Encerrados

Capítulo 5

"Hola Andrea, si estás leyendo esto, supongo que los demás no se han apiadado de mí y ya estoy muerto, no llores mi muerte ya que me lo merezco, y si no hubiese sido yo sería otro y a lo mejor tú, así que prefería sacrificarme. Ya te has dado cuenta de cómo va esto, y que solo va a ganar el mejor, por lo que hermanita, quiero darte una pequeña ventaja, esta mañana leí una carta en la que me pedían disculpas por haberme traicionado de esta manera y porque todos vayamos a morir. Pero a cambio de eso me dieron también una pequeña ventaja por haberlos ayudado ya que pensaban que a lo mejor gracias a esa ayuda podía ganar. Pero también me obligaron a contar mi secreto y por eso me voy a ofrecer a contarlo. Como sabía que todos se iban a cabrear e iban a querer matarme decidí guardarme la ventaja en un lugar seguro donde puedas cogerlo y tenerla tu para tener más posibilidades de ganar. Si sigues el camino que sale de la piscina hasta donde están los pinos, encontraras una pequeña caseta en la que arriba pone un 5, está cerrada, pero detrás de ella hay un tubo que sube hasta el tejado, tienes que cavar debajo del tuvo y allí encontraras una pistola que contiene dos balas, úsalas con cabeza, porque no sé dónde están las demás. Por cierto en el hoyo donde está la pistola también encontraras una llave, es la del cobertizo 3, ahí podrás esconderte si todo se pone muy mal. Mucha suerte hermanita, yo sé que tú puedes con toda esta gente y puedes ganar. Te quiero, no me olvides nunca. Firmado: Carlos."

Guillermo terminó de leer la carta que supuestamente era para Andrea y se alegró de no habérsela dado ya que ahora el poseía esa preciada ventaja que podría usar cuando quisiera y que seguramente le valdría para ganar aquel apestosos juego. Era ya de noche decidió irse a dormir y levantarse pronto, cuando los primeros rayos de sol salieran a buscar la pistola.

La casa estaba muy silenciosa, y todos durmiendo, menos Silvia que no podía dormir porque todavía estaba en shock y no se creía la situación en la que se encontraba, así que decidió salir a dar una vuelta ya que no le tenía miedo a nada y si la pasaba algo pensaba que así se reuniría antes con su padre. Decidió salir e investigar los grandes pasillos de la enorme mansión.

Silvia había recorrido todos los pasillos de la mansión, incluso el oscuro garaje que había debajo de la casa en el que lo único que encontró fue polvo. Se había rendido y estaba sentada en la gran biblioteca rodeada de libros llenos de polvo como si no se hubieran limpiado en años. Era todavía pronto, las 8:30 de la mañana, los demás seguían durmiendo, no había ni un minúsculo ruido en la casa a parte de los crujidos de las paredes de madera. Estaba mirando a todos los rincones de la biblioteca, y como se aburría y no tenía otra cosa que hacer decidió buscar un libro para leer. En los estantes de la parte derecha hubo un libro que le llamo la atención, estaba en el centro de la estantería, y a diferencia de los demás, no estaba cubierto de polvo, como si hubiese sido usado recientemente, decidió coger ese libro pero cuando fue a tirar de él se abrió una pequeña escotilla en el suelo y se dio cuenta de que era una entrada secreta. Sacó la linterna que tenía en el bolsillo de cuando había estado en el garaje y decidió bajar.

Justo cuando se disponía a bajar escuchó un ruido de pasos bajando las escaleras de los dormitorios, por lo que cerró la escotilla de golpe y se puso a disimular que buscaba un libro. Miro hacia la puerta a ver quién bajaba y vio que era Guillermo que se dirigía hacia la puerta de entrada. El, la vio y asustado porque iba en busca de la pistola y no quería que le pillaran dijo:

-Hola Silvia, buenos días, que, ¿Qué haces aquí?

-No podía dormir y estoy buscando un libro para pasar el rato- Contestó ella también disimulando- ¿Y tú, que haces tan temprano?

-Yo, voy a salir a correr, estamos pasando cosas muy extrañas y correr me quita el estrés- Respondió

-Vale pues no te entretengo más, pásalo bien- Le dijo para que se fuera y ella seguir investigando.