Introducción -Parte 3

12 2 0
                                    


Me desperté.

La luz entraba por la ventana, pero esa no era mi pieza.

Todo era blanco.

Estaba en un hospital.

Los recuerdos de la noche me llegaron todos juntos. Deseé que fuera una pesadilla, pero sabía que había sido real. Con los ojos cerrados, las lágrimas empezaron a salir.

No me di cuenta que había alguien sentado al otro lado de mi cama hasta que me empezó a acariciar el brazo.

Matthew Salvatore. El apellido sí que le quedaba, y no me voy a cansar de repetirlo.

Su toque, delicado, como si tocara una pieza frágil y tuviera miedo de romperla. 

Lo miré, y ahí estaba de nuevo, ese rostro embriagado de preocupación. Me hubiera gustado reírme como la primera vez, o al menos decir algo para tranquilizarlo. Pero no pude. Solo me quedé viéndolo en silencio.

No me miraba, estaba con la vista fija en mi brazo, ahí por donde su mano pasaba suavemente.

-Voy por tus abuelos y tu hermano, -dijo luego de unos segundos.- Fueron a comer algo abajo –casi parecía que susurraba.

Asentí y lo vi ir hasta la puerta. Antes de abrirla, se detuvo, volteó la cabeza y me miró. Parecía estar debatiéndose algo consigo mismo. Pero al final, solo bajó la cabeza y salió.

A los minutos llegaron mis abuelos y mi hermano, los tres se me tiraron encima como si quisieran provocarme el asma ellos mismos.

Mi hermano fue el último en levantarse, y cuando lo hizo me miró, puso cara de enojado y me pegó en el brazo.

-Me asustaste –dijo, y me volvió a abrazar.

Luego, mi abuelo le dijo a mi hermano que lo acompañara a buscar al médico, así vería que estoy bien e iríamos todos con papá. Salieron de la habitación y vi a mi abuelo intercambiando unas palabras con un señor. Se dieron un abrazo. Solo llegué a ver que no estaba vestido de médico antes de que mi abuela tuviera mi completa atención. Me dijo que mi mamá había fallecido. Había tenido un accidente. Para cuando llegaron los paramédicos, ya no había nada que pudieran hacer. 

...

Cuando volví a casa, pensé que estaba viendo mal o algo. Esa no podía ser Trish cargando valijas en su auto.

Pensé que escuché mal cuando me dijo que le alegraba que hubiera vuelto "a tiempo para despedirnos".

No supe qué responder cuando me dijo que se tenían que mudar. Ni siquiera pregunté por qué. En silencio, pensé en Matthew. Y pareció como si se hubiera dado cuenta porque me dijo que él estaba en la casa de Jayson, el mejor amigo, con el que varias veces había coincidido en casa de Trish. Había ido a despedirse, ahora ella lo pasaría a buscar y se irían.

Y así sin más, esa fue la última vez que la vi, y ambos desaparecieron completamente de mi vida.

...

Ni ese mes, ni el que le siguió me aparecí en el instituto. Ellos estuvieron de acuerdo, me dieron mi espacio para que aceptara lo de mi mamá. Que aceptara que ella se había ido y que nunca más la volvería a ver. Que aceptara la idea de la muerte

Pero podía autoconsolarme cuando pensaba en ello. Me decía que ella no lo había elegido. Ella nunca habría elegido dejarme.

Pero no pasaba lo mismo con Matthew.

Él me dejó. 

Cuando yo más lo necesitaba.

Tal vez era tonto comparar una cosa con la otra. Pero eso no cambiaba que doliera como lo hacía.

...  

No volví a escuchar de Matt ni de Trish hasta un año y medio después. 

Hacía la tarea mientras que de fondo se escuchaban las noticias. Una casa en Carolina del Norte se había incendiado. Se desconocía el motivo que lo provocó. Dos víctimas fatales.

Había esperado tanto volver a oír sus nombres, que primero creí que me lo imaginé. Pero no. Sus nombres estaban ahí.

 Trish Miller. Matthew Salvatore.

...

Todavía no sé cómo convencí a mi abuelo para que me llevara, pero después de 9 horas de viaje, llegué al funeral. No había lugar para estacionar así que bajé sola y mi abuelo se quedó en el auto.

No sé que esperaba al llegar. Tal vez aún albergaba alguna esperanza de que no fueran ellos. Pero el reconocer a Jayson fue, definitivamente, lo que lo hizo real. 

Estaba en el funeral de Matt y Trish. 

La verdad me cayó como un balde de agua fría. Las lágrimas empezaron a salir sin pedir permiso. Pensé que nadie se había dado cuenta de mi llegada. Pero unos brazos rodeándome me dijeron que me equivocaba. No sabía quién era, pero necesitaba apoyarme en alguien. Mis manos cerradas en puños se apretaban entre mi pecho y la otra persona. 

No levanté la cabeza hasta que me calmé. Y sus ojos azules, rodeados por rojo de tanto llorar, casi hicieron que me volviera a romper.

-Hola Jay –dije limpiando las lágrimas que seguían en mi cara. Intenté sonreír pero no creo haberlo logrado.

-No tenías que venir hasta acá, Lottie –me dijo con un intento de sonrisa y negando con la cabeza a la vez.

-Sí, sí tenía.

Se rió un poco. –Matt no se equivocaba cuando decía que eras terca. ¿Estás sola?

-Sí. Me escapé de casa y me tomé un micro hasta acá –por su cara, vi que dudó de si estaba haciendo un chiste o no, así que se lo aclaré –Mi abuelo está en el auto.

Asintió.

-Ven. Mi familia está adelante.

-Estoy bien acá –¿que más gente me viera llorar? No, gracias.

-No quiero que te quedes sola –me crucé de brazos y vi a otra parte. –Además, Matt no me perdonaría que te deje.

Eso es jugar sucio.

Terminé accediendo a ir con él. Cuando terminó, me acompañó a buscar a mi abuelo y él nos invitó a comer algo ahí cerca. Jayson llamó a su papá para pedirle permiso para ir.

Cuando estábamos terminando, Jayson me dijo que se sentía algo culpable porque yo no me había podido despedir de Matthew. Él lo había llamado para ver si podía ir a la casa, pero Jay estaba cuidando de su primita, por lo que no podía salir. Así que Matt fue.

Le dije que no era su culpa. Había estado esa mañana con él en el hospital, pudo haberme dicho algo ahí, pero no lo hizo.

Luego, el papá lo pasó a buscar y todos volvimos a nuestras casas.

...

Exactamente un mes después, salía del instituto cuando lo volví a ver. Estaba ahí parado, esperándome. Y así fue como nos empezamos a juntar cada mes el mismo día.

Mientras, mi papá, que se había "curado", le salió otro tumor. Pero esta vez no pasé mi cumpleaños en el hospital. No alcancé a cumplir los 12 cuando el cáncer se lo llevó.


...................................................

Bueno, ya conocen el pasado de Charlotte. Desde el próximo capítulo empezamos con el presente.

Gracias por leer.

Voten ☆

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 20, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

CharlotteWhere stories live. Discover now