Parte 3/4.

340 28 13
                                    

Pasan cuatro semanas sin que Wooyoung se dé cuenta de lo rápido que puede pasar el tiempo cuando no está acurrucado en su cama sino que se mueve por la tienda, ayudando a los clientes que vienen a probar algunos trajes de neopreno o pedir clases de surf.

El cansancio que se apodera de su cuerpo es tan fuerte que no necesita pensar mucho todas las noches, entonces duerme, soñando con el mar y San.

Sin duda, se enamoró de San en algún momento a lo largo de esos días. No por su aspecto, no por cómo se ve mientras se ata el cabello, no por cómo sus dedos siempre encuentran un camino hacia la mano de Wooyoung debajo de la mesa, ni por la forma en que San pone sus manos en sus caderas mientras le enseña a surfear. Eso es secundario

Es su mente la que ha estado arrastrando a Wooyoung al fondo del mar, tirando de sus pies, con fuerza, evitando que respire.

Le duelen los pulmones, ardiendo, los ojos bien abiertos aún mirando al cielo.

San es como un bocado fresco de aire llenando sus pulmones.

Las palabras de San todavía están atrapadas en su cabeza, reemplazando lentamente a todas las deprimentes que lo hacían compañía en su soledad.

Hace que la piel de Wooyoung pique, porque es verano y es amor, y San se ve tan perfecto bajo el sol.

Y, a fines del verano, Wooyoung estaría a tres autobuses de él.

A fines de julio, Wooyoung se siente sin aliento, los dedos se mueven lentamente sobre el cabello de San. Huele a sal y un poco a miel. Si el sol tuviera olor, Wooyoung está seguro de que sería el olor de San. Suave, pero un poco fuerte, quedándose pegado a su ropa durante horas, mareándolo por la noche porque todo lo que puede oler es San.

Sentado en la bañera, completamente vestidos pero sin zapatos, y obviamente calcetines, Wooyoung le trenza el cabello.

No hay una razón lógica para explicar por qué están sentados allí, porque todo lo que hace San es impredecible. Solo porque tiene ganas de sentarse y hablar. Wooyoung no lo cuestiona.

"¿Por qué te gusta tanto mi cabello?" San pregunta después de un rato, cansándose de los juegos que Wooyoung tiene en su teléfono y moviendo la cabeza hacia atrás, tratando de mirarlo.

Wooyoung lo golpea, despacio, en silencio, diciéndole que mire hacia adelante para que pueda mantener su trabajo.

"¿Por qué?" Insiste, moviéndose hacia atrás y presionando su espalda contra el pecho de Wooyoung para llamar su atención.

"No lo sé. Es como el cielo, me hace sentir cosas", dice bruscamente.

San se ríe entre dientes. "¿Mi cabello? Esa es la primera vez que alguien dice eso".

Wooyoung se encoge de hombros incluso cuando San no puede verlo. Con cuidado, lo empuja desde los hombros, haciendo espacio para que él siga trenzando. "No es tu cabello, es-"

Se muerde la lengua. No, Wooyoung, es demasiado pronto para confesarte al simpático surfista que no hace más que hacerte compañía porque te ves patético.

"¿Hmmm?"

"Nada."

Lo que él quiere decir, es que es el. Que le gustas y cómo sus dedos se pierden en el dorado de su cabello.

"Te queda bien, eso es todo", es lo que dice, con los dedos temblando un poco. "Las trenzas te quedan bien".

San no hace más preguntas, comienza a tararear una canción.

성경  || ATEEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora