XI

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Narra Harry

No me puedo sentir más ridículo, sencillamente es imposible, he llegado al límite de ridiculez posible. Pero yo mismo me la he buscado, y debo volver a la casa de Malfoy.
Así que cuando salgo de casa la noche acaba de entrar, y los últimos rastros de sol alumbran ya sin ganas en el horizonte. Me giro para ver el antiguo refugio de la Orden de Fénix desaparecer entre las demás casas del vecindario. En la calle no hay ningún muggle, así que monto en la escoba y me dispongo a empezar mí viaje. Pero algo llama mí atención. Un imperceptible cambio en el aire eriza los vellos de mí nuca, y el viento fresco se detiene momentáneamente. Tanta quietud despierta mí estado de alerta, y toco la varita en mí bolsillo. Puedo sentir que algo anda mal, algo no cuadra en la imagen de la calle, pero debo irme antes de que la completa oscuridad me rodee, así que inicio mí vuelo, no sin sentir que algo viene detrás de mí.

Para cuando llego a la casa de Malfoy, el aire ha despejado toda alerta en mí. Pero cuando me acerco a la entrada una nueva sensación se despierta en mí, y siento mí estómago cosquillear por la ansiedad.
Golpeo la puerta con fuerza. Nada.
Vuelvo a golpear. Nada.
Cuando me dispongo a golpear por una tercera vez la puerta se abre de golpe, y deja a ver a Draco con un pantalón oscuro y la camisa cayendo despreocupada sobre él.

-Draco... -lo único que puedo decir es su nombre. Pero es que luce tan sensual y hace que el hormigueo en mí estómago se intensifique

-¿Que quieres Potter? -trate de responder pero no pude, y el volvió a hablar- estoy empezando a pensar que no puedes vivir sin mí.

La malicia en sus ojos me vuelve a la realidad, y meto la mano en mí bolsillo para sacar la nota firmada por el ministro. Se la extiendo y él la lee.

-¿Asi que ahora se supone que debo recibirte en mí casa para que me vigiles? -su rostro es inexpresivo, y yo solo quiero besarlo- es lo más desagradable que me han pedido que hiciera, pero ¿Cómo desobedecer a las órdenes de su majestad y su bufón?

-No tengo intenciones de estar cerca tuyo Malfoy -mentiroso- solo me envían para asegurarse de que no ayudes a tus padres.

-¿Que se siente pasar de "salvar al mundo mágico" a vigilar a magos corrientes? -suena enojado, pero sé que solo está herido.

-No tengo que responder a tus provocaciones, son órdenes del ministerio y no te puedes negar, así que déjame pasar.

Con una sonrisa burlona se desliza a un costado de la puerta y me permite pasar. Una vez dentro de la sala lo escucho cerrar la puerta y acercarse a mí.

-Me temo que deberás dormir en mí habitación, Potter -su voz suena entrecortada y me giro a mirarlo.

-Ni en sueños -Respondo rápidamente.

-Es lo menos que puedes hacer por mí, si los cuadros te ven le contarán a mí madre, y no quiero preocuparla, ya tiene suficiente.

Suena sincero, y en lo único que puedo pensar es en su madre aquella noche en el bosque encantado, y asiento. El me dedica una mirada de conformidad y vuelve a distanciarse de mi. Lo veo avanzar hacía la escalera y lo sigo mientras saco mí capa de la mochila. Ambos subimos juntos y cuando entramos a su habitación me quito la capa y el me mira con ojos indiferentes.

-¿Puedes girarte? Debo cambiarme para dormir -le digo mientras avanzo hacía el sofá contra la ventana.

Él no me responde, pero se da vuelta mientras juguetea con su anillo. Saco la remera de quidditch que me dió hace un par de noches, me la pongo rápidamente y me siento en el sofá. El se gira y me mira un momento.

-¿Cuanto tiempo estuviste en el bosque? -Su pregunta me toma desprevenido y lo miro confundido- sabes a qué me refiero

-Desde que construiste el puente -respondo mirando hacia la llama que arde en la chimenea.

-¿Por qué no me hablaste cuando me viste pasar? -su voz suena como un reclamo.

-Porque parecías feliz con ella.

No entiendo a dónde quiere llegar, pero estoy seguro de que lo que veo en sus ojos roza el dolor. No puedo decirle que me gusta, porque ni siquiera estoy seguro de que sea así. Sé que lo deseo, sé que me duele cuando me mira con frialdad. Pero no sé si me gusta, no puedo saberlo, y tampoco me lo permito.

-Harry... -su voz se entrecorta.

-Lamento no poder seguir hablando -mi voz sale casi sin que lo quiera- pero has sido un día largo y me gustaría dormir.

Sus rostro se tensa, y se limita a asentir. Me acuesto en el sofá y me giro para darle la espalda, no hay nada que necesite más ahora que evitar ver sus ojos rendidos a la espera de cosas que no puedo darle.

Siempre haz sido tú [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora