"El pasado olvidado hará que aquel dolor se solucione y lo salve de la muerte".
Tanjirou es un Omega que se acaba de mudar a la ciudad de Tokio y por alguna razón comienza a sufrir incontables dolores que suelen tener la mayoría de Omegas al obtener...
Lo último que recuerda de su primer celo es el dolor infernal que siempre le reinaba, quizás fue desde ese momento en donde todos los días comenzó a sentir una fuerte presión en el pecho y aunque sus padres lo hayan llevado a cientos de hospitales... Ninguno le daba algún resultado para eso, ni siquiera tenían idea de la causa.
—Tal vez él chico ya haya marcado a algún Omega- fue la deducción de la mayoría de personas especializadas en medicina.
—No- cuando su padre escuchaba tales conclusiones de inmediato descartaba la idea.
Tal vez Shinjuro simplemente pensó que el hijo de los Kamado ya haya muerto o que el niño de igual modo resultó ser alfa, sin embargo, la sensación nunca desapareció, todos los días la siente y cuando por fin dejó de persistir fue al ver, al precioso pelirrojo enfrente de la puerta de aquel salón de clases, lo miro sonrojado y titubeando, se podía apreciar a simple vista los nervios del menor, ese fue el único día donde su cuerpo descanso y ahora que lo razona tal vez su instinto alfa haya estado durante años preocupado por el menor, esperando triste que el chico sobreviva sin su presencia.
—No dejaré que sigas sufriendo...- murmuró al mirar al tranquilo Omega que yace sobre su regazo.
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—Capítulo seis -
—Con esto será suficiente, debe consumir mucho líquido - el pelinegro entregó las pastillas —Recuerda es una por día, si consume varias podría ser peligroso - el rubio asintió ante las indicaciones —El chico ya está dado de alta pero si quieren puede quedarse hasta mañana - comentó por último.
Después de que el de vestimentas blancas haya salido de aquella sala el silencio gobernó, ninguno tienen en mente qué hacer o decir y mucho menos el pobre maestro de historia.
—Entonces usted.. ¿Se lo llevará?- pregunto no muy convencida ¿Es lo correcto? Entregar a su dulce hermano es demasiado...
—Eso espero - miro al alfa mayor de la familia, este simplemente asintió. Él hombre parece calmado ante la complicada situación.
—Lo llevaré al auto - Tanjurou comentó a lo que Kyojuro agradeció negando, pues el Omega no debe de pesar tanto así que no tiene ningún problema con llevarlo él mismo —Creo que no me entiendes... lo llevaré - con una simple sonrisa se acerco al menor y con cuidado lo sostuvo entre los brazos. Tanto Kyojuro como Nezuko miraron sorprendidos al mayor de los Kamado ya que el hombre siempre ha demostrado ser un alfa gentil, incluso podría ser confundido como un Omega.
La familia salió del gran recinto directo al estacionamiento, Kyojuro no tardo en abrir las puertas de su auto, el alfa pelirrojo dejo al Omega recostado sobre un asiento de este —Estarás bien, Tanjirou- no evitó soltar feromonas queriendo calmar al cuerpo inconsciente, suspiró con decepción pues es inútil ya que el menor a partir de ese momento sólo se sentirá tranquilo con su alfa, ya no sería su pequeño cachorro que en cada momento le miraba con ojos curiosos.
