Breathin

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Karmaland era un caos, un completo y absoluto caos. Habían pasado sólo 10 días de las elecciones, y realmente, todo había tomado un giro de 180 grados. Lo más notable era la actitud de Luzu.

Se enteraron por parte de Auron y Erick de que el castaño estaba completamente enloquecido. Había estado actuando totalmente diferente, incluso su casa estaba rodeada de lava y él raramente salía de ella.

Aquella fría tarde, el moreno y su hijo habían recibido a los Doblas en su casa, debido a que se encontraban en un terrible estado. Erick no hablaba con nadie ni salía de su habitación. Sólo Violetta era capaz de interactuar con él. Por su parte, Raúl no estaba mejor. Estaba de mala hostia todo el tiempo y a veces, sumido en una profunda tristeza.

Lolito le había pedido unirse a él en el gobierno, con intenciones de convertirlo en su mano derecha, pero Auron por el momento había decidido no dar respuesta. No se encontraba en el estado mental correcto como para tomar aquel lugar.

-Auron, hombre, debes hacer algo por ti mismo. Date un baño, sal un rato, ¡limpia la casa! Pero haz algo.- el de máscara de oso intentaba sacar a su amigo de su trance.

-No puedo, tío. No he hablado con Luzu en todo este tiempo, ni siquiera Erick sabe de él. Creo que ahora sí está todo jodido...

-No seas imbecil, Luzu te ama y lo sabes.

-¡Siente que lo traicioné! Pero yo sólo lo hice por él.

-Ven aquí.- Rubén abrazó a su mejor amigo, sabiendo que no aguantaría las lágrimas por más tiempo. Y así fue, ya que Raúl se echó a llorar en el hombro de su amigo.

Por su parte, Erick sólo estaba tumbado en su cama, pálido y con grandes ojeras bajo sus ojos.

Violetta no hablaba mucho, sólo se dedicaba a escuchar cuando el moreno lloraba y se lamentaba, a abrazarlo o algo por el estilo.

-Erick, estoy preocupada por ti. No has salido de tu cuarto desde las elecciones.- la castaña abandonó su lugar en el sofá del cuarto del chico para arrodillarse a su lado, junto a la cama.- Sé que no has comido ni dormido lo suficiente. Puedes enfermarte.

-No me da la gana.- respondió simplemente, logrando que la de ojos bicolor se frustrara. -Mis padres se odian, no se hablan y no volverán a estar juntos.

-Erick, no digas...

-¡¿Que no diga qué, Violetta?! ¡¿La verdad?!- gritó haciendo que la chica retroceda. -Lo lamento...- dijo con un hilo de voz y tartamudeando.

-Deberías pasar más tiempo con Auron.- susurró la chica sujetando la mano del mayor.- Ahora están juntos en esto, deben apoyarse.

El moreno asintió y abrazó a la de menor estatura.

-Vamos, bajemos un rato.

Los dos adolescentes descendieron al salón principal, donde el moreno seguía llorando sobre el hombro de Rubén.

-Papá...- lo llamó el muchacho.

-¿Erick?- el moreno dirigió su mirada hasta su hijo, a quien apenas veía desde ese día.- Saliste...

El joven no dijo nada, simplemente se limitó a sentarse junto a su padre y abrazarlo. Se quedaron los 4 un buen tiempo juntos, mientras los castaños intentaban aliviar un poco el dolor que sentían los morenos.

La noche cayó, por lo que Rubén vio prudente volver a casa. Además, había recibido un mensaje de Vegetta.

"Ya es un poco tarde y ustedes siguen fuera. ¿Te gustaría que vaya por ustedes y los acompañe a casa?"

𝗜𝗻 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝗲𝘆𝗲𝘀 [𝗥𝘂𝗯𝗲𝗴𝗲𝘁𝘁𝗮]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora