Mi cuerpo desnudo arde en esta pequeña barca, conducida por la tristeza de la vida y la alegría de la muerte, mi mente surca el espacio del miedo, la ira y la duda.
¿Por qué, muere la gente?
¿Por qué, las personas viven?
¿Por qué, el ser humano está destinado a quedarse solo?
Estas preguntas flotan en mi cabeza, mientras mis ojos borrosos intentan enfocar el rojizo río en el que navega mi pequeño bote. Mi cuerpo ya no puede moverse y empiezo a notar el peso de mi alma esfumandose, como el humo entre mis fríos dedos, empiezo a notar el lento latido del órgano del amor, empiezo a notar el dolor de la muñeca y el cuchillo.
¿Por qué el tiempo pasa tan despacio?
¿Tanto quiere que se alargue mi tortura?
¿Por qué no corría así los días en los que podía decir que realmente disfrutaba el vivir?
No puedo respirar, no puedo seguir, no puedo despertar.
¿Puedo, reclamar mi última sonrisa?
¿Puedo, desechar mi última lágrima?
¿Puedo, volver a verlos una última vez?
El reloj se ha detenido,el corazón ya no marca la hora, mi mirada refleja a un cadáver y el espejo grita que en paz descansa.
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Llegando al final
ContoLa gente muere, todos lo saben. Pensamientos en el ocaso de la vida, nadie responde. El cómo, el porqué, el cuando, el dónde. ¿Quién era? Triste solitario o acompañado el alegre, amargo joven o dulce anciano, furioso cuerdo o loco asustado. Todos es...
