Cap. 4

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-No te ves contenta de verme- Frunció el ceño dudoso de mi expresión, pues cómo no, estaba decepcionada, decepcionada de que mi deseo no haya sido como yo esperaba

-Sigo sorprendida de tu visita- Contesté tratando de forzar una sonrisa, pero mis emociones estaban decaídas, joder, no debería de sentirme así, es mi mejor amigo.

Éste solo rascó con su uña índice la taza que estaba envuelta en ambas manos, como si así retuviera el calor que emanaba el café.

-No, tu rostro demuestra disgusto-

-¿Qué? Claro que no- esta vez mostré una sonrisa sincera mientras tomaba sus manos venosas y colosales -Te extrañé demasiado, Tae-

Mis palabras fueron suficientes para llenarlo de alegría, claro que lo extrañaba, pero no puedo fingir que esperaba más por la visita de Min YoonGi.

Kim Taehyung, remitente de los mensajes de texto que una vez me ilusioné por pensar que era otra persona. Después de un largo viaje de trabajo él había decidido regresar a su ciudad natal y convivir con su amiga en la misma cafetería que solíamos visitar en nuestra vida universitaria.

Sé que es cruel sentirme triste por su compañía, pero por más enfermizo que sea yo anhelaba a YoonGi, mis emociones son dependientes del mencionado y eso es problemático. Sin embargo, Taehyung es mi amigo y no debo pensar en esta tragedia, no en su presencia.

-Tres meses fuera de esta ciudad me hicieron mal- Confesó suspirando, no se notaba deprimido, pero tampoco satisfecho

-¿Por qué?- Inquirí preocupada

-Estuve muy lejos de mi familia y... Han ocurrido muchas cosas- Parecía algo serio, jamás se encuentra cabizbajo, sin embargo, se siente un aire cansino de su parte, es preocupante, sí que lo es.

-¿Qué clase de cosas?-

-Ya sabes, dramas, tragedias, paranoias-

-Tú eres una dramaqueen así que lo puedes manejar, ¿No?- Traté de bromear para borrar ese desánimo en sus ojos

-Me ha ido muy bien en mi empleo, aunque fue muy duro logré ascender un puesto-

Vaya, nada más que impresionante, yo logré quemar mi reputación y eso que apenas llevo dos meses trabajando en ese triste edificio.

-Wow, te felicito. ¿Y conseguiste colarte en un antro gay?- Pregunté

Suspiró aún más pesado, tal vez toqué el punto que jamás debió ser tocado, esta vez se tornó un poco molesto

-Algo así, yo...-

Hizo una pausa, esa maldita pausa intrigante.

-¡Ay, ya dime!-

-He estado saliendo con un chico-

Tosí sin pensarlo, a pesar de no tener nada más que mi propia saliva en la garganta me ahogué de la sorpresa. En tan solo unos meses las cosas habían pasado muy rápido, todos han logrado metas que culminaron en su vida profesional, pero también en la intimidad. Sin embargo, soy la única perdedora que está metida en papeleos hasta el amanecer.

Después de haberme recuperado de mi posible muerte a causa de la saliva lo miré detenidamente para comprobar la veracidad de sus palabras

-¿Quién?- Pregunté una vez más

-No es de aquí, lo conocí en un bar y desde que nos miramos sentimos el click-

¿El click? Desde adolescente siempre hablaban del click, no sé por qué lo denominaron de esa forma, tal vez es solo una onomatopeya estúpida que muchos se imaginan al conectar miradas, un ñoño "click". Lo mismo de las mariposas en el estómago, puede que sea una mala digestión o acumulación de gases, pero no, en el romanticismo tenían que existir seres vivos rondando en la cavidad estomacal.

Cartas a mi viejo amigo (2da temporada. MYG) [PAUSADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora