Capítulo 17

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Luego de mi secuestro había evitado de cierta manera encontrarme con ella o desencadenar cualquier tipo de discusión, pero ahora el miedo se erizo en mi cuerpo preocupada de que alguien pudiera oírnos; estaba completamente en blanco no sabia que tipo de relación ella tenia con mi madre o ¿Dónde se conocían? Aquello sin duda me alerto.


—Eres una jodida hija de perra. Deja de decir mierdas que no te corresponde, al final si lo dirás es porque te pareces a ella ¿No es así?

Apreté mis manos fuertemente volviéndolas puños, mis nudillos están bancos por la presión que ejercía. Hacer mas escandalo que aquel era suficiente, debía mantener la calma me repetía a mí misma, Leah podía con toda mi paz y paciencia solo su presencia parecía caer pésimo.

—Tú también lo eres y peor. Si Miguel supiera de quién eres hija, tú estarías tres metros bajo tierra—dijo maliciosa rodeando la cocina—. Y cuando llegue ese momento lo disfrutaré, porque a diferencia de ti, yo si he probado mi lealtad al club. No quedare mal, no, no te tengo miedo.

—¿Y cómo sabes que yo no? —pregunté tentando terreno—, como sabes que no le he dicho a Miguel nada, estas jugando en un terreno incierto Leah, solo espero no ser yo quien te vea recoger tu mierda y largarte. No eres diferente a mí, al final tal vez estas con el enemigo ¿Estas tan segura que no sospechan de ti? ¿Cómo no sabes si te vigilan?

Me marche dando zancadas fuertes, necesitaba golpear algo urgente, sentía la rabia bullir desde el interior, el miedo, la confusión y la deslealtad me golpeaban fuerte; sabía que a Miguel le debía la verdad, pero sin duda no confiaba en sus sentimientos por mí, conocía que el dolor y la venganza era más fuerte que cualquier sentimiento.

—Calma mujer, desde allí noto que estas echando humo por las orejas—se burla Hunter, le doy una mirada censurada y evaluándome como si buscara algo en mi—. Dime quién te ha molestado para ir y patear su culo.

Me reí, literalmente lo imagine pateando el trasero de Leah por un momento, pase las manos por mi rostro exasperada, volví a mirar a Hunter y pensé ¿por qué no? Coloque un dedo en mi barbilla pensativa, achine los ojos.

—¿Así fuera mujer?

Levanta las manos y niega con su cabeza.

—Por qué no mejor te enseño y tú le pateas el trasero. No golpeos mujeres, no me gusta esa mierda.

—No sería mala idea.

Le di una sonrisa torcida y seguí mi camino, y de la misma forma perdida en mis pensamientos, aunque sin duda las clases de Hunter eran de ayuda, pero quedarían algunos moretones de la fuerza con que le pegaba o el bloqueaba mis golpes. Sentí mi cuerpo adolorido mi espalda baja, mi brazo derecho y sobre todo mi retaguardia. Eran las cinco cuando Hunter se tuvo que ir al parecer Alex lo esperaba para llevar a Pipper a un circo, casi me estremecí ante la mención de ello. Odiaba esos lugares; me despedí y luego me dirigí al cuarto para tomar una relajante y larga ducha.

Luego de cantar todo mi repertorio salgo del baño, cantando living proo de Camila cabello me encanta la canción.

—Tienes una hermosa voz.

Me llevo la mano al pecho asustada, ruedo mis ojos.

—¡Jesucristo, me has asustado! —mascullo molesta, sintiendo mi corazón latir contra mi pecho de manera acelerada—. Un día de esto me matarás así.

Se tambalea un poco, ¿esta borracha? Me acerco a él, colocando mi mano en su hombro. Intentando no quedar desnuda en el proceso. Aunque nadie se atrevía a entrar en el cuarto sin tocar, Emma muchas veces no lo hacía.

—Porque eres tan hermosa—dice, aunque alargando mucho la letra "a", lo recuesto en la cama—. ¿Cómo una mujer como tú puede quedarse aquí conmigo? ¿Eres un regalo del cielo o un ángel vengador?

Me quedo petrificada, casi quiero cachearlo, es una pregunta algo estúpida. Jamás lo había visto de aquella forma, un borracho con confesiones pensaba que era mas de los que decían estupideces.

—¿Una mujer como yo? —preguntó curiosa por la información que puedo obtener.

Levanta los brazos y luego con sus dedos acaricia mi mejilla, me siento a su lado, cierra sus ojos un momento y vuelve abrirlos sin duda sus ojos son los azules más hermosos que uno puede ver. Me mira como si esperara una respuesta, sonrío y beso sus labios.

—Creo que eso ya lo deberías saber, pero dejare que lo pienses.

Frunzo el ceño, ¿pensar? ¿Qué debo pensar? Hombres, siempre tan difíciles.

—Bueno, yo estoy feliz con lo que tenemos, o lo que sea que sea esto—suspiro enredando mis dedos en su cabello—. Y me siento bien aquí, contigo, a tu lado. Y ahora es más de lo que pensaba llegar a tener. ¿Tú estás bien con lo que tenemos?

—Maldición nena, obviamente que estoy en esto, si no, no dormirás en mi maldita cama a mi lado y no comería tu coño así despacio como lo hago.

Arruga el ceño, haciendo que una pequeña arruga aparezca en el medio de sus cejas, cuando achina sus ojos se ve más juvenil, más fresco.

«Eres jodidamente especial nena.

Me rio a recostándome a su lado, aunque estemos en una posición rara para dormir, nuestros pies quedan colgando.

—Tu solo podrías la palabra jodidamente y especial juntas.

Me abraza, me junto más quedando mi cabeza en su pecho, y te sientes, así como si estuvieras todo lo que has deseado tienes amor y cariño, pasión y deseo; te sientes en una nube. Jamás sentí algo como esto y se siente grandioso.

Pero tengo que pensar a futuro Miguel no se quedara conmigo si descubre que le estado ocultado cosas, verdades y secretos, siento que las palabras están a punto de salir de mi boca, pero luego me aborda ese miedo ¿Miedo a perderlo o que se sienta decepcionado? Cuando sientes que te armas de valor, pero tu cobardía te gana, a las ocho el teléfono de Miguel suena, aunque al parecer se le ha pasado la borrachera, se marcha dándome un beso, suave y cariñoso, su mirada demuestra tantas emociones que siento mis ojos aguarse, siento ganas de llorar.

Te quiero—susurra antes de marcharse.

yo también—susurre, pero sabía que no era así, yo lo amaba me había enamorada de él, no sabía que tanto, pero lo hacía.

No quiero que se vaya, que me abandone como lo hizo papá.

Pero las mentiras se descubren, el odio siempre estará, aunque no sea nuestra cruz la sangre que corre por nuestra vena nos define, siempre será así.

Cuidando De Ella✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora