CHAPITRE I

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Mis pies se dirigían a alguna parte, y como de cualquier forma no sabía a dónde estaba, les hice caso. Nunca me habría topado con la gente que caminaba por ahí, simplemente no existían en mi mundo.

-Gothic Doll

Amar en silencio, estar solo en casa y observar desde el ventanal el exterior, el cómo el mundo avanzaba y hacía lo suyo sin el rubio, era uno de sus pasatiempos favoritos, el no incluirse en cualquier cosa excepto el trabajo.

A partir de las doce, o antes, estaba yendo al trabajo hasta las siete de la tarde, y llegaba exhausto a casa por el congestionamiento del metro y las pocas unidades de autobús y apenas estábamos en verano.

Pasaría diciembre trabajando igualmente, ya que no hay vacaciones en su tiempo laboral. Si eras puntual y cumplías con todos los códigos, te ganabas un día libre, el cual era poca la probabilidad porque siempre llegaba cinco, seis minutos tarde y automáticamente perdía los bonos.

Veía como todos sus compañeros eran premiados, galardonados por el gerente y el dueño de la cafetería que le estaba comenzando a dar un dolor de cabeza la gran hipocresía que emanaban por todo el café.

Observaba el como los demás subían de nivel y el rubio seguía ahí, estancado en el mismo lugar en la caja registradora tomando las ordenes y de vez en cuando limpiando el lugar.

Siempre pasaba el break solo, de vez en cuando tenía muy pocas conversaciones con sus compañeros de trabajo ya que se considera un tipo de persona un poco selectiva en cuanto a amistades se tratase. No es muy sociable que digamos y, mucho menos estaba interesado en buscar amigos ahora.

Estaba su compañero de limpieza, que también, tenía días en que le tocaba atender la caja registradora. Wong Yuk Hei, un chico dos años menor que él, atento, muy bromista y de buen genio. Cuando Jimin llegó un sábado a su nuevo departamento en Hongdae, el cual es la metropolitana dónde se reúnen los jóvenes, decidió adoptar a Bebe (베베) un cocker color ámbar.

El ojinegro estaba decidido en no regresar más nunca a su antiguo hogar. Necesitaba comenzar de nuevo, tener una nueva vida. Así debían de ser las cosas desde el comienzo. Ser totalmente independiente. Era doloroso, técnicamente hablando, ya que sus verdaderos amigos de la infancia se encontraban allá y no en la ciudad.

«Todo por recuperar algunos trozos rotos.», pensó Jimin. «Todo por seguir adelante y triunfar.»

Sorprendentemente, la familia era la única que te podía dar un impulso hasta lo más alto y llegar a ser exitoso, pero también la única que podría lograr hundirte y llegar a la pobreza extrema.

Era el antepenúltimo día de la semana y el rubio sabía que hoy no tenía que ir a trabajar, ya que se había ganado un día libre debito a que participó en una jornada especial de trabajo, y como recompensa, se ganó un día libre y justamente un viernes.

Jimin estaba tendido en el suelo, el cual, era el único lugar fresco de la casa leyendo Hamblet de Shakespeare mientras que el pequeño animal se hallaba detrás de su amo, montado en su espalda jugando con sus patitas justo en el momento en que cada vez que el rubio movía los pies, siempre era la misma rutina cuando yacía leyendo en el suelo en los tiempos lluviosos y, rara vez en los de invierno cuando la calefacción llegaba casi más de la temperatura promedio, y la única manera de lidiar con el frío o digamos que sobrevivir con ella era estar en el suelo ya que era lo que al menos podía mantenerse en temperatura ambiente en la casa.

El pequeño siempre intentaba copiar los movimientos que hacía su dueño con las patitas, pero siempre ladraba y terminaba por morderse la colita.

La tarde transcurría lentamente, y sólo entonces, ya eran sorprendente un cuarto para las seis, quería decir que era momento de prepararse la cena; dejó a un lado el libro y se levantó un poco mareado (porque siempre ocurría cada vez que se levantaba del suelo rápidamente y daba pasos como si su vida dependiera de algo a lo que sea que eventualmente estuviera haciendo.)

Se dirigió a la cocina a prepararse un buen y rico Kimchi Fried Rice para cenar hoy. Era la cosa más sabrosa y fácil que podías preparar cuando estás viviendo solo, tan sólo constaba con: kimchi, arroz, atún, verduras, aceite de sésamo y, huevos. Y si sientes que a tu platillo le falta algo, sólo agrégale semillas de sésamo, y nada mejor que un buen jugo de temporada.

Los mejores tiempos son los lluviosos, las frías lluvias, acompañadas de fuertes vientos soplando a través de las ventanas, aquellas que rechinaban y a veces asustaban a Bebe que ladraba sin parar y le tocaba detener sus tiernos ladridos, al final, sus ladridos cesaban. Y como siempre, le ladraba a las ramas de los árboles que se asomaban a la ventana y por ello los ruidos raros alarmaban al pobre perro.

A algunos, la lluvia les estropeaba la ropa, mientras que, para otros, les servía como descanso y en el trabajo, me había ganado uno.

Había trabajado mucho, componiendo y ensayando para varias presentaciones las cuales el único espectador era la compañía de Bebe. Y muy pocas veces grababa todo lo que estaba a su alrededor y terminaba desvelándose editando los vídeos.

Amaba escuchar el cómo las gotas de lluvia chocaban con las hojas del árbol que tenían en frente del departamento mientras el viento susurraba cosas incoherentes y el mundo que lo rodeaba se hallaba en calma.

La lluvia es el cantante principal mientras del mundo es su mejor orquesta.

Jimin recordaba cuando la lluvia se detenía, comenzaban a cantar las cigarras, era lo mejor, te transmitían una paz..., tan genuino que te sacaban una sonrisa. Para otros, el chirrido de una cigarra es lo peor, les irritaba, pero si le prestas atención a lo que ellos cantan, es hermoso y tranquilizador y te preguntarás expectante, cuándo volverás a escucharlas nuevamente.

Rompe su huevo y lo deja caer al sartén, mientras esta se frita, siguió por servir el arroz con el atún y el kimchi unidos. Luego, regresó rápidamente por el huevo, ya que se cocinaba muy rápido y, logró apagar el fuego de la cocina. Tomó mi sartén con una mano izquierda mientras que con la otra sostenía la espátula, yendo hacia la mesa a servir.

Es muy difícil recuperarse después de que tener el corazón roto, fácil quizás de perdonar, pero aún sigue siendo difícil de olvidar, y de respirar porque aún duele y, al mismo tiempo, da un poco de rabia.

Pero sé que existe el karma, y tarde o temprano, todo se terminará regresando, no a mí, sino al que hizo el daño.

Todo en este mundo tiene un precio.

Y el de aquellos, esel más caro.

© LOVE ✧ KOOKMIN 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora