II. Otro Otoño Contigo

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Summary: Giyuu ha conocido a Sabito por un tiempo, al menos lo suficiente para notar aquellos cambios, cuando las hojas comenzaban a teñirse de naranjo, y la cálida tarde llegaba como una suave ventisca a la montaña, Sabito comienza a actuar raro. Cada año, sin falta.

Giyuu quiere que Sabito sea feliz, y buscará la manera de destruir las barreras que el otro niño construye a su alrededor.

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One Shot
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Lo había notado hace poco tiempo, cuando las hojas comenzaban a teñirse de naranjo, y la cálida tarde llegaba como una suave ventisca a la montaña, Sabito comenzaba a actuar raro. Giyuu no lo notó enseguida, claro, sino fue después de entrenar todo un año juntos, cuando comenzó a conocerle mejor, cuando empezó a aprender más de Sabito. 

Aprendió que cuando llega la mañana se levanta incluso más temprano que Urokodaki-san, antes de que los primeros rayos de luz caigan sobre la montaña Sabito comienza a dar algunos estiramientos, cuando las primeras golondrinas inician su canto va a levantar a Giyuu: comúnmente le daba toquecitos en las mejillas, esto derivado de los primeros días de su estadía, Giyuu solía tener pesadillas y llorar aún durmiendo, cachó un par de veces a Sabito limpiando sus lágrimas antes de levantarlo; después iban por el agua al río, acarriaban el agua suficiente para ese día, Urokodaki-san preparaba el desayuno y los tres comían antes de comenzar su entrenamiento, cuando el sol se ponía entre los árboles y los brazos y piernas de Giyuu no podían más, Sabito y él se tomaban un pequeño descanso sobre el césped, observando como la luz se desvanecía y las primeras estrellas se hacían presentes en el firmamento.

Giyuu se memorizó la forma en que Sanito ensancha su pecho para retener el fresco aire de la montaña, cerraba sus ojos y pasaba su tacto por sobre la humedad del césped, hasta llegar a la cálidez de la mano de su compañero. Giyuu lo miró sorprendido la primera vez, sin embargo, Sabito sonrió y sin más siguió observando el cielo nocturno, mientras su apretón de hacía más suave y después de un tiempo, entrelazaban sus dedos. 

En sí, Tomioka aprendió mucho de él por ello, era evidente que había una época del año dónde comenzaba a ser más distante. Cuando se levantaba temprano solía quedarse viendo el amanecer sin muchas ganas, quién terminaba despertando a Giyuu era Urokodaki-san, y cuando esto pasaba, Sabito ya había ido él mismo por el agua, Giyuu hacía la comida junto a su maestro y Sabito no comía como debería, en sus tardes de entrenamiento no habían descansos, no habían diálogos, Sabito le evadía cualquier conversación y  regresaban a dormir solamente, hasta el día siguiente. 

Cuando se trataba de Giyuu, de cierta manera era más blando, más comprensivo, si se molestaba con él era por no valorarse a sí mismo, pero jamás le juzgó. Intentaba darle parte de su valía. En cambio, en esos días pareciera que le molestara su propia existencia. 

Esa vez Giyuu le preguntó sobre eso a su maestro, Urokodaki-san se mostraba reacio, pero al final se lo dijo. Y era tal como sospechaba, tenía que ver con la fecha en que Urokodaki-san lo rescató del demonio que acababa de matar a toda su familia. 

Sabito nunca hablaba de su pasado, ambos se entendían porque ambos habían perdido todo, pero Giyuu no sabía nada más. Pensar en eso le hacía sentir abochornado, Sabito conoce todo de él, incluyendo cómo había llegado ahí, siempre le decía que Tsutako se había sacrificado por él porque lo amaba y por ello era lo más valioso que podía haber, por otro lado, Giyuu no conocía cómo es que Sabito podía ser capaz de llevar a cabo reflexionas tan maduras para su edad. 

¿No Podíamos ser Agua? [SabiGiyuu Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora