Harry
Cuando salgo de la casa de Malfoy la noche está instalada completamente. Un silencio inquietante me rodea, demasiada tranquilidad resulta tenebrosa. Me envuelvo con la capa y corro hasta el lugar donde dejé escondida mí escoba, suspiro más tranquilo al ver que sigue ahí. Me subo en ella y acomodo con cuidado el frasco y las hojas en el bolsillo de mí sudadera, sin dudas le debo una. Me elevo con la escoba tratando de cubrir lo más posible con la capa, aunque sé que si hay morgifagos ahí afuera no les costará verme.
Cuando atravieso el gran muro que separa la casa de los malfoy del resto de la civilización, me vuelvo para mirar hacia la mansión, la luz de su habitación sigue encendida. Hoy besé a Draco Malfoy. Trato de repetirmelo mentalmente pero no logro creermelo, ni entender porqué lo hice. Tengo mí novia, que es preciosa y me ama y... Ni siquiera me gustan los chicos, pero ahí está ese cosquilleo en mí estómago cuando recuerdo sus manos en mí cabello. Trato de espabilarme y aprieto con fuerza la varita en mí mano, sonrio al recordar que pertenecía a Draco.
Luego de por lo menos unas dos horas de viaje, finalmente llego a Londres, la ciudad está cubierta por espesas nubes así que no debo preocuparme demasiado porque alguien me vea. Cuando llego a la cabina me bajo de la escoba y la meto en la mochila que Hermione hechizó para mí y entro. Es raro volver a entrar como un visitante después de tanto tiempo, pero no tengo deseos de ir hasta una chimenea, por algún motivo solo tengo ganas de estar acurrucado en algún lugar donde pueda sentirme a salvo del mundo. Ingreso el número 62442 y escucho un crujido y luego la voz de una mujer pidiéndome que especifique mí nombre y el motivo de mí visita.-Harry Potter, Auror. Reunión urgente con el ministro de magia -digo en voz alta.
El ascensor empieza a descender y aferro con fuerza mí mochila en la espalda. Volver al ministerio no fue fácil las primeras veces, demasiadas cosas pasaron aquí como para que no se me revuelva el estómago cada vez que atravieso los pasillos. No puedo dejar de culparme por la muerte de Sirius, se que solo era un niño en ese entonces y hubiera resultado muy difícil no caer en la trampa de Voldemort, pero podría haber intentado bloquearlo de mí mente. Pero lo dejé entrar una y otra vez. Y los dirigí a una emboscada. Y Bellatrix mató a mí padrino.
Y yo besé a su sobrino.
Aprieto la mochila con fuerza. Siento rechazo de mí mismo.
El ascensor se detiene y me saca de un tirón de mis pensamientos. La puerta se abre y salgo la planta principal. El ministerio es mucho más tranquilo desde que Voldemort fue derrotado, pero en este horario parece casi desértico. Antes de disponerme a cruzar observo el lugar como si nunca antes lo hubiera visto, pero detengo mis ojos en la gran pintura que cuelga en la pared. El mural cubre casi toda la pared izquierda, y desde el se muestran sonrientes la mayoría de los magos que murieron en la lucha contra Lord Voldemort.
Camino lentamente y me paro frente al centro de la pintura; los miembros de la Orden de Fénix están parados detrás de un gran sillón, mis padres abrazados y Sirius tiene la mano apoyada en el hombro de Lupín mientras él abraza a Tonks, los padres de Neville ríen detrás de ellos, ojoloco mira serio hacia mí y Fred y Cédric sonríen con alegría a su lado. Dobby está sentado una esquina del sillón en un intento por demostrar que las cosas cambiaron, que la guerra no fue en vano, y a su lado Dumbledore me mira con una sonrisa. Lleva puesta una túnica dorada que lo hace lucir magestuoso y me pregunto si le hubiera gustado que lo pintaran así, casi como a un rey; en su hombro descansa la mano de Snape que está parado a su izquierda y lo mira con la alegría impresa en su rostro. A los pies de Dumbledore, con grandes letras doradas se lee: "en homenaje a todos aquellos que murieron por derrotar el mal. Siempre estaremos agradecidos, y los recordaremos como héroes".
Se me encoje el corazón y siento los ojos húmedos, me paso la mano y seco las lágrimas rápidamente. Sé que no murieron por mí, murieron porque sabían que era necesario sacrificarse para vencerlo, pero aún así la culpa me consume por dentro cada vez que los recuerdo, cada vez que recuerdo el brillo de sus ojos llenos de vida, la forma en que se fueron.
Camino a paso rápido por delante de los cientos de magos que sonríen desde la pintura y entro en el ascensor hecho un remolino. Cuando llego al piso del ministro y personal de apoyo y el ascensor se abre y me encuentro con una Hermione horrorizada que al verme se abalanza sobre mí para abrazarme
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Siempre haz sido tú [Drarry]
FanficDos años después del fin de la segunda guerra mágica, Draco está perdido en el laberinto de su propia mente. Atrapado en una casa oscura, que guarda demasiados secretos, siente que su vida sigue demasiado ligada al pasado como para permitirle avanza...