazón.

Su mamá era una mujer de gran belleza y bondad, cosa que muy rara vez se encontraba en el pueblo. Desde muy chico le había inculcado buenos valores, explicando la forma en que pensaban los demás y como debía pensar él. Cuando ella murió el pequeño Tae 6 años sintió un gran dolor en todo su existir, puesto que su madre era su sol, la luz en la oscuridad que llenaba su corazón cada vez que las personas del pueblo se burlaban de su gusto por los libros y no por el trabajo -como tenía que ser un hombre, según ellos-.

Y luego estaba su hermano mayor... que era buena persona dentro de lo que cabía, tenía un vicio con las apuestas, vicio que su madre y padre habían tratado de quitarle... no teniendo suerte en ello.

Cuando solo quedaron ellos tres y ante las constantes burlas que el menor recibía decidieron comprar una casa un poco alejada del pueblo.
Era chica, con un jardín descuidado, pero a Tae le gustó la calidez y el potencial que tenía... pero sobre todo le gustó el silencio que dejaba brillar el sonido constantes de los árboles que se mecían lentamente con el viento, el aire puro, y la ausencia de las malas miradas que recibía cada vez que salía de su anterior casa.

-Ten cuidado papá, Minjae cuida de él y de ti. Traten de volver lo más rápido posible por favor- De su casa al pueblo había media hora, pero igual tenía miedo ya que el bosque era muy traicionero, más de noche.

-Tranquilo hijo, antes de que el crepúsculo empiece ya estaremos por aquí- dijo el hombre de unos 50 años pero de buena salud.

-Si hermano, todo estará bien-

-Es que ustedes no volverán hasta terminar todo, sin importar si se hace de noche. Por favor no vuelvan muy tarde- La verdad que tenía mucho miedo, ya varios hombres se perdieron en ese bosque.

-Taehyung, cálmate un poco, te prometo que antes de que el sol se ponga ya estaremos aquí para cenar- al ver que el menor no dejaba su preocupación al lado besó su frente como despedida y emprendieron camino al pueblo.

El viejo mercader luego de recibir las provisiones para todo el mes y venderlas a cada tienda, se dio cuenta que Minjae no estaba por ningún lado. Estuvo buscándolo por todos los lugares donde pudiera estar, la noche cayó discretamente y el viejo se rindió.

-Tal vez ya volvió a casa- dijo para si mismo, subió a su caballo dirigiéndose a su hogar.

Estaba tan cansado que ni cuenta se dio cuando tomó el camino equivocado, no notó su desvío hasta que observó como el bosque empezaba a hacerse más frondoso con cada paso de su corcel.

-Que raro, el camino no era tan cerrado...-

Pronto unos aullidos a lo lejos alejó las interrogantes que se posaban en su mente acelerándole el corazón por el miedo, tiró de la riendas de su caballo ordenándole indirectamente que empiece a correr, el mismo acató la orden oyendo los aullidos cada vez más cerca.
Un lobo intentó morderle su tobillo, pero antes de que los filosos colmillos tocaran su piel el mayor dio una patada, golpeando el hocico del animal.
Cuando empezaba a perder la esperanza y entregarse a la idea de morir entre las mandíbulas de aquellas bestias vio a lo lejos una luz... Un castillo, al entrar al jardín del mismo los lobos volvieron a la oscuridad de los árboles.

🥀La bella y la bestia •KookV•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora