—Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al altísimo. Has sido cortado por tierra.
Frente a la multitud de ángeles, se alzaba la figura imponente de un hombre de rubios cabellos que vestía con túnicas blancas como la nieve y sin arruga alguna. En su rostro aparentemente delicado se trazaban arrugas que hacían denotar lo airado que se encontraba.
Miro con desdén la grácil figura que estaba apresada con un sin número de cadenas frente al gran tono dorado.
— Yo, Dios todo poderoso, que soy principio y fin, alfa y omega; te destierro del edén celestial a ti, lucero de la mañana, y a todos aquellos que doblegaron su voluntad en contra del Dios altísimo.
Los ángeles de vestiduras oscuras que rodeaban la armoniosa figura del, hasta entonces ángel más bello, intentaron soltar las esposas en sus manos en un intento vano de rebelión.
—Esto no se quedara así— susurro entre dientes con el rostro cabizbajo —. Todo lo que crees tuyo, ¡Lo perderás!
Una sonrisa simple se escurrió por el rostro blanquecino del que estaba sentado en el trono.
—Tomo de ti, satanás, lo que te hacia digno de ser proclamado ángel, y te condeno a vagar entre las sombras, a ti y a los tuyos. — prolongo con calma inmutable un corto ademan.
Una neblina oscura cubrió la fina, y sin embargo, curva silueta de largos cabellos, que entre la oscuridad alzo con gran ímpetu su rostro diciendo—: Pierdo yo aquí, lo que me ata a la verdadera oscuridad, y tomo hoy las riendas del porvenir.
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𝑴𝒊𝒌𝒂𝒆𝒍𝒂: la maldición celestial
Roman pour AdolescentsUna joven psiquiatra se ve envuelta en una guerra entre dos mundo, en la que lo único que sabe es que el medallón obsequiado por su madre es necesitado por Dios. ¿Qué le depara a esta chica junto a un demonio y un ángel? Fecha de publicación: 21-02...