Mortal: Ion
Por fin viernes, y no un viernes cualquiera, San Valentín, el día de los enamorados en el que los amantes pasan tiempo juntos, otros se declaraban y otros, como yo, están solos.
De normal no me habría importado, pero estaba ella, que era especial. De hecho no solo ella, sino ella y su amiga. Nunca antes me había gustado nadie, pero ellas no eran como todas. Eran guapas, listas, valientes y feroces, en cierto modo y ocasiones.
Siempre iban por ahí con una chica negra de pelo rizado, una chica de pelo oscuro trenzado y piel cobriza y otra de pelo canela atado en una coleta, y a veces una chica de piel clara y pelo negro. Parecían muy unidas y todas eran preciosas. Además iban a su mismo instituto. Annabeth y Reyna, la de pelo trenzado, iban a su misma clase. Siempre estaban con un chico rubio, Will. Annabeth también era la delegada de clase (además de que que era la chica más guapa, inteligente y brillante de clase, aunque las envidiosas dijesen que era una pelota, porque NO lo era). El caso, que eso de que una de las chicas que más me gustan vaya a mi clase no le hacía ningún bien a mis notas.
También me volvía loco Piper, pero era dos años menos y no iban a la misma clase para el mal de su amor pero el bien de sus notas. De todas formas en el patio la puedo ver, siempre va con Annabeth y con su grupo de amigos. Aunque Annabeth me gusta más.
Pero el meollo de la cuestión llegó cuando hace un mes en clase de historia me pusieron con ella de pareja para hacer un trabajo juntos. Ella actuó totalmente normal: se me acercó, me empezó a hablar y empezó a decirme cosas para saber como quedar como si estuviera organizando un plan de ataque en una guerra. Luego se despidió y se fue, y yo me quedé ahí plantado sin poder quitar la mirada del dorso de mi mano, en el que tenía el número de Annabeth apuntado.
Os voy a llevar al mes del trabajo antes de hablar de hoy para que os pongáis en situación.
Primero habíamos quedado en mi casa, así que me pasé todo el día recogiendo mi habitación, escondiendo fotos de cuando era pequeño y convenciendo a mis padres de que no molestasen porque teníamos que concentrarnos porque era un trabajo muy importante (que no lo era, al menos no tan importante como pasar una tarde con Annabeth).
Por fin, después de haber dejado la habitación y la casa como si fuese a venir la reina de Inglaterra, llegó la hora en la que habíamos quedado. Annabeth llegó 5 minutos antes (no me lo esperaba porque ¿quién llega a tiempo a hacer un trabajo? Bueno, pues ella, supongo). Bajé corriendo las escaleras y le abrí la puerta. Ahí estaba, con el pelo rubio amarrado en una coleta, y con una camiseta gris que iba a juego con sus ojos y unos vaqueros azules. Era ropa simple, pero estaba preciosa.
Le dirijí directamente a mi habitación evitando hacer ruido para que mis padres no se acercaran a saludar. Entramos en mi habitación y le ofrecí asiento en mi mesa de trabajo. Estuvimos hablando de lo que íbamos a hacer durante un rato y creo que me comporté como una persona medianamente normal y no como un tío que estaba loco por ella. Aunque actúase bien, cada día que pasaba que pasaba notaba que me iba enamorando más que de ella. Además no era como una chica cualquiera de clase, era más como una compañera. Se comportaba como una compañera. No evitaba mi mirada, no evitaba contacto si sucedía y realmente había ido ahí a trabajar. Avanzamos muchísimo en solo un día, lo que me hizo estar más triste porque eso significaba que quedaríamos menos días. aún así disfruta el tiempo que pase con ella como si no la fuese a ver nunca más.
Cuando ya se hizo tarde quedamos en que la próxima quedada sería en su casa a la misma hora. Y así sucesivamente cambiábamos de su casa a la mía. No pude evitar enamorarme de ella locamente, era tan perfecta... Y todo ese mes de trabajo juntos (en el que sacamos un 10, por cierto) me llevo a donde estoy ahora.
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sᴇᴍɪᴅɪᴏsᴇs ʏ ᴍᴏʀᴛᴀʟᴇs
Science FictionPercy y Annabeth son muy atractivos, lo que hace que muchos mortales (que desconocen la existencia de la relación que mantienen el uno con el otro) se enamoren locamente de ellos.