Untitled Part 1

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La luna brillaba en lo alto de la noche iluminando las calles de una ciudad blanqueada por el invierno, todo se encontraba cubierto por una fina capa de nieve, tal vez si no se encontrara en tales circunstancias el dueño de la sombra que ahora se escurría sigilosamente por los tejados, se habría detenido a admirar los finos cristales plasmados en los grandes ventanales, o los abundantes rosales en las propiedades de clase alta cuyos pétalos se habían congelado preservando así su belleza.

 La luz de la luna se alzó sobre la ciudad, y reflejo sobre la ventana los largos cabellos negros del joven asesino, y sus ojos cuyo color celeste era tan intenso y profundo como el mar de la región de Abarar.

 se detuvo en uno de los tejados acomodando la capucha de su capa y silenciando su respiración "El arma más letal de un asesino es su sigilo" se obligaba a repetirse casi mecánicamente siempre que realizaba un trabajo, y así su silencio solo era comparado con el imperceptible andar del gato que se escurría a su lado a través de las tejas probablemente cazando, y eso era el, un cazador, su trabajo consistía en terminar la vida que dios había creado...rápido y sin dolor... a menos que fuera necesario.

 Diviso la segunda casa cruzando la calle empedrada, donde algunas almas sin fortunio aún se paseaban en busca de refugio, comida o trabajo, todos ellos gitanos alguna vez, se concentró en la fachada de su objetivo, los nobles de todas las regiones solían hacer muestra de su linaje con la riqueza de sus posesiones, y Lord Russel se había convertido en el consejero directo del primer ministro, por lo que era de esperar el esplendor de aquella noble posada adornada con finos adoquines a lo largo de la entrada y los ventanales cubiertos de seda traída por los mismos mercaderes de Astur.

 Que atrocidad  o que peligro representaba Lord Russel para que el gremio ordenara su muerte inmediata, hacía tiempo que estudiaba los problemas terrenales entre los reinos vecinos y probablemente podría adivinar fácilmente las mañas que tenía aquel noble para mal aconsejar al ministro eso pondría en riesgo algunos planes para la sociedad de asesinos de la que formaba parte, ciertamente no era su trabajo cuestionar las decisiones y ordenes de gremio, después de todo solo era un peón mas, una pieza del juego que prestaba sus servicios y el filo de sus hojas  a las órdenes del gremio.

 La ultima luz del candelabro que daba vista hacia el pomposo jardín se había apagado y el asesino avanzo bajando la mansión por la cornisa congelada, paso como una sombra la calle, y como la misma sombra atravesó el jardín, tenía que llegar al tercer piso y mientras subía reteniéndose con técnica sobre los ladrillos sentía el ligero rose de sus dagas pegadas al cuerpo, aquellas armas le pesaban, pero no por el frio acero con el cual fueron forjadas, si no por las vidas que habían sido arrebatadas por su filo desde que tenía memoria.

 Llego hasta el balcón y sin más esfuerzo, sin gastar más aliento se ocultó en la penumbra de la noche mientras daba largos pasos hacia el centro de la habitación aterciopelada, frente a él se encontraba Lord Russel, dormía placenteramente en una cama tres innecesarias veces más grande que el mismo, ya que estuvo lo suficientemente cerca para oler el licor de su aliento, se percató de que su víctima despertaba lentamente, pero él no retrocedió, bajo su capucha y los ojos vidriosos de aquel Lord se encontraron con el celeste intenso de los suyos.

 Él no tenía miedo de que le reconociera, no se inmutaría, creía que sus víctimas tenían derecho a saber quién terminaría con sus (muchas veces miserables) vidas.

 Lord Russel puso los ojos en blanco y su saliva se hizo densa y pastosa tratando de formar lo que parecía un inútil intento de súplica probablemente algún chantaje o negociación por su vida.

 -Lord Russel- el asesino hablo sin señal mínima de compasión -Se le acusa de ser un inconveniente para el gremio de Adarkin, tomándome yo como juzgado y verdugo... que el cielo le muestre la piedad que hoy se le negó- la daga se movió rápido lo suficiente para ahogar un grito sordo, y en un instante todo había terminado mientras la sangre fluía del largo y limpio corte en la yugular, pronto el cuerpo sin vida se encontró rodeado de sabanas manchadas de carmín, así como el filo de la daga que enseguida limpio con un movimiento rápido para envainarle de nuevo.

 Se quedó un momento parado en los aposentos que poco a poco se impregnaba de olor a fierro y se separó para tomar el dedo a un tibio y retirar el añillo con el símbolo de las tres flechas, el símbolo del rey, la marca de tiranía de un reino sumergido en la oscuridad desde hacía 10 años.

 Escucho pasos que se dirigían hacia él, pero cuando la mucama daba un alarido de terror el asesino se encontraba sumido en la noche emprendiendo el camino de regreso al gremio...su hogar.

Fate KingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora