Quinta parte

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EN NOVIEMBRE NO CRECEN LAS ROSAS

Capitulo 1

El avance del ejército alemán sobre Stalingrado no fue tan fácil como se lo imaginaron los alemanes, a mediados de septiembre después de los terribles bombardeos de los últimos días de agosto, empezaron avanzar y conquistar la ciudad.

Pero pronto se dieron cuenta que la ciudad que ellos habían destruido, los rusos la habían convertido en una trampa mortal, de cada edificio de la ciudad grupos de soldados y civiles convertidos en milicianos los atacaban.

Otro problema que les preocupaba a los nazis, es que mataban miles de soldados rusos y al día siguiente mandaba más, en cambio alemán que se moría jamás le era respuesto y cada día eran menos

En esas tres semanas que habían pasado desde que bombardearon atrozmente Staligrando y se había quedado perdida, Maciag, sin querer estaba a más salvo en el búnker del general Hartmann y para su suerte, casi ni lo veía, porque tenía que dirigir a sus hombres y estaba en ese lugar más seguro y los alemanes aun tenían bastante comida en reserva.

Es que en la mente de Maciag aquel lugar junto con aquel hombre, aunque la abusara, era lo más seguro, no quería regresar a esa ciudad, no quería ver la guerra.

Un día a mediados de septiembre ya al mes de estar atacando día y noche la ciudad, él general Hartmann hastiado que habían llegado al centro de Stalingrado a tomarse un simple embarcadero, habia sido inútil.

Increíblemente un puñado de soldados soviéticos escondidos en las ruinas, se lo había impedido y casi una bala le vuela la cabeza, pero no pudo avanzar más, había regresado a su barraca desesperado no entendía lo que pasaba

Al ver que no estaba en la oficina trabajando Maciag, la fue a buscar a su barraca, la encontró acurrucada en una esquina, dibujando un lindo paisaje como una niña, empezo a entender que su linda rusa no estaba bien de la cabeza, no pudo evitar no sentir lástima por ella, así como era de bella, era muy sensible, el horror de los bombardeos la había perturbado, pero no quería que se encerrara en si mismo, él había visto soldados hacer eso y terminaban locos, es que mejor le hablo fuerte.

—¿Que haces?..¡ Te dije que me tradujeras esas correspondencia que le encontramos a unos soldados que matamos!—le dijo el general fuera de si a Maciag,  esta cuando vio la sangre en una página había entendido eso y no pudo soportarlo,  de solo imaginarse a un soldado muerto la horrorizó y había salido a refugiarse a su barraca

—¡Por eso ya no lo hize!, una página esta manchada de sangre, ¿porque no se aburren de matarse? —le dijo Maciag y empezo a llorar para exasperarlo,  si la dejaba así no podía pasarla como su traductora, ya todos hacian chiste que el severo general, tenía una linda rusa de amante, pero si la veian loca le ordenarían deshacerse de ella, el mismo Paulus le había preguntado si era efectiva la traductora que tenía, sino mejor que buscara un soldado alemán que supiera ruso.

El comandante era un hombre tranquilo, por eso no le había dicho que no tuviera amantes de forma descortés, el jamás le faltaba el respeto ni a los soldados; pero le había insinuado que no la tuviera, por su reputación, su indirecta la había interpretado bien Hartmann

Es que mejor la levanto de un solo del suelo y la agarro de los dos brazos para asustarla, no quería que se volviese loca, a él le encantaba,  la quería tener como amante,  pero cuerda.

—¡Deja de estupideces niña!..tú eres enfermera y no debes temerle a la sangre, si sigues tratando de no ver el mundo en que vives, te volverás loca, yo ya vi muchos soldados comportarse así y los ejecutaron porque ya no servían, por locos...¡ve y traduceme todos esos papeles ya! —le grito el general y la tiro al escritorio para aterrarla se sentó llorando lo fue traduciendo como pudo,  por último le dijo:

LOS POBRES NO DEBEN AMAR . PARTE TRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora