𝗦𝗲𝗺𝗽𝗶𝘁𝗲𝗿𝗻𝗼 (𝗘. 𝗖𝘂𝗹𝗹𝗲𝗻)

𝐓𝐑𝐄𝐒

"¿Qué pasa?, ¿por qué tienes esa cara?" pregunté cuando Bella subió a la camioneta y encendió el motor sin emitir palabra alguna. 

Se removió sobre el asiento con el rostro avergonzado hasta que finamente se animó a preguntar. "Se honesta conmigo Charlie, acaso... ¿huelo mal?".

"¿Ah?, ¿alguien te dijo algo? fruncí el ceño con molestia. Si bien no teníamos una relación muy cercana todavía, ambas éramos nuevas en este sitio y por lo mismo no dudaría en defenderla. "Dime quién fue y le dedicaré un par de palabras ahora mismo Bella" amenacé abriendo la puerta de la camioneta nuevamente, dispuesta a buscar al culpable. 

Sin embargo, Bella se estiró inmediatamente sobre el asiento del copiloto para cerrar mi puerta y evitar que saliera a formar una escena. "¡Nadie me dijo nada!".

"¿Entonces?"

Puso la marcha en reversa y no fue hasta que salimos del estacionamiento que se decidió a explicar la situación. "Edward Cullen es mi compañero de banco en biología y me ignoró por completo durante toda la clase. Además... en cuanto me senté a su lado actuó como si olfateara algo repugnante".

"No puedes dejar que te traten de esa forma Bella, lo mejor será que lo confrontes al respecto mañana" sugerí acariciando la cabeza de Duke para calmar mi temperamento. 

"Tienes razón".

Durante la tarde, Charlie decidió que sería mejor cenar afuera en vez de cocinar algo en casa. Honestamente, el pobre hombre apenas sabía preparar tocino sin quemarlo, mucho menos como manejar un horno. Por lo que alrededor de las siete, condujo hasta su cafetería favorita "Carver café", donde pedimos unas hamburguesas con papas fritas.

Allí conocí a Gina y Waylon, amigos del padre de Bella. Además, le propuse a Charlie que podía llamarme Lottie si lo deseaba para evitar posibles confusiones y charlamos sobre nuestros respectivos días, aunque Bella participaba escuetamente dada su naturaleza reservada. Era notoriamente visible que su primer encuentro cercano con Edward Cullen le había afectado bastante.

Al llegar a casa, Bella se encerró en su cuarto para hacer los deberes y hablar con su madre por teléfono. Le agradecí a Charlie por la cena y subí las escaleras para de una vez por todas terminar de desempacar mis pertenencias. No podía continuar ignorando la tarea. 

Entre los deberes de la escuela, las llamadas con mi padre y las salidas a cenar con Charlie; habían transcurrido tres días y finalmente había llegado el anhelado día viernes. Sin darme cuenta había sobrevivido a mi primera semana sin incidentes... o eso pensé.

"¡Recuerden que el plazo de entrega es hasta el día miércoles, no aceptaré excusas esta vez!" exclamó el señor Obel en un intento por hacerse oír sobre el sonido del timbre, que indicaba el final de la jornada, y los gritos de los estudiantes que celebraban el fin de semana. 

"¿Te parece dividir los temas? Así el lunes nos juntamos en la biblioteca para unir ambas partes." ofrecí recordando las palabras de Angela sobre como la familia Cullen prefería mantener su círculo social cerrado. Alice Cullen era mi compañera de banco en Historia y debíamos redactar un ensayo sobre la guerra civil. Sabía que ella no tendría problemas para juntarse fuera de la escuela, pero no sabía que opinarían sus hermanos al respecto.