Sin querer me había enamorado de aquél chico, que golpeaba un saco sin detenerse, a veces con los guantes y otras hasta que sus nudillos sangraban. Había rabia en cada uno de sus golpes, su expresión era demasiado dura para la edad que tenía, sus ojos mostraban más experiencia de las que uno se podía imaginar, una persona así ya había vivido lo suficiente para endurecerse. Pero aun así, había algo en él, aquellos ojos oscuros llevaban un infierno dentro, lo veía arder, mil demonios batallaban en sus pupilas y estallaban cada vez que el puño impactaba en el saco. Apenas sonreía y cuando lo hacía era como si las estrellas salieran en una noche de invierno, cuando hablaba el sonido de su voz era como una fogata en el bosque que aleja la oscuridad, la soledad, el miedo y sólo te da calor, luz y paz. Aquél joven emanaba peligro y al mismo tiempo seguridad, era como si te dejara un mensaje claro de que te podría proteger de la mejor manera y al mismo tiempo si eras su enemigo... Era mejor que empieces a huir. Aquél joven fue la inspiración a muchas de mis cartas, cartas en donde había dejado bien en claro lo que deseaba "...No sé trata de que quiero besarte, abrazarte, ser algo en tu vida, no se trata de lo que provocas en mi cuerpo. Se trata de que quiero saber que ocultas, quiero saber de tus problemas, a quién diriges tu ira, porque quiero estar ahí, para ti, ser ese refugio que todos buscan cuando el infierno se desata, cuando el mundo arde, cuando el caos estalla, quiero ser la calma a tus demonios, el faro de luz en tu alma tan atormentada. Quiero rescatarte de esa soledad, que sepas que me tienes a mí. Quiero ser tuya, Jungkook..."Aun así nunca me había animado dejar de mi nombre en alguna carta, más si le había dejado todo lo que quería, lo que deseaba, lo que provocaba en mí en letras sobre un papel. Había encontrado mi manera de llegar a él, a través de simples notas donde volcaba todo lo que pasaba por mi cabeza, por mi corazón y hasta en mis sueños. Siempre me preguntaba qué haría él con mis cartas, mi respuesta llegó un día en que lo encontré leyendo una en el vestuario con una sonrisa, era una tímida que jamás había visto, las pocas veces que lo había visto sonreír mostrando una sonrisa arrogante, con un deje de superioridad, ver esa sonrisa que mostraba cuando él sentía que ganaba, o mejor dicho cuando ganaba. Yo había titulado esa sonrisa como la del triunfo, pues siempre aparecía cuando él lo lograba, pero en aquella ocasión, cuando se encontraba con el papel en manos leyendo mis palabras su sonrisa era diferente era pura, sincera y tímida. Esa sonrisa que uno hace cuando se siente libre y que no está siendo observado, supe entonces que esa era mi favorita, obviamente se lo dije en la próxima carta. Cada vez me costaba más alejarme, era como si fuera un imán, todo me atrae hacia él y yo no mostraba resistencia alguna. Una vez me armé de valor y le escribí en la carta donde nos podíamos ver, un restaurante, una noche, una cena, una cita. Él era consciente de cuánto yo lo amaba, en esas cartas lo había dejado demasiado claro, había citado varias veces que había caído en sus redes, que estaba enamorada, que lo amaba, que él era mi mundo. Y todo decayó, de las ocho se hicieron las nueve, le llegaron las diez y mi corazón se terminó de quebrar cuando dieron las once. Él no había venido, no había llegado, me había rechazado. Aquella noche lloré, dolía mucho, cuando lloras por amor sientes una piedra en tu pecho que te hunde, sientes un dolor desde lo más profundo de tu corazón. Fue la primera noche que me dormí llorando. Amanecí optimista, tal vez algún accidente había ocurrido, cuando no lo vi en la clase de boxeo me preocupé más. Hasta que al fin lo vi, él estaba bien. Tenía la intención de hablarle pero... ¿Qué le iba a decir? ¿Hola, soy a la que dejaste esperando? No, claro que no. Mi corazón estúpido aún seguía retumbando en mi pecho con solo verlo, él lo exculpaba de todo y ya se sentía libre de amarlo de nuevo. Pero entonces como si fuera un ángel caído del cielo, llegó Jeongguk y supe que todo lo que había llorado, era nada. Éste ángel me abrió las puertas al mundo del amor de mi vida, el joven del que me había enamorado era un adicto a las drogas, estaba en la mira de la policía y su corazón tenía dueña. Encontré un amigo bajo sus alas y le di la oportunidad de dejarme amar por él. Él no era más que un hipócrita, un lobo con piel de cordero, un mentiroso....el gemelo malo, era él. Ahí comprendí los ojos de Jungkook, supe que la batalla que se libraba en su mirada era por su hermano. Sus demonios tenían nombre, Jeongguk. Era una guerra que había desde hace años y en algún punto estalló. Fue cuando creí perder todo lo que me ataba a éste mundo, sin embargo, las pruebas de que no todo era lo que parecía se presentaban ante mí... ¿Era él? ¿No lo había perdido? ¡No! Él estaba conmigo, estuvo más cerca de lo jamás había pensado. Y mi estúpida cabeza diciéndome que aquello estaba mal y tratando de convencerme de que me encontraba enojada porque había jugado conmigo y no porque en realidad escondió su identidad de mí durante tanto tiempo siendo que podríamos haber vivido felices desde mucho antes. Seis meses sin él, fueron una tortura, comportándome como loca, siguiéndolo de lejos para no perderlo, para no extrañarlo, durmiendo con sus camisas, abrazando a nuestros "peques" cómo él les dice. Y cuando tomó cartas en el asunto y cortó con ese estúpido pedido de tiempo, mi cuerpo ardió como nunca. En sus ojos ya no había demonios, ya no había una guerra, él ya había conquistado su propio infierno y me tomaba a mi como su reina, me dejé tomar como lo que él era, un guerrero, un rey, mi rey.
Amor u obsesión, tal vez perdí el control pero hay calidez en mi corazón... Él dice debíamos pasar por todo eso para hacernos más fuertes, yo pienso que...al fin cada uno está donde tiene que estar.
- Shiri...- oigo la voz de mi hermano - ¡Ya dime! Tu esposo chicloso y pegajoso llegará en cualquier momento y no es justo, yo quiero saber primero - exigió del otro lado de la puerta.
¡Qué locura es la vida! Pero de manera hermosa y a veces macabra...
Si está historia se supiera, si el mundo conociera lo que pasó con nosotros tres, si solo se quedaran con los hechos, seríamos monstruos, un hermano mata a otro por una mujer, el asesino toma el lugar y después ambos se quedan juntos. ¡Que macabro! Pero...si tomamos los sentimientos de cada uno, las frustraciones, las angustias, penas, mentiras...es una historia de amor, pura y fuerte. ¿Quién es entonces el gemelo malo y el bueno? El secreto está en ver la historia completa y la perspectiva cambia. En ver más allá de las cosas. Muchas cosas se hicieron en el nombre del amor pero... ¿Cuántas veces se puede dar fé del verdadero sentimiento? ¿Acaso no es lo que quiere todo el mundo? Un amor capaz de todo, un amor incondicional. Así se resumía nuestra historia...
- Park Shiri...digo... ¡Ahg!...me confundí... ¡Jeon Shiri, quiero saber ya! - se quejó mi hermano sacándome una sonrisa.
- Positivo, Jimin - murmuré con una sonrisa viendo las dos líneas, Jungkook lo había hecho de nuevo, nuestra historia recién empezaba.
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Con este regalito hermoso de JeonGkx, quién siempre le ha dado amor y apoyo a esta historia (infinitas gracias, de corazón), paso a comentar que próximamente estaré publicando en mi perfil la historia no fanfic, la trama es la misma pero cambiarán algunas cositas como nombres, lugares y algunas situaciones tendrán más desarrollo. No solo ésta historia, Inténtalo Conmigo (la de Taehyung) también tendrá su parte no fanfic.
En fin.
Oficialmente, historia concluida. Quise dar un punto de vista desde la otra protagonista principal. Sus sentimientos, su punto de vista. Si bien se mantuvo claro a lo largo de la historia, siempre fue visto a través de los ojos de Jungkook.
Bueno, gracias por todo.
¡Hasta la próxima!
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El Impostor | Jeon Jungkook
FanfictionYo creo que el destino odia vernos juntos. Siempre que estoy a punto de entrar a tu cuarto o tocarte, él llega. ¡Ahg! Como lo odio. Pero creo que ésta vez la fortuna me sonríe ¿Por qué? ¡Ah! Fácil, el imbécil de tu prometido, Jeongguk, se va de via...