De mentirosos esta colmado el mundo.

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Tres personas tomaban café en su cómodo recibidor. Una se enfrascaba en un libro, la otra hacia movimientos dramáticos con la mano mientras tarareaba melodías, el último de ellos miraba el reloj en su muñeca pereciendo entusiasmado. Todos parecían desinteresados en lo que hacían los demás.

Pero el silencio del que disfrutaban fue roto por los gritos de una mujer afuera y los pasos apresurados de una persona furiosa.

Izáis se mantenía cerca de la puerta, pero con una señal se acerco a sus jefes. Esperaban pacientes a que el individuo llegará. Y pronto lo hizo. Bill apareció azotando las dos enormes puertas a las que ya estaba acostumbrado, su mirada furiosa y sus manos sacando llamas azules expresaban bastante bien el fuego que quemaba todo dentro de él

—¡Lo sabías! ¡Sabías de Dipper! De algún modo lograste saberlo todo, ¿por qué tenías que adelantar las cosas? — Bill se moría por hacer incendiar todo ahí, pero también quería saber la razón de todo lo que sucedía.

— Porque te morías porque así fuera. ¿Me equívoco?. Tu demonio anhelaba estar a lado de la persona que estaba hecha para él. ¿O es que eso te molesta? ¿Que sea un humano hace que la idea sea aborrecible? — Kai parecía morirse de la risa con lo que pasaba. Lo disfrutaba a horrores.

— ¿Pero por qué? Sabes que podía haber logrado muchas cosas ignorando ese deseo. Tú sabías que Dipper es mi alma gemela, el único ser hecho para mi. ¡Y aún así me trajiste con él!

Las chicas en la sala miraban todo con curiosidad y confusión. ¿Almas gemelas? ¿En serio? ¿Su hermano había sido capaz de hacer eso?. ¡¿Por qué en un momento así?!

Liam se levantó de su lugar lanzándose sobre su hermano, lo tomó del cuello de la camisa y puso su rostro frente a él. — ¡Kailany! — dijo a forma de regaño. Al demonio azabache se le pintaron las mejillas de rojo por lo vergüenza de ser llamado por su nombre completo.

— No me llames así — contestó emberrinchado. — Era algo divertido, te juro que ni siquiera lo pensé. Ambos estaban bien y Bill no reaccionaba, supuse me había equivocado en todo así que lo deje pasar.

— ¡¿Y qué se supone haga ahora?! ¡Aun no recuperó al cien por ciento mi poder! — Bill grito sin poder contenerse. Tenía miedo. Por segunda vez, en su catastrófica vida, tenía miedo.

— Debes seguir siéndole fiel a ellos —Izáis señalo a los tres hermanos. — Sabes que son la única manera de tener a Dipper a salvo. Si él está bien, tú también lo estarás. En cualquier ser sobrenatural sucede así.

— Sipirili. — Kai se aferraba al brazo de su hermana, como si esta fuera capaz de defenderlo de cualquier cosa, pero al mismo tiempo sonreía como si en realidad no hubiera nada de que preocuparse.

— Además... — La mayor de los tres soltó a su hermano y miro de forma sería a Bill. — Tú sabes que hay una manera más fácil de recuperar tú fuerza.

— No pienso hacerlo. — Bill negó de mala manera. Él jamás sería capaz de ocupar a Dipper de esa forma.

— Entonces muere —. Soltó Kai de forma sería, todos lo miraron como si al que quisieran matar fuera a él. El azabache formo una sonrisa maliciosa — ¿Es mal momento para bromas? Bill, dime: ¿tienes miedo de hundirte más por ese chico de lo que ya lo hiciste?

— En verdad que te voy a matar.

— Estaré de regreso para esta tarde.

Bill y Kai se miraban retadoramente. El Rubio casi que juraba el matarlo apenas y recuperará todas sus fuerzas, el chico en verdad estaba demente y nadie lo extrañaría.

No Quiero enamorarme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora