6 (final uno). "la crueldad de un lobo"

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Había tres cosas que Lisa estaba cumpliendo desde la última semana:

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Había tres cosas que Lisa estaba cumpliendo desde la última semana:

1) No contestar el teléfono a Taehyung.

2) No hablar con él en la empresa.

3) Ser la mejor amante para Jungkook.

Estas eran sus nuevas reglas.

De estas tres, sólo la última no le costaba ni un poco de trabajo, pero el resto las cumplía a rajatabla. No iba a hablar ni a ver a Taehyung, al menos no extra o personalmente. Podría él intentarlo un millón de veces, pero no iba a ceder ante sus perdones ni palabras vacías de amor. Mientras no fuese un hombre distinto con ella y su cuerpo respondiera a los incisivos estímulos de Jungkook, no se reprimiría. Ahora no estaba lista para dejar de sentirse esa nueva mujer.

Lo cierto es que a Jungkook lo había visto extraño los últimos días, como reflexivo, enfrascado en algún dilema interno que no se atrevía a indagar porque en la relación que tenían no había espacio para otra situación que no fuese tener sexo. Cuando follaban eran dos amantes que se conocían de palmo a palmo, sin embargo, a la hora de interactuar fuera del mundo que se habían creado en secreto, su nexo se volvía demasiado impersonal.

La rutina era esta: se veían en un sitio, comían o bebían algo que casi siempre excitaba su deseo sexual y entonces, por fin, tenían sexo. A veces lo hacían con mucha intensidad, con bestialidad y cero censura. Otras más practicaban hacerlo con un toque más sensual, pero nunca, en ninguna ocasión, hicieron nada romántico. Igual, ninguno echaba de menos el romance pues este estaba sobrevalorado para los dos. Encontraban gracioso que la gente le diera un valor terrible al amor cuando se trataba de obtener satisfacción sexual. Follar con alguien que no estaba comprometido emocionalmente contigo era más orgánico, más natural. Hacía que las emociones surgieran viscerales en todo momento. Y ellos dos disfrutaban de esto último.

Así que pasó por alto la introspección repentina de Jungkook. Sólo cuando le diese una negativa para estar con él iba a preocuparse.

Ese día viernes definitivamente le gustó lo que la noche le enseñaba. Había llegado por fin al piso que Jungkook arrendó para sus encuentros sexuales y lo vio frente a frente, lejos de la etiqueta de jefe. Sólo estaban ellos dos, ambos conscientes de lo que deseaban.

Esa noche, en particular, no estaba para rodeos ni introducciones. Quería que la tomara justo allí, en el recibidor, pero Jungkook no leyó esta premura en sus ojos y la cogió de las manos para llevarla a algún sitio del apartamento. Curiosa y hasta un poco inquieta, notó que todavía no desaparecía esa sombra de frialdad en su rostro. Pero, ya que se trataba del misterioso Jungkook, confió en absoluto.

Entraron con sigilo por una habitación que había visitado brevemente. Era sencilla, quizá la menos austera y ostentosa del piso, y con olor a humedad y no muy iluminada. Las luces no estaban muy altas. Se preguntó entonces si Jungkook frecuentaba ese sitio.

Clímax 18+ (Lizkook Historia corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora