Después de unos segundos pensándolo, decidí mensajear a Rubén y Manuel. Al cabo de dos minutos recibí respuesta de los dos. Ambos podían.
–Adiós cariño, vuelvo en un rato –saludé a Kira mientras tomaba las llaves y salía por la puerta.
[...]
Me recargué sobre la silla desabrochando el botón de mi pantalón
–Estoy llenísimo –dije
–Joder, hace mucho no comía de esta manera –respondió Rubén abanicándose con su mano.
–¿Pero ya os habéis llenado? –Manuel rió–. Es que son dos pares de niñitas.
–Pero que dices si tú comiste la porción de un pájaro, claro que vas a seguir con hambre.
–Cállate.
–Que te calle Mangel –respondió Rubén
–Venga ya, terminad con el roleo que no estamos en Karmaland –reí Mientras seguía escuchando su discusión sobre Mangel, sentí mi móvil vibrar incontrolablemente. Al encenderlo vi como llovían los me gustas en mis fotos. No tuve intensiones ni me llamo la atención el ver su perfil que terminé bloqueando al usuario. Me resultaba incómodo tener esa notificación llegandome a cada instante.
Al ver que aquellos dos seguían, decidí cambiar la conversación.
–¿A ustedes les llegó la invitación del evento de YouTube?
Ambos escucharon mi pregunta y asintieron
–Si, lo recibí hace una semana.
–Yo igual –dijo Manuel–. Todavía no sé que llevar puesto, y es pasado mañana.
–Apuesto que se te ocurrirá algo –respondió Rubén y con el ceño fruncido y tono antipático prosiguió– O puedes preguntarle a Mangel.
Reí ante el comentario–. Ya basta, mejor pidamos la cuenta –miré mi reloj–. Ya es tarde y no quiero dejar a Kira mucho tiempo sola.
–Vale, vamos.
Pedimos la cuenta, pagamos, y al pasar por la puerta del restaurante había un pequeño recibidor con espejo. Ambos se quedaron viéndose en él, haciendo caras y acomodándose los atuendos que llevaban puestos. No se me ocurrió mejor idea..
–Vengan, pónganse para la foto–dije con el móvil en modo cámara y haciendo pose random, la saqué.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Llegué a casa totalmente agotado. Saludé a Kira, me puse el pijama y me fui directamente a la cama, no sin antes darles las buenas noches a mis seguidores por twitter. No quiero despertarme otra vez y ver sus tweets sobre que no pudieron dormir bien porque no los saludé.
Dejé mi celular de lado y cerré mis ojos para conciliar el sueño.
