II

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Es una noche tranquila. Al menos para mí. Gevaudan había recibido tantos latigazos como gruñidos dio y Gorila no pudo comer la asquerosa comida diaria. No se perdió de nada bueno.

Las jaulas quedan afuera por lo que el frío de la noche es lo que envuelve a todos. Una manta no es suficiente, pero es algo y todos sabemos que no conseguiremos más. El Castigador y sus secuaces tienen el resto, lo mejor. Buena comida, buen abrigo, buen lugar para dormir.

Además de una manta tengo un poco de paja de colchón y una vela que me da algo de luz. El agua de Sirena se ve helada aunque ella parece tranquila durmiendo. Loli duerme colgando del gancho, envuelta en una apestosa manta que le cubre la cabeza. Una Pierna mira el cielo apoyado contra los barrotes, perdido y recuperándose de los latigazos que recibió tres días atrás por no obedecer a Castigador.

La jaula comienza a oler mal, nuestras necesidades tenemos que hacerlas aquí y nos permiten limpiarlas una vez a la semana (más que nada porque a los visitantes les molesta el mal olor). Esta vida es una mierda.

–Princesa–Bup se acerca lo más que puede a los barrotes y estira su mano llena de ampollas hacia mí–, ¿puedes pasarme eso? Si no lo vas a comer, claro.

Miro a un costado donde hay un trozo de pan duro que había sobrado de la cena y que había dejado a falta de apetito. No me gusta demasiado ese pan rancio.

Lo tomo con mis dedos entumecidos por el frío y se lo extiendo, apretando mi mejilla contra los barrotes hasta llegar a él. Bup lo toma desesperado, dándoles mordidas voraces. Su ración de ese día había sido menor porque el idiota que debía darle su comida había tropezado. No me sorprendía que tuviera tanta hambre.

I y D siguen practicando algunos pasos de baile sin música, creo que la están imaginando. No encontraba otra explicación. Eran los únicos que nunca muestran tristeza por su situación.

–Fin–dice Pow Pow con una voz grave y gutural, lo único que se puede distinguir en su jaula son sus manos.

Su jaula está completamente cubierta, salvo por una parte inferior por donde entra algo de luz. Aunque ni siquiera en el día se puede ver claramente algo. El misterio atrae mucho a los visitantes.

– ¿Fin? –pregunto mirando hacia la jaula de Pow Pow.

–Debemos darle un fin. –las manos que había visto se arrastraron a la oscuridad.

Todos queremos darle un fin a esta vida. Todos queremos ser libres pero ¿qué significa ser libre? ¿Cómo seres como nosotros podemos ser libres? ¿Hay alguna posibilidad de vivir normalmente si escapamos? Esta no es vida, pero al menos tenemos comida, techo y algo de abrigo. Nos costaba nuestra dignidad pero es mejor que lo desconocido.

Aun así, las palabras de Pow Pow quedaron grabadas en mi cabeza.

El circoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora