《 1 》 Una vida por una rosa.

612 55 26
                                    

Se sentía débil como si en cualquier momento se pudiera desmayar, todo esto gracias al ver que su hermano había vuelto solo hace unas horas sin su padre.

Miraba el reloj, tratando de que las agujas se movieran más rápido y su padre volviera de la misma forma, pero nada sucedía. Pronto se hizo de día y Minjae se alistó para ir a buscar a Don Kim al pueblo.

—Tranquilo Tae, seguro se quedó en alguna posada para no viajar de noche—

—Yo quiero ir contigo hermano— suplicó sollozando.

—No, debes quedarte por si vuelve, si vas conmigo no habrá nadie que lo reciba. Se paciente y positivo— abrazó al más bajo y montó su caballo para ir en busca del mercader.

Tratando de ser Positivo entró a la cocina, para hacer la tarta preferida de su padre. Seguramente estuvo muy angustiado toda la noche al no saber nada de su hijo mayor.

Todo esto había pasado por un mal entendido.

Cuando Minjae vio que la noche empezaba a caer decidió volver con don Kim, pero no lo encontró por lo que montó su caballo y salió galopando a toda velocidad para alcanzar a su padre.
Mientras tanto el mercader lo buscaba por todo el pueblo hasta que se hizo muy tarde y solo tuvo que optar por tener la esperanza de que ya haya vuelto.
Un enrriedo de suposiciones.

Cuando sacó la tartas del horno el relincho de un caballo se escuchó fuera de la casa. Dejó la bandeja en la mesa y salió rápidamente con la ilusión de que fuera su padre, más solo encontró a Philippe sin su jinete.

El caballo relinchaba y saltaba tratando de comunicar la situación aterradora que había presenciado horas atrás.
Tae subió al animal para acariciarlo y abrazarlo, tratando de calmarlo un poco.

—Tranquilo amigo, ¿sabes dónde está papá?— preguntó sabiendo que no recibiría una respuesta verbal, lo que si no sabía era que el caballo saldría corriendo.

Estaba asustado porque, por mas que tirara de las riendas Philippe no paraba, algunas de las ramas de grandes arbustos rasgaban la piel descubierta por las prendas -que también estaban rotas-.
Se había pegado al animal usándolo de escudo, cerrando sus ojos y abriéndolos solo cuando sintió los rayos del sol con más intensidad.

-Pero que es esto...- exclamó confuso por el imponente castillo que se alzaba a unos metros de ellos.

-¿A dónde me trajiste Philippe?-

Una vez cerca de la puerta encontró una de las bufandas que usaba su padre, colgada en un perchero. Entonces empezó a preguntar si había alguien.

-¿Hay alguien aquí?- en lo que recorría el castillo escucho unos ruidos en la escalera, todo estaba oscuro por las cortinas que obstruían la luz, aún con todo el miedo subió los escalones persiguiendo los ruidos... ¿metálicos?

-¿Quién anda ahí?- preguntó asustado por la ausencia de cualquier persona, solo había un candelabro con forma de persona que alumbraba muy poco y un reloj relativamente pequeño.

-Nosotros muchachitos, si no ¿quién más?-

Espantado miró los objetos que se movían solo y hablaban con bastante naturalidad.

-señor, ¿se encuentra bien?- preguntó el reloj tratando de acercarse.

-¡Aléjate!- se sacó su zapato amenazante.

-Tranquilo joven, me llamo Namjoon y...- el pobre reloj no pudo terminar su presentación por el calzado que impactó en su cuerpo de madera.

-¡Oye oye, tranquilo viejo!- dijo el candelabro mientras se ponía en posición de lucha, dando leves saltos y moviendo sus brazos.

🥀La bella y la bestia •KookV•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora