-Maldición, ¡Maldición!- refunfuñaba entre dientes la joven vastaya mientras corría apenas, evidenciando el tiempo que llevaba exigiéndose esfuerzo físico. En cuanto sus piernas y pulmones les rogó por un "alto" se sentó en las raíces de un árbol, las cuales estaban sobresaliendo de la tierra, mientras jadeaba, miraba a sus alrededores fijándose que se encontrara fuera de peligro, se dio el privilegio de suspirar con alivio al tener la certeza de su seguridad.
-Sana y salva.- se habló a sí misma, podría asegurar que se estaba volviendo loca, pero es que la tensión que acabó de vivir no tenía precio. Sin saber si debería seguir, o quedarse, permaneció en su ubicación un largo tiempo descansando, casi olvidando que estaba sometida a una persecución.
Disparo.
El suave olor a pólvora pasó por sus narices y logró percatar que la bala responsable del estruendoso ruido rozó la corteza del tronco, sintiendo una ligera brisa justo en su mejilla, sus orejas puntiagudas se movieron tratando de percibir cualquier señal de amenaza cercana mientras que se iba parando con lentitud.
Disparo.
Sus cuerpo se encogió y sus orejas se bajaron, esa era la señal, era correr o morir, de nuevo debía huir como si la vida le dependiera de ello, bueno, su vida dependía de ello. Con agilidad iba esquivando los árboles y vegetación que se encontraba en la espesa selva, intentando de que nuevamente pudiera perder de vista a su amenaza.
Disparo.
Su ilusión de poder salir impune de aquella situación había sido demasiado fantasiosa al parecer, pues su cuerpo cayó en seco sobre el suelo, raspando su piel con tierra, ramas, césped y una infinidad de cosas que se podrían encontrar en ese suelo.
–Tres... – y ahí estaba, tenía nuevamente en ese día al virtuoso frente a sus ojos, con la diferencia de que ahora permanecía con un dolor punzante, mientras su muslo comentaba a sangrar.
–Supongo que esto fue todo.– pensó T/N, ya que, su movilidad reducida no le permitía hacer mucho, y tampoco tenia alguna especie de plan en su mente, así que opto por tan solo resignarse.
"Siempre, siempre estaré cuando más lo necesites."
No pudo evitar recordar aquella frase, una cursileria barata como uno de los tantos "eres arte" que habría tenido que escuchar repetidas veces de otros vastaya que le coqueteaban. A pesar de la situación, no comprendía porque de todos los pensamientos, su mente le recordó ese. Mientras que merodeaba en sus cuestionarios personales, por un momento recordó que estaba a punto de morir, supuso que su asesino estaba jugando con ella, pues este con lentitud estaba revisando su arma para apuntarla con lentitud hacia ella, pero fue un grave error por parte de la amenaza, ya que ella recordó que también podía jugar con la mente del enmascarado,entonces su visión se vio afectada durante un lapso poniéndose en blanco y luego de ese segundo todo pareció bastante normal, podía ver a su víctima en el mismo lugar.
Con lo que no contaba, era que su víctima en realidad estaba manipulando su mente mientras que cambiaba su posición para contraatacar, no podía fallar, pues su pierna ya había perdido una buena cantidad de sangre y si se daba el lujo de errar, le podría costar la vida.
Al notar que su contrincante seguía en los efectos de alucinación, esta cargó sus armas con la característica magia de su especie, haciendo que sus cuchillas fueran abrazadas por un humo ligeramente rojizo y las apuntó con precisión a este. Le logró proporcionar un buen daño, dándole así una ventaja de escapar, por lo tanto, a cojeadas y apresurada fue ganando distancia.
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-Por suerte sobrevivió a aquel ataque, ya se había hecho de noche luego de esa persecución, ya parecía estar fuera de peligro, más su herida no parecía mejorar y la fatiga sólo empeoraba su condición, sólo quería descansar un poco, fue un largo día para ella y lamentablemente no podía evitar sentirse débil, así que, a duras penas subió hacia la rama más cercana y así fue como respiro con un poco más de tranquilidad, bajando sus orejitas un tanto triste deseando estar en casa.
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-No se había dado cuenta cuando cerró los ojos, pero en cuanto los volvió a abrir, logró asimilar asombrada que se encontraba en su acogedora habitación. Todo había sido una pesadilla, gracias al cielo.
Quería levantarse para agradecer aquel hermoso acontecimiento, más en cuanto quiso moverse, el dolor en su pierna se hizo presente lo cual no le permitió seguir moviéndose, preocupada retiro las sabanas de su cuerpo y vio su muslo vendado.
– Si, te lo agradecemos mucho por traernos a nuestra niña. – Ahí estaba, era la dulce voz de mamá fuera de la habitación, de cierta manera, si bien se alegró por escuchar a su mamá, eso no quito la excesiva preocupación en su pierna, eso quería decir que todo lo que vivió no fue precisamente una pesadilla, sin embargo, necesitaba saber como rayos llego a casa.
- Descuide, no es nada, pero si me gustaría ver la condición de T/N ahora que debería de estar mas estable- Oh vaya, claro que recordaba esa voz, no podía creer que de verdad era el.
Y ahí estaba asomándose por la puerta que lentamente se iba abriendo paso para el pelirrojo, al parecer solo entro el bastardo, pues cualquier indicio de presencia de sus padres se había esfumado. En cuanto el chico entro completamente a la habitación, este mismo la cerro para imponer privacidad en ese momento, mientras que la vastaya no le quito los ojos de encima de manera desafiante con sus orejas ligeramente bajas demostrando recelo.
- No me mires así, te salve la vida- el también bajo sus orejas dando a entender que le enfadaba un tanto el comportamiento de la joven. - Mínimo deberías agradecida.- chasqueo la lengua con notorio disgusto desviando la mirada de la chica con el ceño fruncido.
- Nunca pedí un maldito guardián, es mas, estoy metida en toda esta mierda por tu cul...-
- ¡Ya cállate! no entiendo porque me odias tanto, hasta donde se no te he hecho nada ¡¿porque eres así?!.- El chico frunció aun mas su ceño, el tan solo intentaba hacer bien las cosas, ya no daba mas con la frustración.
Y ella quedo sorprendida, no sabia como se supone que debería sentirse, nunca pensó que alguien tendría el atrevimiento de alzarle la voz, mucho menos un bastardo, y es que, por mucho que lo negara, el pelirrojo tenia razón, aunque su intención no era ceder, su orgullo no le permitiría darle la razón a este.
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Holi, nueva historia, espero sea de su agrado y recuerden apoyar el proyecto si les gusta, perdón cualquier falta de ortografía y/o gramatica, y un disclaimer(?) este universo seguirá siendo en runaterra, solo que no ira acorde al lore oficial.Eso pues, gracias por leer, besos <3.