CULPA [Juuzou Suzuya x Tú] EDITANDO

CAP 4. BELLA DURMIENTE

Todos los miembros de la casa comenzaban a dejar esta en la soledad para dirigirse a las oficinas del CCG del distrito 1. Descolgaron sus sacos del perchero y se los pusieron encima mientras salían uno por uno con caras de cansancio y vacaciones frustradas.

—¡E-Esbeweeren! —Gritó Mizurou siendo el último en salir de la residencia con una empanadilla a medio comer entre sus labios que le obstaculizaba articular palabra. Corrió lo más rápido posible hacia su equipo con un saco rebelde estancándose entre sus brazos, gruñó e hizo fuerza para que este cediera, pero ante la fuerza y empuje, soltó sin querer su empanadilla directo a un charco de lodo formado por las lluvias de la noche anterior— ... —Detuvo su andar escéptico por lo sucedido hace unos segundos, bajó los brazos y habitó una posición cabizbaja.

Nakarai, quien se encontraba justo a unos centímetros del comestible, luchó por apretar sus labios sin dejar libertad a ningún sonido y seguir manteniendo su característica expresión de seriedad, pero aquello lo hacía más evidente, pues sus hombros temblaban por contener sus risas.

—¡Pff! —Abrazó rápidamente su estómago sin poder aguantar más las ganas de burlarse de su compañero. Si el destino lo deseaba, no se opondría con gusto.

—¡Estúpido Nakarai, no te rías! —Exclamó Mizurou con todo el rostro enrojecido de la vergüenza, acompañado de invisibles lágrimas signo de tristeza por su empanadilla rumbo al más allá.

—¡¿Estúpido?! —Repentinamente Keijin cambió sus facciones por molestia e incredulidad— ¿Lo dice el que me estuvo rogando toda una semana porque no podía redactar un simple informe? —Se cruzó de brazos recriminándolo mientras pisaba y destrozaba completamente la fallecida empanadilla en el charco de lodo.

—¡Eso fue hace tiempo, ya supéralo! —El de cabello color café lo apuntó con un dedo acusatorio y reprendiéndose mentalmente por su yo del pasado. Sabía que cuando le pidiera un favor como ese al molesto de Nakarai, se arrepentiría toda su existencia porque el rubio oxigenado se lo echaría en cara siempre; cosa que no se terminó equivocando.

—¡Tú supera tu estupidez! ¡No trabajo como esclavo para que malgastes los alimentos! —También lo apuntó con su dedo índice, pero más alto que el otro, tratando de mostrarse mucho más superior.

—¡Yo también trabajo! —Exclamó Mizurou indignado.

Mientras aquel par seguía metido en su discusión gritando, en frente de la casa y las demás del vecindario, lo primero que se les viniera en mente para enterrar vivo cada vez más al otro, Hanbee trataba de alguna forma entrometerse en su burbuja para calmar las aguas y no realizar un espectáculo en medio de la calle, además de que aún se encontraban cerca de la casa y tenía miedo de despertar a su superior.

—Vamos, chicos... Llegaremos tarde a la reunión... —Susurraba sudando de puro nerviosismo. Sentía que, entre las dagas que se lanzaban, una le caería directo a la cabeza.