Changes

3.5K 416 270
                                    

-¿Qué haces aquí?- preguntó Rubén luego de cerrar la puerta y tratar de hacer el menor contacto visual con el pelinegro.

-La verdad, puede sonar muy tonto, pero no lo sé. Sentí la necesidad de venir a verte...

Rubius alzó una ceja mostrando su confusión.

-Ajá, muy creíble.

-¿Cómo has estado, chiqui?- preguntó el de ojos morados, mientras apretaba las manos con auténtico nerviosismo.

-Mira, hazme un favor y no me llames así. ¿A qué viniste?

El castaño se sentó en su sofá nuevamente, tratando de parecer lo más frío posible, aunque eso no dio muchos resultados. Le hizo un gesto con la mirada indicándole que tomase asiento también, lo que el pelinegro hizo.

-Mira, no vengo con intenciones de molestarte, es lo último que quiero en este momento.

-Pues algo debes estar haciendo mal, porque me molestas.

Vegetta suspiró con pesadez. El castaño le estaba alterando demasiado y se le hacía difícil mantener el control. Había algo en él que significaba una debilidad para Vegetta, lo hacía vulnerable, algo que jamás había sentido con otra persona.

-Rubén, lo siento. Quiero que me perdones por todo el daño que te he hecho.

Rubén dirigió sus ojos verdes hacia los morados del contrario por primera vez en mucho tiempo, aquello lo tomó por sorpresa, aunque no era la primera vez que intentaba buscar su perdón.

-Sé que fui un completo idiota contigo y que no merezco tu perdón.

Vegetta había bajado su mirada a sus manos, pero aún así Rubén podía ver lágrimas cayendo de sus ojos sutilmente.

-Sabes que te quiero. Fui un idiota al lastimarte de la forma en que lo hice. No pido que me devuelvas el sentimiento después de tantos años, ¿sí? Sólo quiero empezar de nuevo y quizás poder ser amigos nuevamente...

El castaño quedó sin palabras, no sabía qué contestar. Quizás estaba enloqueciendo definitivamente, pero a lo mejor intentar reparar su amistad era lo correcto. Sentía miedo de salir lastimado nuevamente, pero esos pensamientos se desvanecieron en el momento en que Violetta invadió su mente. ¿Qué pasaría con ellos de ahora en adelante? Su vida cambiaría completamente, pero Rubén sabía que no podría esconder a su hija por mucho más tiempo.

-Está bien, Samuel. Seamos amigos.- habló el castaño haciendo que los latidos de Vegetta volvieran a su ritmo normal.

-¿Lo dices en serio?

-Claro, creo que sería bueno.

Vegetta estrechó al castaño entre sus brazos sin previo aviso, logrando que al de ojos verdes le latiera el corazón como un loco.

-Te lo agradezco...- el pelinegro acarició la cara del castaño suavemente. Rubius se quedó paralizado ante aquel suave contacto.

Un ruido se escuchó desde la planta de arriba arruinando el momento.

-Debe ser Auron, quizás tiró algo.- el castaño dio unos pasos para atrás alejándose de Vegetta.

-Ostras, cierto, él estaba aquí. Bueno, debería irme ya.

Rubén asintió acompañándolo hasta la puerta.

-Hasta pronto, Rubius.

-Adios, Vegetta.

La puerta se cerró y el de ojos violetas sonrió tontamente. Era la primera vez que lo llamaba así en años.

Rubius suspiró, estaba alegre pero a la vez muy asustado, su futuro acababa de cambiar drásticamente.

𝗜𝗻 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝗲𝘆𝗲𝘀 [𝗥𝘂𝗯𝗲𝗴𝗲𝘁𝘁𝗮]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora