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Se sentía tan aburrido de haber vuelto a su rutina diaria, había tenido unas vacaciones tan divertidas, que sintió cómo la realidad lo golpeó cuando tuvo que volver al trabajo.

Algo que admitiría sólo para él, es que extrañaría despertar todos los días con los brazos de JaeMin rodeando su torso, además de toda la compañía que tuvo por esas dos semanas, de repente se sentía tan solo en su departamento, hasta deseó que el resfrío durara un poco más con tal de no volver a trabajar aún, pero ahí estaba, ordenando libros mientras escuchaba como uno de los amigos de su jefe hacía de cuentacuentos en el pasillo de al lado. 

Revisó una vez más que aquellos libros estuvieran por orden alfabético para poder seguir con la siguiente estantería, tarareando una canción para poder distraerse del alboroto que había en el lugar, ¿Por qué JiMin había decidido que tener una sección de cuentacuentos era buena idea? Es cierto, porque lo era. Para sorpresa de él, cuando llegó a trabajar habían más personas de las que normalmente había en el lugar a esa hora, lo que significaba que estaba teniendo más recepción, lo que era genial para todos, si las ventas subían, su sueldo también lo haría, no podía quejarse realmente.

— Hola, disculpa, ¿Sabes donde puedo conseguir el libro de Harry Potter y el misterio de si te gustaría salir conmigo? — Miró a su lado, una ya conocida castaña cabellera estaba ahí con unos lentes de sol sobre su cabeza, desordenando el prolijo peinado.

— ¿Qué tipo de invitación es esa?

— Una muy original, por supuesto, ¿Qué dices, aceptas tener una cita conmigo, Hwang InJun? — Mostró su sonrisa más coqueta, causando una risa en el mayor.

— Si me esperas... unos cuarenta minutos más, iré dónde quieras contigo. — Habló mirando el reloj en su muñeca.

— Esperaré lo que sea por ti. — RenJun rodó los ojos con una sonrisa, dejó un beso en su mejilla antes de seguir con su trabajo. — Hablaba enserio... Ví a un cuentacuentos cuando te buscaba, iré a verlo mientras te espero, no me extrañes.

Al parecer el cuentacuentos estaba terminando la historia, porque poco después de que JaeMin se alejara, los niños que lo escuchaban se dispersaron por los pasillos del local, haciendo su trabajo un poco más difícil. 

Le pareció extraño que el castaño no volviera con él, pero supuso que tal vez se había encontrado con su jefe, y se había quedado con él, por lo que simplemente se concentró en seguir acomodando los libros, suspirando al ver su trabajo anterior en vano gracias a los pequeños que habían sacado los libros de nuevo.

Cuando el reloj le indicó las cinco y media de la tarde, cambió su uniforme, y buscó al chico con el que se supone que tendría una cita, aunque no le costó mucho. Lo encontró en el sector de lectura hablando con el nuevo trabajador, con el que parecía llevarse bien, lo que no era de extrañar, a pesar de que solía ser algo tímido muchas veces, JaeMin era bueno para acercarse a las personas. Se acercó hasta los chicos, poniéndose de pie junto a su cita, no queriendo interrumpir la conversación.

— Oh, pero si es el empleado estrella de JiMin. — Habló el chico extraño dedicándole una sonrisa, sonrisa que devolvió de manera incómoda, no tenía ni idea de cómo se llamaba el hombre, pero aparentemente él si sabía su nombre, incómodo.

— ¿Estrella? — Preguntó JaeMin.

— Claro, que quede entre nosotros, pero JiMin siempre habla de lo mucho que le gusta como trabajas, y te tiene cariño, casi como un hermano menor. — Se encogió de hombros. — JaeMin-ah dijo que saldrían, así que no los detengo más tiempo, nos vemos. — Tomó sus cosas, y mostrando una última sonrisa, se marchó.

Tal vez me gustas. [RenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora