Mentí, este día sí nos conocimos

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La segunda vez que pasábamos mi madre y yo por aquel pasillo del centro comercial desde que conocimos a tu primo, estábamos con un par de amigos, les habíamos hablado del puesto que ustedes tenían, y ellos querían corroborar que todo era cierto.

Llegamos, saludamos esperando a que tu primo nos reconociera y así fue, nos ofreció rápidamente pan con salsa, unas aceitunas también.

Allí, a su lado, estabas tú, esta vez sí nos vimos, pero por un corto tiempo, es decir, tu primo ya me había cautivado.

Nuestros amigos quedaron encantados con lo que probaban, así que te pidieron que les pusieses unos gramos en un envase para comprar, mientras tu primo y mi madre cotilleaban, mientras yo intentaba estar en el puesto de mi madre.

Le pedí que empaque un poco de la salsa que degustabamos, pues yo también quería comprar, y él me la regaló, así, de pronto, sin necesidad.

Yo feliz por dentro, dando saltitos de unicornios, con ojos de corazón, acepto, recibo la bolsa y me dirijo hacia mi madre nuevamente, ella sonriendome y agradeciendo a tu primo también.

Él estaba atraído por mi madre. Era muy obvio, y yo sólo era una vela, ya que mi madre seguía su juego a pesar de llevarle casi 20 años y tener pareja.

Obviamente me desilusioné, pero qué más da, de igual manera tampoco esperaba algo.

Te observé, quizás no lo notaste porque de forma descarada intentaba llamar la atención de tu primo.

Al irnos de allí, hablando con mi madre, le dije que tú no estabas para nada mal tampoco, sólo que, pues, con mucha pena y poca vergüenza, tu primo era el que acaparaba un tanto el rango de visión en esos momentos.

Al primo del guapo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora