Dudas

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- ¿Por qué demonios Aome decía el nombre de otro hombre y con ese olor? - estaba enojado, sentía mi sangre hervir de coraje, no podía entenderlo... Quizá ella regresaba para verlo y por eso no me aviso como siempre hace. - Kuzo - Mi nariz no estaba ayudándome, ese maldito olor era demasiado bueno, no puedo quedarme aquí.

Aome comenzaba a moverse en su cama sintiendo el frío de la ventana, Inuyasha al notarlo decidió irse al Sangoku, había demasiadas dudas en su cabeza y un dolor punzante en su corazón. Salió por la ventana y con el cuidado que nunca tenía cerró la ventana de la chica para después salir como alma que lleva el diablo al pozo.

Por otro lado, Aome comenzaba a abrir sus ojos, sentándose en su cama estirando sus brazos hacia arriba.

- Debí haberme quedado dormida...Haru hizo un trabajo genial - Juguetona, sonríe y se levanta para sacar ropa de su cajonera. - Creo que soñé con Inuyasha maldiciendo, olvidé avisar le que venía así que seguro está que echa humo de las orejas. - Por su cabeza aparece el Hanyou enojado esperándola fuera del pozo. - Qué más da. – Toma una toalla y se va al baño.

En la época antigua.

Inuyasha saltó desde el pozo y salió corriendo sin dirección alguna, necesitaba el olor de cualquier otra cosa menos el de Aome excitada por otro hombre. - Maldita sea. - acelera más el paso y como si el destino lo quisiera por primera vez en mucho tiempo un demonio aparecía en frente de él, sin pensarlo alistó sus garras y lo atacó.

El olor de la sangre de ese demonio era desagradable, pero había logrado encontrar un pequeño alivio al hacerlo, soltando un suspiro miro sus garras manchadas de sangre y se dejó caer al suelo.

-Acaso ella... ¿Ya no me ama?; ella prometió que se quedaría conmigo, si ella encuentra a alguien en su época se marchara. - Involuntariamente sus orejas se pegaron a su cabeza y una tristeza comenzó a llenar su corazón. – Demonios Aome... No puedes, no puedes hacerme esto. - Después de un rato de seguir meditando decidió que había alguien que podría saber qué es lo que sucede con Aome, esa exterminadora tendría que darle explicaciones.

En la aldea de Kaede 

- No se porque un escalofrío me recorre la nuca...- Sango miraba hacia Miroku de forma nerviosa.

- Tranquila mi querida Sango, sea lo que sea yo te protegeré, después de todo serás mi futura esposa. – Miroku abraza a Sango frotando su mejilla contra la de ella, logrando que la chica se sonrojara.

- SANGOO¡! – Se escucha un grito venir del bosque e inmediatamente aparece Inuyasha poniéndose frente a la chica. – Tenemos que hablar, solos y ahora. – La mirada que el chico dirigió al monje fue más que suficiente.

- Oh vaya había olvidado un exorcismo que tenía que hacer en la Aldea vecina, me tomara lo suficiente para que ustedes dos hablen tranquilos, me llevaré a Shippo, permiso. – Sin más el monje desapareció y la exterminadora comenzaba a cuestionarse su gusto en ese hombre.

- Ah...-Suspira. – Si es por Aome ella se fue a su época hace un rato Inuyasha. – mira al chico restándole importancia. – Shippo mencionó que volvía mañana en la mañana.

- Tsk...- mete sus manos dentro del Haori mientras cruza sus brazos. – Sabes si Aome tiene a alguien que la corteje en su época?

- El escalofrío en la nuca de la exterminadora volvió y comenzó a ponerse nerviosa. - Alguien... - por su memoria pasa la conversación que mantuvo con la chica y sus nervios comienzan a aumentar cada vez más y más. – No, no se nada. – contesta sin mirar la cara de su compañero.

- No me mientas, puedo oler el nerviosismo en tu piel.

- Sintiéndose acorralada decidió contarle a Inuyasha. – Bueno, Aome me hablo de alguien, nunca mencionó su nombre, pero dijo que lo conocía de hace poco tiempo, también comentó que le interesaba.

El corazón del chico volvió a aplastarse. – Quieres decir que... Aome esta enamorada de alguien de su época? – esconde su rostro tras su flequillo.


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