Bienvenida
Llegar a Francia había sido más complicado de lo que muchos solían referirse, la marea que siempre se mostraba tranquila según los marineros de la nave esta vez había reaccionado de forma violenta unas horas después de desembarcar, creando caos dentro del barco, alterando de sobremanera al séquito del príncipe y al mismo hijo de la reina Britania lo que no solo le causo fuertes mareos y náuseas, sino también un vago pensamiento de que este evento calificado como "poco natural" por el capitán sea alguna especie de mal presagio para su futura llegada a la corte francesa.
Pero ahora una vez más estaba en tierra firme, y esperaba que esa estancia fuera duradera, por lo que tras llegar con varios miembros hacia el castillo francés más próximo y que una gran bienvenida se les fuera celebrada tan pronto como cruzaron con sus caballos el gran arco su vista recayó en todos los presentes, notando que ni la reina madre ni el rey francés se encontraban aquí.
Su rostro se frunció suavemente al notar dichas ausencias pero antes de que pudiera tan siquiera formular la pregunta un hombre alto de cabellera castaña y ojos verdes que aparentaba unos 35 años se acercó al joven príncipe inglés dando una reverencia para presentarse a continuación.
-Sea bienvenido príncipe Arthur, mi nombre es Felipe, mi señor, soy el gran chambelán de su majestad el rey -
Su voz era profunda y su mirada era pesada, parecía juzgar cada uno de los movimientos del joven rubio.
-Estoy agradecido por este recibimiento, aunque creo que mi futura familia no se encuentra presente-
El hombre volvió a inclinarse.
-Una disculpa de parte de su gracia el delfín quien a salido en una campaña para proteger sus futuros territorios y de su majestad el rey de quien su salud no se encuentra en las mejores condiciones para viajar-.
Arthur asintió con la cabeza, para eventualmente bajar de su caballo con ayuda de uno de los sirvientes.
Finalmente entraron al castillo para celebrar un gran banquete a su llegada, aunque la fiesta fue reconfortante después de días de viaje no podía sacarse de la cabeza que su prometido no estuviera ahí para recibirle era una completa falta de respeto no solo para su persona, sino también para la corona inglesa, debería estar molesto, bueno le molestaba pero algo dentro de él se sentía aliviado de no llevar todavía dicho encuentro.
El banquete pasó sin problemas significativos, solo saludos y presentaciones de parte de algunos nobles además de felicitaciones por su próximo matrimonio.
Pero sin embargo su momento favorito de aquella bienvenida fue la tranquilidad de su habitación durante la noche, la recamara había sido arreglada con colores rojizos que combinaban con los toques dorados de algunos objetos en la misma habitación.
Cuando la luna empezó a salir pidió a uno de sus sirvientes algo de papel y tinta pues tendría que mandar una misiva a su madre acerca de su llegada a territorio francés, además también escribiría algo para el príncipe portugués.
Con calma encendió una vela y tomo asiento en la pequeña mesa donde empezaría a redactar.
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Los ojos azules brillaban con un brillo coqueto mientras se movía dentro de una de las doncellas que servía en la cocina.
-Sabes querida, es tan reconfortante estar contigo- murmuró el joven delfín en el oído de la chica
-Mi señor...- un suave gemido escapo de sus labios.
-No digas nada más querida- gruñó el rubio antes de llegar a su clímax.
Tras esto tanto el futuro rey como la Doncella de cabellos castaños y piel bronceada comenzaron a vestirse para salir de la habitación, sin embargo al abrir la puerta la figura de una mujer de cabellos castaños von rastro plateados y ojos violetas miraba acusadoramente al próximo Soberano de Francia.
-Estas comprometido Francis- susurró con molestia.
-Por Dios madre lo he estado desde que tengo 7 años- respondió restándole importancia- y por lo mismo, todavía no estoy Casado querida madre.
Galia lo miro de forma más severa.
-Tu prometido llego ayer en la noche-
-Es bueno saberlo- respondió Francis antes de volver a entrar a su habitación y tomar una copa de vino.
-Tienes que ir a alcanzarlo en su camino hacia la capital, es una falta completa de respeto no recibir a los invitados extranjeros y más si estos se convertirán en consortes del Rey de Francia-.
Francis suspiro antes de volver a tomar otro sorbo a su vino.
-Tranquila madre, estaré en camino tan pronto como me haya recuperando de mi campaña-.
-No parecías nada cansado estando con aquella mujerzuela- regaño la reina madre.
El rubio volteo a ver a su madre de forma sorprendida.
-No metamos a la pobre mujer en esta conversación- murmuró
-He soportado que hayas estado con todas las mujeres en este palacio, pero también debo de advertirte que deberías romper esa amistad o romance que tienes con lady Francois-
Los labios del rubio se torcieron en desaprobación.
-Si quieres que alcance a mi prometido, entonces eso haré- dijo con voz seria tomando su capa.
La reina Galia solo pudo suspirar esperando que todo saliera según lo planeado.
......
Por ahora lo dejaré aquí espero próximamente actualizar y perdón por la tardanza, los quiero
F_m
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El deseo de nuestras naciones
FanfictionTanto ingleses como franceses piensan que la guerra debe de terminar, pues las bajas en ambos bandos y las arcas de las coronas poco podrán de seguir resistiendo, sin embargo, dicho pacto de paz tendrá que ser inquebrantable, que ni el mismo hombre...