Capítulo 3

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『❝¡No quiero! ❞』

X – x – X

Una vez que la clase concluyó, me quede inmóvil en mi pupitre esperando a que todos mis compañeros terminaran por irse. Por fortuna, durante ese lapso mi padre se hizo el ocupado archivando unos papeles de su escritorio, y digo por fortuna porque de solo imaginar que alguien descubra que soy su hija sería demasiado humillante.

Uno de los horribles defectos de mi padre es que es tan obvio con sus muestras de afecto, por eso me alegro de que se controlara durante la clase, porque de lo contrario no sé en qué continente estaría en este momento. Tal vez parezca exagerado, pero soy capaz de cambiar mi identidad con tal de iniciar una nueva vida en otro país con el fin de romper toda relación con este hombre.

Pero bueno, volviendo a la realidad... Cuando estuvimos completamente a solas y solo después de que verificará que no había moros en la costa, encare a mi progenitor.

— ¿Por qué no me dijiste nada al respecto? ¿Desde cuando estás aquí? ¿Esto es permanente? —interrogue atropellando las palabras una por una conforme fue surgiendo en mi mente. Camine en círculos con los brazos cruzados, mi padre no dejó de mirarme con ternura en todo momento. Suspire con pesadez deteniéndome frente a él— ¿Por qué no dices nada? Haz estado tan callado...

Oh, Kami-sama, había olvidado lo desesperante que es lidiar con él.

—Te extrañé tanto, veo que has crecido un poco desde la última vez que te vi, pero estás muy delgada, ¿No has estado comiendo bien? —hablo con calma dando pasos cortos hacia mí— ¿Por qué nunca atendiste mis llamadas?

Genial, ahora si hablas. De acuerdo, ya estas invadiendo mi espacio personal. Detente. Detente.

—Maka... mi niña, ¿Puedes darle un abrazo a papá? —imploró, extendiendo los brazos.

Me quede petrificada. Sus ojos color zafiro me vislumbraron ante su fogoso deseo por corresponder a su demanda. Volteé la cara y torcí la boca con incomodidad.

—No quiero, si alguien llega a vernos podrá malpensar la escena.

—Oh, pero no habrá problema si les decimos que yo soy tu pa...—lo interrumpí, elevando mi voz.

—Acerca de eso... no quiero que te des a conocer como mi padre.

La sonrisa y mirada centellante que mantenía se desvaneció de su semblante tan pronto dije esas palabras. El ambiente se tornó gélido, o al menos yo tuve esa sensación por lo que me abracé a mí misma. No deseaba ser tan áspera con mis expresiones, pero hay veces en que las cicatrices jamás se borran, el daño que nos hizo como familia es algo que probablemente nunca pueda perdonar.

— ¿Sigues enojada conmigo? —preguntó con tristeza.

Apreté los puños. ¡Qué pregunta tan más estúpida!

— ¿Enojada? ¿Por qué estaría enojada con el hombre que aun teniendo a la mujer perfecta decidió engañarla? —inquirí con sarcasmo, sintiendo un horrible nudo en la garganta— ¡Ah! Mejor aún, ¿Por qué seguiría molesta con el sujeto que me dio la vida y quien supuestamente me ama, pero que se desapareció durante una semana sin dar ninguna explicación? Digo... ¿Esta mal que siga molesta con la persona que destruyo a mi familia por una maldita aventura pasajera?

Cuando menos acorde, mis parpados ya estaban llenos de lágrimas de rabia, apenas podía respirar con regularidad. Me sentí sofocada al tener que revivir esa maldita pesadilla en mi mente.

Yo adoraba a mi padre.

Amaba tener una familia donde me sentía feliz y protegida.

Pero, entonces...

[♥] El novio perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora