Parte 7

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Es un capítulo corto, pero espero les guste. Agradezco montones a las personas que siguen leyendo esta historia, prometo que no dejaré de escribirla hasta que tenga un final, espero que en el proceso no pase tanto tiempo. Asimismo, leeré atenta cualquier comentario. 

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Una vez que cortó la llamada, instintivamente posó su mano sobre su labio y volvieron a retumbar las palabras del Uchiha, 'tú eres mía'.

- ¡Te odio, Sasuke! – lo decía mientras tiraba su teléfono hacia la cama.

Caminó en su habitación tratando de calmarse; al sentir que esto no surtía efecto, decidió que un baño caliente le ayudaría a poner en orden sus ideas. Una vez en la tina, cerró los ojos y se sorprendió a sí misma pensando en el último beso que hacía unos instantes había recibido, un beso inesperado y cargado de pasión; abrió los ojos con asombro y se dio cuenta que había sido un año entero de sólo miradas y besos dulces, de formalidades y apariencias; sintió una electricidad recorrer su piel al recordar las palabras de su prometido '...espero ansiosamente el momento en que seas mía...', en ese mismo instante dudó que el Hyuga fuera un 'insípido aburrido'; salió apresuradamente de la tina y se cambió, ya que no iba a esperar ni un segundo más para averiguarlo.

Salió envuelta en una bata sutil por el pasillo; caminó hasta quedar enfrente de la puerta de la alcoba de Neji, tocó discretamente un par de veces, tratando de no provocar un alboroto. Se abrió la puerta y pudo distinguir cómo el joven tenía una mirada de asombro al ver que detrás de ésta se encontraba su prometida. Ella distinguió a su vez cómo llevaba la camisa medio abotonada y medio abierta en la parte superior y el cabello algo desaliñado; le sorprendió puesto que nunca lo había visto así antes y siendo sincera consigo misma, esto le despertaba algo que la hacía arder por dentro.

- ¿Karin, te encuentras bien? – preguntó algo preocupado el castaño al verla tan inesperadamente. Ésta en contestación pasó a su habitación sin decirle más y se prendió a sus labios; lo abrazó con fuerza por el cuello e intensificó su beso. En respuesta, el Hyuga cerró la puerta y la aprisionó contra ella, la rodeó por la cintura atrayéndola hacia sí. La pegó a su cuerpo y sin pensarlo la tomó de las caderas para cargarla. La pelirroja aprovechó para rodear con sus piernas la cadera del joven, era la primera vez que podía sentirlo tan cerca. Durante todo el tiempo de noviazgo y compromiso, el ojiperla se había prometido respetarla; aunque a estas alturas, dudaba que pudiera seguir cumpliendo esa promesa; abrió la bata que cubría a su prometida y no pudo evitar dejar escapar el aliento, al verla en tan sutiles prendas que dejaban sólo lo justo a la imaginación. El joven estaba seguro que había elegido a su futura esposa por ser una mujer educada, inteligente, fuerte y hermosa, pero aún no se le pasaba por la cabeza lo sexy que también era. Haciendo uso de su último atisbo de cordura le preguntó - ¿Estás segura?

La pelirroja lo miró fijamente a los ojos, y terminó de desabrochar su camisa.

- Ya no quiero, ni estoy dispuesta a esperar más, Hyuga.

Éste volvió a besarla, esa mujer era fuego y él estaba seguro que quería quemarse en ella. 

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