El aposento alto
"Cuando llegaron... subieron al aposento alto... Todos se reunían... unidos en oración...", Hechos 1:13 (RVC) y 14 (NTV). "Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos (unánimes) en un mismo lugar", Hechos 2:1 (NBLH).
Dios obra en respuesta a la oración. Cuando Dios tiene la intención de bendecir a sus hijos lo primero que hace es llevarlos a la oración. La venida del Espíritu Santo sobre Cornelio y su familia fue respuesta a las oraciones. El ángel le dijo: "Dios ha escuchado tus oraciones", Hechos 10:4 (NTV). El descenso del Espíritu Santo en Pentecostés fue el resultado de una reunión de oración. El segundo gran derramamiento del Espíritu Santo que registra la Biblia fue consecuencia de la oración: "... Todos juntos alzaron sus voces en oración a Dios... Después de esta oración... todos fueron llenos del Espíritu Santo...", Hechos 4:23-31 (NTV).
El gran secreto del poderoso avivamiento de la primera iglesia fue la oración. La iglesia nació como resultado de una reunión de oración y recibió poder para producir un impacto significativo y de largo alcance en el imperio más poderoso del mundo como consecuencia de una reunión de oración. ¡La oración fue el secreto y sigue siéndolo cuando anhelamos la manifestación sobrenatural de Dios!
Si algo va a suceder en tu vida no será durante la jornada de trabajo o en una reunión de amigos, será en el aposento alto o como resultado de lo que suceda allí adentro. El impacto de Dios sobre tu futuro proviene de tus encuentros diarios y profundos en el lugar secreto.
Debemos reconocer que edificar una vida y, aun más, un matrimonio de oración te costará lágrimas. La falta de tiempo no es la principal razón por la que no oramos (aunque siempre aducimos eso). La verdadera razón por la que no oramos es porque padecemos de autosuficiencia. Consciente o inconscientemente creemos que podemos realizar el trabajo que se nos ha encomendado en nuestras propias fuerzas. Creemos que somos capaces de llevar adelante nuestra vida, matrimonio y familia independientemente de Dios. Hasta que no caigamos en la cuenta de que no podremos hacer algo trascendente y con resultados sobrenaturales en nuestras propias fuerzas no iremos a orar. Solo cuando la autosuficiencia se muera acudiremos al lugar secreto.
Dios ha usado, en nuestro caso, un problema de salud para llevarnos al arrepentimiento por el escaso tiempo de oración. No digo que Dios nos haya enfermado, digo que Dios se valió de un problema físico para escondernos por un tiempo. La pregunta es: ¿cuál era el propósito? El propósito era que reconozcamos que nuestra primera tarea es ministrar a Dios y que todo lo demás es secundario. Se nos ordenó escondernos como a Elías para aprender a valernos de Dios y echar por tierra esa creencia de que podemos hacer lo que Dios nos pide en nuestras propias fuerzas. En ocasiones somos llamados a detenernos y dejar de trabajar para sentarnos en silencio y escucharlo hablar.
Ha llegado la hora de edificar un aposento alto cuya prioridad sea encontrarse con Dios a través de la oración sustentada en la adoración. ¿Tienes un lugar en que te encuentras con Dios? ¡Deberías tenerlo! Aunque muchas cosas tironeaban la agenda de los apóstoles ellos nunca dejaron de enfocarse en lo que realmente era importante y prioritario: la oración y la predicación de la palabra, Hechos 2-4 (NTV). Jesús había modelado una vida de oración en sus discípulos con su propio ejemplo. Nunca estuvo demasiado ocupado como para no orar. "Pero Jesús siempre buscaba un lugar para estar solo y orar", Lucas 5:16 (TLA). Su vida de oración debe haber sido tan vibrante y contagiosa que sus discípulos le pidieron que les enseñara a orar y no a predicar, echar demonios o sanar a los enfermos. ¿A cuántos pastores se le acercan las personas pidiéndoles lo mismo? Evidentemente algo tiene que cambiar.
Algunas bendiciones llegan como respuestas a oraciones que hacemos en privado, pero otras son el resultado de oraciones colectivas: bendiciones familiares como respuestas a oraciones familiares. Si orar en unidad no provocara resultados extraordinarios entonces no encontra-ríamos tanta resistencia. Orar, y orar en unidad, son dos verdaderos milagros.
Ahora bien, no es lo mismo aposento alto que carpa del encuentro. Moisés se encontraba cara a cara con Dios en la carpa del encuentro, Éxodo 33:7-9. La carpa del encuentro es el lugar privado para la oración. Jesús dijo: "Cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público", Mateo 6:6 (RVC). En cambio, en el aposento alto está la familia unida en oración. El gran error que hemos cometido fue privatizar la oración en desmedro de la oración colectiva. Sin embargo, el derramamiento del Espíritu Santo fue en el aposento alto cuando todos los creyentes estaban unidos en oración. Si pudiéramos entender que hay bendiciones colectivas como respuesta a oraciones colectivas, ¡oraríamos más en familia! "Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos", Hechos 1:14 (NTV). El Espíritu Santo da testimonio de que estaban presentes María y los hermanos de Jesús. En otras palabras, la madre y sus hijos oraron juntos en el aposento alto. ¡Y la bendición vino sobre toda la familia! Dios es un Dios de bendiciones colectivas y familiares. "Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti", Génesis 12:3 (NTV).
¡El propósito de Dios es bendecir familias! Pablo le dijo al carcelero: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa", Hechos 16:31. Hay bendiciones retenidas que solo serán liberadas cuando invirtamos en el desarrollo espiritual de la familia, orando y leyendo la Biblia en unidad. A pesar de que se conoce este principio espiritual muy pocas familias viven la experiencia de la adoración conjunta. Ser una familia con algunos o todos los miembros confesando a Cristo, pero sin la práctica de la oración en unidad es como andar en un vehículo de alta velocidad pero con los pies puestos en el freno. Andamos más despacio, perdiendo tiempo y potencia porque el freno de la falta de oración en unidad detiene los propósitos de Dios y nos impide disfrutar de todo lo bueno que Él ha preparado para nosotros.
¿Quieres experimentar una manifestación sobrenatural de Dios en tu familia? ¡Necesitas orar! La oración en unidad desata bendiciones sobrenaturales. La única manera de experimentar el derramamiento de la gloria de Dios es trabajar en oración. Eso es lo que sucedió con la primera iglesia. Ellos oraron y Dios se manifestó. Dios descendió con poder y fuego. Dios convocó a la gente mediante un estruendo. Dios los convenció de pecado y Dios los salvó. ¡Todo lo hizo Dios! Pedro solo predicó 10 minutos un mensaje que ni siquiera había preparado. Más adelante, Pablo y Silas oraron en la cárcel y Dios se manifestó abriendo las puertas de las celdas y salvando a toda la familia del carcelero.
Ministrar a Dios es nuestra primera responsabilidad en el día. Todo lo demás es secundario. Nuestra primera cita es con Dios. Nuestro aposento alto, ese lugar donde nos encontramos como matrimonio con Dios está al fondo de nuestra casa. Un lugar acondicionado para postrarnos cada mañana en la presencia del Señor. ¡No tomes la oración como un rito religioso o un trabajo a realizar! ¡No la pongas en la lista de cosas por hacer! Debe ser tu tiempo de deleite y gozo en su presencia.
El pastor Hartley, en su libro Iglesia en fuego, comenta una visión que tuvo.1 Vio un reloj de arena. El fondo de vidrio (o la cámara inferior) representaba las grandes y abrumadoras necesidades de las personas. La parte más alta del reloj (o cámara superior) representaba los recursos infinitos de Dios, toda Su provisión redentora. "¿Qué se puede hacer para ampliar el estrangulamiento en medio del vidrio a fin de obtener los ilimitados recursos del Señor y hacerlos bajar más rápidamente y suplir las necesidades de las personas que están en el fondo? ¿Por qué la mitad del reloj está tan constreñido?". El Señor le contestó: "¡El estrangulamiento en la mitad es la falta de oración en la iglesia!". Si queremos que Dios fluya más rápidamente para suplir las necesidades de las personas necesitamos orar. No hay esperanza de lograr un impacto significativo y de largo alcance en nuestras vidas, ministerios y naciones a menos que experimentemos el poder sobrenatural de la presencia manifiesta de Cristo. Y eso solo sucederá como resultado de la oración. ¡La oración es vital!
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Mi casa, tu casa
SpiritualLa presencia de Dios y Su bendición son proporcionados a la honra que se le ofrece. El arca de Dios no trajo ninguna bendición a la casa de Abinadab y si a la cada se Obed-edom. Las dos familias la tuvieron, pero solo una fue bendecida. La diferenc...