Brilla

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Rubius despertó esa mañana debido a un movimiento que sintió a su lado. Al principio, se llevó una sorpresa al encontrar a Vegetta durmiendo a su lado, con el cabello revuelto y en total paz, pero luego recordó lo que había pasado la noche anterior y que el hombre a su lado había insistido en dormir con él.

El ojiverde se acomodó de tal forma que podía apreciar la belleza del pelinegro de manera perfecta. La luz del sol que se colaba en la habitación le permitía al castaño apreciar mejor a Samuel. Inconscientemente, alzó su mano dispuesta a acariciar el cabello de este. Al tocarlo, Vegetta no se movió, por lo que Rubius continuó con su acción. Para él, los cabellos negros de aquel hombre eran el material más suave del mundo. Su mano fue desde su cabello hasta su mejilla, rozándola suavemente. El castaño sonrió sin querer, enternecido por la imagen frente a él.

-¿Tengo algo en la cara, cabezón?- habló de repente el de ojos violetas.

-¡¿Qué coño?!

Rubius hizo un movimiento brusco al apartar su mano de la mejilla del hombre a su lado, haciendo que casi se caiga de la cama en el proceso. Vegetta evitó que Rubius cayese tomándolo de un brazo y, entre risas, le dedicó una sonrisa que le puso los nervios de punta a Rubén; y el hecho de que estuviese sin camiseta y todo despeinado no ayudaba al castaño a sentirse más cómodo.

-¿Acostumbras a ser así de torpe en las mañanas?- preguntó burlón.

-Entenderás que no suelo tener este tipo de compañía todos los días.

-Pues podrías comenzar a tenerla, si gustas, chiqui.- respondió mientras le guiñaba un ojo al más alto.

-Sigue soñando, macho.

El castaño tuvo intención de levantarse de la cama, pero no lo consiguió. El pelinegro lo cogió del brazo haciendo que el castaño quedase recostado sobre el pecho del contrario.

-¿Q-qué...- el rostro del ojiverde se sentía cada vez más caliente. Seguramente estaba totalmente sonrojado.

-Necesitas relajarte un poco, cariño.

Rubius sintió como Vegetta lo apretó más contra él, mientras le daba caricias en su espalda. Rubén, por un momento, dejó de hacerse tanto problema por todo, y se entregó a los cariños de Samuel.

-Eres muy guapo en las mañanas, ¿sabes?

Rubius cerró los ojos y sonrió.

-Debo admitir que tú no te quedas atrás, Vegettita.

Luego de unos minutos de estar así, la paz de Rubius se vio interrumpida por la vibración de su móvil. Un mensaje de Mangel.

"Buenos días, Rubiuh. Quería decirte que Lily está de camino para tu casa, así puedes desactivar tu seguridad."

Rubius hizo caso inmediatamente y con un mando, desactivó todas las torretas. Luego de darle aviso a Mangel de aquello, el castaño volvió a abrazarse a Vegetta.

-¿Quién era?

-Mangel. Me pidió que recibiera a Lily, viene en camino.

-Pues en ese caso, deberíamos vestirnos e ir a desayunar algo, ¿no crees?

El castaño se quejó, no le hacía ninguna gracia salir de ese lugar tan cómodo y cálido.

-No seas quejoso.- Vegetta le dio un corto beso en los labios. -Venga, baja. Deja que me cambie y te acompaño.

Rubius terminó aceptando, y luego de ponerse unas pantuflas, se dirigió a la cocina. Lilith no tardó mucho en llegar, ya que pocos minutos después, Rubius la recibió en su casa.

𝗜𝗻 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝗲𝘆𝗲𝘀 [𝗥𝘂𝗯𝗲𝗴𝗲𝘁𝘁𝗮]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora