"Un chico como tú debería tener una advertencia"
Fuyuka Nakano, una chica que aspiraba a ser heroína. Sin embargo, ¿llegará a serlo aún y cuándo esté totalmente corrompida?
"Eres peligroso... Me encanta"
Todoroki Shoto, un chico sereno, el cuál no d...
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—¡¿Qué mierda quieres de mi?!
—Tranquilízate... —susurró esa chica desconocida, mientras trataba de calmar a su supuesto novio.
Los gritos de una discusión retumbaban en la planta baja de un centro comercial.
La gente observaba indiferente a dicha disputa, nadie tenía intenciones de intervenir, sólo miraban la escena y seguían su camino mientras murmuraban cosas no tan agradables al oído de la ignorancia.
Una familia conformada por tres integrantes daba un paseo por el mismo centro comercial. Pararon su caminata, —cómo muchas personas lo hicieron— sólo para observar la pelea de una pareja de adolescentes.
—¡Sueltame, joder! —gritó el joven.
Trataba de safarse del agarre de la chica, al parecer trataba de retirarse de aquel lugar.
—Pero... —La chica seguía jaloneando al mayor— No te vayas, por favor...
La situación era deplorable, él adolescente de apariencia agresiva miraba con desprecio a la joven que imploraba entre lágrimas que se quedará.
Cómo ya se había mencionado, nadie hacia nada para separarlos.
La niña que iba acompañada de sus padres sólo veía confusa. Sus padres negaban con la cabeza y a su vez, tomaban la mano de su hija.
Por otro lado, la paciencia del joven se estaba agotando. Rápidamente, tomó el pequeño brazo de su acompañante con brusquedad. Insultaba a la chica mientras caminaba a zancadas, la contraria lloraba y con la poca energía vocal que le quedaba, también gritaba insultos.
La fémina seguía jalando a su novio, ahora más que nunca quería quedarse. Su rostro demostraba miedo y terror.
Los cónyuges que observaban desde lejos la escandalosa escena, ahora, miraban con dulzura a su pequeña primogénita.
—Fuyuka... —llamó su padre.
La niña de cinco años prestó atención a sus progenitores.
—¿Ves ahí? Nunca te enamores de un tipo como ellos, hija. No te harán bien. —dijo su madre, mientras su padre asentía dándole la razón.
La infante recorrió la mirada a dónde se situaba el conflicto, observo con detenimiento a la pareja, -sobre todo al hombre, quién respondía a los llamados de la mujer con violencia-.
La menor asintió, aún sin entender mucho lo que trataban de decir sus padres.
Prosiguieron a caminar por el centro comercial, los mayores dialogaban animadamente. Pero la pequeña Fuyuka seguía viendo al chico con curiosidad, tratando de averiguar el porqué aparentaba maldad en su actitud.
—¡Mira, Fuyuka...! —llamó su padre y la mencionada lo miró.
Pero ella no tenía que ver a su padre, sino, un puesto que estaba al lado de él. Una heladería.
—¡Helado! —chilló con emoción la niña que apenas había desarrollado una singularidad.
La familia Nakano se adentro a dicho local, en dónde gustosamente comieron aquel postre que tanto encantaba a la niña.
Sin embargo, en la cabeza de la menor seguían rondando las palabras que hace un momento le dió su madre. Y sin pensarlo, tales palabras permanecerían en su mente con el paso del tiempo, hasta ese día. En dónde todo cambió.
